Ver Verona, mucho más que Romeo y Julieta en un mapa más grande
La segunda ciudad más monumental del Véneto (tras Venecia, claro) está construida en un pronunciado meandro del río Adigio. Tiene 260.000 habitantes y es una de las siete capitales de provincia vénetas. Ya desde tiempos de los romanos era un nudo de comunicaciones importante y hoy sigue teniendo una situación geográfica envidiable: a sólo 30 quilómetros del lago de Garda, a medio camino entre Venecia y Milán, rodeada por una agradable campiña y no lejos de la preciosa región montañosa de los Dolomitas. Posee aeropuerto internacional. Además, su pequeño tamaño hace que se pueda recorrer a pie y conocer sus principales monumentos y lugares de interés en una sola jornada. Eso mismo es lo que vamos a hacer nosotros ahora.
Estatua ecuestre de Víctor Manuel II, rey de Italia, en la plaza de la Bra'
Verona tiene más de 2.000 años de antigüedad, pero su época de apogeo la alcanzó entre los siglos XIII y XIV, bajo el dominio de la familia Scaligeri. En esa época extendió su dominio por la región del lago de Garda y rivalizó con otras ciudades-estado vecinas. En 1405 cayó en poder de la Serenísima República de Venecia, a la cual estuvo unida hasta su disolución en 1797. Desde entonces siguió el mismo destino que toda la región del Véneto: ocupación napoleónica, dominación austriaca hasta 1866 y posterior adhesión al Reino de Italia. En el siglo XVI vivió el hijo más ilustre de la ciudad, Paolo Caliari, llamado Veronés, uno de los grandes maestros de la pintura universal.El anfiteatro de Verona (l'Arena) en la plaza de la Bra'
Un buen lugar para comenzar nuestro recorrido por la Verona monumental es la plaza de la Bra', punto de unión entre la ciudad antigua y la nueva, justo al interior de la muralla medieval. Esta muralla presenta almenas con forma de cola de golondrina, típicas de las construcciones de los Scaligeri. El nombre de esta plaza proviene de braida, palabra de origen germánico que significa explanada. Antiguo lugar de mercado, hoy es la mayor de la ciudad. Tras atravesar la puerta de la muralla, a la derecha vemos el Palacio de la Gran Guardia (antiguo acuartelamiento de la Guardia Ducal veneciana y hoy palacio de exposiciones) y el Palacio Barbieri (hoy ayuntamiento), ambos algo mastodónticos. A la izquierda, una hilera de cafés con terrazas de aire muy italiano. Es una plaza extraña de forma irregular que parece haber sido urbanizada sin ninguna planificación.Plaza de las Hierbas. En primer término, la Columna del Mercado
Media plaza la ocupa una zona ajardinada presidida por la estatua del rey Víctor Manuel II a caballo (¿alguien conoce una ciudad italiana que no tenga una estatua ecuestre de este monarca?). Detrás, la otra mitad de la plaza la ocupa el anfiteatro (l'arena). De finales del siglo I, fue uno de los mayores del Imperio y tiene 44 hileras de asientos y capacidad para 25.000 espectadores. No es realmente atractivo, y menos en verano, cuando se habilita para representaciones líricas y se llena de elementos extraños. Hay que pagar para entrar y su interior decepciona si uno lo encuentra lleno de hierros y focos, si bien desde la última grada se obtienen estupendas vistas panorámicas. A la izquierda del anfiteatro comienza la calle de Giuseppe Mazzini, una estrecha vía llena de comercios y turistas (ojo con los carteristas, estamos en Italia...) que nos llevará directamente al corazón del casco antiguo.La Columna de San marcos y el palacio Maffei en la plaza de las Hierbas
Desembocamos en la preciosa plaza de las Hierbas (piazza delle Erbe), antiguo foro romano, hoy llena de animación los días de mercado. Es muy alargada y está rodeada de edificios antiguos de gran encanto entre los cuales destaca el barroco Palacio Maffei, en el extremo opuesto a nuestro punto de llegada. En el interior de la plaza se alinean la Columna del Mercado, el Capitello o Tribuna -desde la cual se leían los decretos y sentencias- la fuente de Madonna Verona -una diosa romana que representa a la ciudad- y la Columna de San Marcos, símbolo de la República de Venecia. En un lado de la plaza vemos un arco; lo atravesamos y llegamos a otra plaza.Palacio del Comune (dcha.) y Palacio del Tribunal (izda.) en la plaza de los Señores
Estamos ahora en la plaza de los Señores (piazza del Signori). Mucho más tranquila que la anterior, no es menos interesante. La rodean grandes palacios institucionales: a la derecha el palacio del Comune o de la Ragione (siglo XII), con una alta torre de remate octogonal (la torre de los Lamberti, con mirador abierto al público y estupendas vistas); un arco lo une al Palacio del Tribunal. En el lado izquierdo, porticada, la Lonja del Consejo (Loggia del Consiglio), del siglo XV. Enfrente, el Palacio del Gobierno (siglo XIII), con las inconfundibles almenas de cola de golondrina, residencia de los señores Scaligeri y, en el periodo veneciano, de los podestà (primer magistrado de la ciudad). En el centro de la plaza, una estatua de Dante Alighieri, y al fondo, otro arco que nos permite pasar a una tercera plazuela.Lonja del Consejo y estatua de Dante Alighieri en la plaza de los Señores
