Cuando se que voy a ver una película denominada “Serie B” siempre espero ver algo desastroso, cutre y que a las naves espaciales se le vean los hilos; por eso me sentí tan raro al ver esta película; ¿un mensaje de desigualdad protagonizado por un musculitos y con villanos con malos maquillajes?, debo admitir que me chirrió, no lo pude evitar. Más allá de que a manera personal el mensaje de los pobres son buenos y los ricos son muy malos me parece muy trasnochado (en este momento los lectores de este blog que son de Podemos han apagado el ordenador) , sigue siendo un tema profundo de analizar y duro de tocar; por eso al final no se si analizarla como una comedia profunda o un drama ligero (...o solo como una película de Serie B).
Lo que desde luego logra a la perfección es lograr ese entorno ochentero tardío, con vaqueros al estilo Julian Muñoz, peinados “lacados” imposibles y desde luego un clásico, la banda sonora hecha con sintetizador (algún día hablaremos de Rocky IV).
Como historia me pareció interesante, como película no puedo caer en la tentación de perdonarla por ser una película de bajo presupuesto; hay escenas que se alargan sin ningún tipo de razón (¿posiblemente llegar a 90 minutos?), hechos totalmente incoherentes (¿un camión de basura que después de recoger la basura la tira en el mismo lugar?) y la típica ingenuidad de los malos que hace que sea fácil vencerlos.
Creo que es un tema mucho más serio como para quedarte en el medio entre una cutrez “low cost” y una intelectualidad “indie”Siento ganarme enemigos en mi primer análisis.
Hecho curioso:- Si se fijan en la escena de la peluquería podrán encontrar al viejo del video “Enter Sandman” de Metallica.
Mi Nota: 5,5
ESTÁN VIVOS (por Dentro del Monolito)
-La línea blanca está en el medio de la carretera. Es el peor lugar para conducir.
Este magnífico diálogo de Están vivos resume perfectamente la idea que John Carpenter quiere transmitirnos con esta película, la constante dicotomía entre sociedad e individualidad que gobierna nuestras vidas. Basada en el breve relato Eight o'clock in the morning de Ray Nelson, "Están vivos" supuso el regreso a la ciencia ficción de John Carpenter tras el fracaso comercial de Golpe en la pequeña China (1986) y El príncipe de las tinieblas (1987). Ese descalabro hizo que el presupuesto de esta película fuese extremadamente reducido, pero ello no fue impedimento para que el director se sacase de la manga una ácida y certera crítica a la sociedad moderna.
La buena ciencia ficción es aquella que utiliza recursos plenos de imaginación o de anticipación que nos ponen un espejo delante en el que reflejarnos, y John Carpenter es muy consciente de ello. El evidente mensaje de la cinta es un duro varapalo para los gobiernos controladores y la borreguil sumisión de las mayorías que ya empezaba a ser moneda común en los años en que se rodó la película, a la vez que se anticipó al férreo control al que estamos sometidos actualmente. Carpenter nos desvela que cualquier poder corrompe y subyuga, y esto queda patente en el protagonismo que le da a la televisión y cómo nos absorbe, ya sea directa o subliminalmente, hasta que dejamos de ser nosotros mismos.
La secuencia en que el protagonista usa las gafas por primera vez y descubre todo lo que no podemos ver a simple vista me parece sensacional. Pocas veces hemos visto cómo lo subliminal se convierte en literal, y el impacto que eso produce. Carpenter lo resuelve con maestría.
Pero no estamos sólo ante una película con mensaje, sino que Carpenter intenta que la cinta sea lo más divertida posible. Por momentos lo consigue, pero cierto es que la segunda mitad del filme pierde fuelle y el desenlace es bastante apresurado, lo que desluce el resultado total. Además, algunas decisiones no son del todo acertadas, y me explico. Teniendo al famoso luchador de wrestling Roddy Piper de protagonista, Carpenter no podía dejar pasar la oportunidad de rodar una pelea, y se explaya en un absurdo enfrentamiento de más de cinco minutos que nos deja atónitos, y que en mi opinión es lo peor de la película por larga y por ridícula.
Mención aparte merece la música, compuesta por el propio director con la ayuda de Alan Howarth, y que con apenas un par de notas consigue crear una atmósfera perfecta para cada secuencia.
Mucho se ha criticado la actuación de Roddy Piper, pero en mi opinión su interpretación no es tan mala. Teniendo en cuenta que no es un actor de cine profesional, a mí no me desentona demasiado como ese personaje curioso y socarrón que no duda en atacar a los invasores soltando frases lapidarias. Está claro que no tiene el carisma de un Kurt Russell, pero podría haber sido peor. Junto a Piper encontramos a Keith David, actor de segunda que ya trabajó con Carpenter en La Cosa (1982) y que se ha dedicado a prestar su voz en numerosas producciones de animación o videojuegos. La presencia femenina la aporta Meg Foster, actriz de mirada hipnótica que tampoco tiene demasiados minutos como para lucirse.
En definitiva, aunque estamos ante un clásico, vista a día de hoy funciona sólo a medias. La idea es muy buena y el mensaje está más vigente que nunca, pero la resolución se me antoja un tanto fallida sobre todo en la segunda mitad. Sé que a muchos les parecerá un sacrilegio, pero yo no vería con malos ojos un remake. Sin embargo, pese a sus defectos, sigue siendo una obra bastante decente y que demuestra el buen hacer de un director que sabe amoldarse a lo que tiene. Así que ya sabéis, obedeced y consumid.
Mi nota: 6