Bromas aparte, la cuestión del pelo de Veronica era bastante seria. Decenas de miles de chicas imitaron su corte de pelo, lo cual no tendría nada de malo de no ser porque muchas de ellas estaban empleadas en la industria armamentística de la época. El famoso peinado, que le tapaba casi media cara, era conocido como peek-a-boo (o peekaboo) a causa del juego infantil denominado aquí cu-cu tras-tras y provocaba que la melena de las operarias quedara atascada una y otra vez en las diversas máquinas con la consecuente pérdida de tiempo y dinero y, por supuesto, poniendo en riesgo la integridad física de las trabajadoras.
El Departamento de Defensa estadounidense realizó una petición formal a la Paramount para que "solicitase" a Veronica que cambiara su manera de peinarse, al menos hasta que llegara el final de la guerra. En 1943 la estrella apareció en uno de los newsreels propagandísticos que se proyectaban antes de las películas mostrando su nuevo recogido capilar. Problema solucionado.