En este curioso lugar se encuentran las Arcas Scalígeras (Arche Scaligere). Los señores de Verona mandaron edificar sus sepulcros a muy pocos metros de su palacio, entre éste y la iglesia de Santa María la Antigua. Se trata de varios mausoleos góticos rodeados por una balaustrada de mármol con una verja de hierro forjado. La iglesia es románica y sobre su portada está la tumba de Cangrande I. Desde allí podemos callejear en dirección al Adigio, pasando por la interesante iglesia de Santa Anastasia.Las Arcas Scalígeras (izquierda) y la iglesia de Santa María la Antigua (derecha)
Varias callejuelas desembocan en la ribera del río, una calle peatonal que con su balaustrada de piedra forma un largo mirador sobre las aguas. Las vistas son magníficas, así como también desde el Puente de Piedra hacia las dos orillas. En la opuesta, las ruinas del teatro romano y una pequeña colina con palacetes flanqueados por cipreses. Desde lo alto de ella tenemos quizá las mejores vistas de la ciudad, pues en el mismo panorama podemos ver todo el casco antiguo y el río rodeándolo, mientras que desde la torre de los Lamberti lo vemos todo, pero en una visión de 360º. En cuanto al puente, situado en en centro del meandro, es romano y fue destruido en la II Guerra Mundial. Su reconstrucción duró más de veinte años con las propias piedras recogidas del lecho del río.El río Adigio y la margen izquierda
Desde el puente se ve el blanco campanario de la catedral. Nos dirigimos hacia ella por el tranquilo Barrio de los Canónigos. La catedral de Verona no es de las más admiradas de Italia, pero merece más fama que la que tiene. Presenta una armoniosa mezcla de estilos: el presbiterio es románico, las naves góticas, la portada románica lombarda y el campanario renacentista. El exterior es más bien austero, no así el majestuoso interior cuyas bóvedas se sostienen con pilares de mármol rosa. Los muros laterales están decorados con magníficas capillas (en realidad grandes hornacinas rodeadas por pinturas al fresco que cubren gran parte de los muros); la primera de la izquierda es una asunción del gran Tiziano. El presbiterio está cerrado por un magnífico cancel de mármol obra de Sanmicheli.Interior de la catedral de Verona
Nuestro paseo nos habrá consumido la mañana. Después de reponer fuerzas podemos pasar la tarde saliendo del casco antiguo para llegar a otros dos puntos de interés más al oeste. En primer lugar, la fortaleza Castelvecchio, del siglo XIV, que hoy acoge un magnífico museo que atesora obras de los mejores pintores veroneses y vénetos, como Mantegna, Veronés, Tiépolo, Tintoretto, Guardi... El Castillo está unido al bonito puente Scalígero. Seguidamente podemos desplazarnos hasta la basílica de San Zenón el Mayor, una de las mejores iglesias románicas del norte de Italia. En el precioso exterior destacan las espléndidas puertas de bronce con relieves y la estatua de san Zenón (patrón de la ciudad) en el tímpano. En el interior, una alta y austera nave central nos dirige al presbiterio, donde encontramos un tríptico, obra maestra de Mantegna. Podemos terminar saliendo al pequeño claustro románico.Capillas laterales de la catedral de Verona
En Verona quizá veamos a mucha gente que dirige sus pasos a ver la casa de Julieta y la tumba de Julieta. Como es obvio, ambas son falsas, y la primera además es un monumento al mal gusto. Es el patio de un palacete gótico donde se ha colocado una estatua de una mujer (supuestamente Julieta) a la que le han desgastado un seno de tanto sobarlo, porque dicen que da suerte para ligar. Ridículo... El recinto está lleno de hordas de bárbaros que han llenado los muros de pintarrajos y chicles, y cómo no, la inevitable tienda de recuerdos. Una patraña cutre montada para aprovecharse de la ingenuidad de la gente, que es mucho mayor de lo que cabría esperar en pleno siglo XXI. Algo que una ciudad de la categoría de Verona ni necesita ni merece. Pero nosotros, personas inteligentes y cultas, enemigas de la mentira, la superstición y el mal gusto, habremos obviado esta vulgaridad y pasado un estupendo día disfrutando de esta encantadora ciudad y sus bellezas artísticas, que le valieron en el año 2000 el ser declarada patrimonio de la Humanidad. Texto y fotos © LAGARTO ROJO Permitida su reproducción previa autorización y siempre que se cite su procedencia.Para más información:http://www.comune.verona.it/turismo/Passeggiando/ItinerarioA/index.htm
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