Una prueba a la que asisten cientos de ciclistas y corredores cada año y que utiliza el nombre de la ciudad y su entorno para celebrarse no puede permitirse un descrédito como
No entro a cuestionar los 26 euros que cobra la empresa por inscribirnos, ni la imagen de marca que ofrece un patrocinador como Orbea, que prové unos calcetines de ciclismo y unos folletos de sus bicicletas a quienes asisten a la prueba. Si no la humillación que sufre el deportista en su esfuerzo: Salida a las 13 horas con 25 grados para hacer 25 kilómetros de montaña y 800 metros de desnivel hasta el Gilillo; falta de señalización kilométrica; avituallamientos sobre el capot de un panda o en la misma carretera (no entraremos en la falta de frío para alimentos perecederos); duchas para los corredores en las afueras del pueblo y mucha banderola Orbea; eso es la “business trail” de Cazorla.
Voluntarios al sol, sin el más mínimo material sanitario ni la cualificación para asistir a un accidentado. Una organización que no coge el teléfono para recoger a un corredor lesionado,ni garantiza la seguridad de los participantes, no puede seguir conchabándose con un Ayuntamiento para jugarse al azar la salud de quienes buscan en el deporte algo distinto al negocio.
Marcos Muñoz, publicado en Diario Jaén (9, Jun 10)