Verónica. El caso Vallecas según Paco Plaza.

Publicado el 22 agosto 2017 por Criticasen8mm @Criticasen8mm
Título original:
Verónica
Año:
2017
Fecha de estreno:
25 de agosto de 2017
Duración:
105 min
País:
España
Director:
Paco Plaza
Reparto:
Sandra Escacena, Bruna González, Claudia Placer, Iván Chavero, Ana Torrent, Consuelo Trujillo, Sonia Almarcha, Maru Valdivieso, Leticia Dolera
Distribuidora:
Sony
Paco Plaza es un cachondo. Lo demostró cuando cogió las riendas en solitario de la franquicia [Rec] en la dicharachera y divertidísima tercera entrega [•REC]³: Génesis, precuela con la cual rompió el tono de las anteriores películas. Y lo corrobora con Verónica, una aproximación al cine de terror más primigenio -el de las presencias y posesiones demoníacas- sin perder nunca de vista su sello personal. Porque Plaza jamás olvida los puntos de humor que, en Verónica, sobre todo, derivan de la inocencia y candidez de los niños aunque, también, de algunas elecciones formales como el grito transicional que abre la película.
Verónica se inspira en el conocido "caso Vallecas" ocurrido a principio de los años 90 en el que una adolescente muere unos días después de haber practicado una ouija con unas compañeras de clase. La chica y su familia notaban presencias a su alrededor, fenómenos paranormales de difícil explicación -armarios que se abren solos, manchas en la mesa... - que la policía recogió en su informe policial siendo éste el único caso donde un inspector de las fuerzas de seguridad admite haber encontrado actividad paranormal en su investigación.

Partiendo de este hecho real, Verónica comienza con la policía personándose en el domicilio familiar de Verónica para observar lo sucedido. Después, un flash-backpara contar al espectador cómo hemos llegado a esta situación. Verónica (Sandra Escacena), una estudiante de COU, es amante de lo oculto – cuánto daño hicieron los coleccionables por fascículos de la época. Cuida de sus tres hermanos pequeños mientras su madre (Ana Torrent) atiende el bar que regenta. Un día realiza una ouija con unas compañeras para contactar con su padre fallecido. Desde este momento, unos entes fantasmales y diabólicos la perseguirán, a ella y a sus hermanos, con un acoso creciente y cada vez más peligroso para sus vidas.
Un filtro granulado nos transporta en lo visual 25 años atrás. La música, con Héroes del silencio por bandera, también. Y la elección de su canción Hechizo no es casual pues su letra evoca esa mezcla entre realidad y alucinación donde habita Verónica, una cuenta atrás hacia la locura de la posesión. Un descenso a lo oculto, a lo demoníaco, del que también da parte el papel del cosmos omnipresente que, aunque parece querer dar una explicación, en realidad, no termina de aportar la suficiente carga simbóloca ni coherente con el relato clásico de posesiones. Dejando atrás razonamientos y conexiones metafísicas, las decisiones formales de énfasis en eclipses, estrellas y distorsiones lumínicas son una manera de estilizar visual y psicológicamente la obra, de cargarla de una teórica profundidad que, en la práctica, está vacía, etérea, sin cuajar.

No obstante, Verónica sí posee otros significados que ya nos han mostrado otras películas de género anteriores con adolescentes. La protagonista tiene su primera menstruación durante la película, momento que marca la transición a la adultez, y Plaza juega con ello para "endemoniar" a la protagonista, para hacerla madurar y crear una conexión con los eventos paranormales de su vivienda. Los ejemplos en el cine de terror con la primera regla como detonante de sucesos inexplicables los tenemos en Carrie y en la más emparentada por el tono con Verónica, Ginger Snaps – ésta última con el licantropismo como metáfora de la pubertad y un sangriento despertar sexual.
Los puristas del género de terror no van a poder evitar pensar en la ridiculez de los insertos cómicos -ay, esa monja ciega...- como ya sucediera con [•REC]³. Pero es que Plaza no persigue apegarse al género en el sentido clásico y serio. Sí, al final Verónica es harto convencional en cuanto a la trama de posesiones, con su punto de vista adolescente y acaba cayendo en algunos efectismos de sustos y sonidos con la representación física del ente acosador. ¿Que si hubiera jugado a la sugestión en vez de mostrar al demonio -algo similar a lo conseguido por James Wan en Expediente Warren- hubiera conferido un aura más terrorífica al dejar volar la imaginación del especator?. Pues sí. Pero no era su intención. Plaza se divierte con el público a quien aterroriza y contenta a partes iguales. Se agradece, además, la ausencia de primeros planos del demonio a pesar de las subidas de volumen y sustos fáciles premeditados.
7/10