Les muestro un pequeño análisis respecto al vestuario en la Tristana de Buñuel y de Galdós, a través del vestuario podemos analizar a los personajes como un sistema de signos y para ello también es importante unirlo al espacio narrativo de Tristana entre el filme de Buñuel y la novela de Galdós. El espacio como una jaula[1] en donde D. Lope se esforzará por mantener a Tristana en sus manos comprándola con objetos para que ella se entretenga, empezando por un cambio de ropa.
La película de Buñuel se abre con una vista general de Toledo[2] que está fotografiado en unos colores ocres y luces oxidadas. D. Lope habla mal del gobierno y de los curas con sus conmilitones de charla de café. En la siguiente escena, dos mujeres: Tristana y Saturna, ambas vestidas de negro, se acercan a un colegio donde juegan al fútbol un grupo de niños sordomudos. Saturna vistiendo un luto riguroso y Tristana llevando el duelo de su madre. A través de la indumentaria y la ambientación el público puede entender mejor el desarrollo del conflicto entre los personajes, sus relaciones mutuas y su evolución.
El traje, los elementos, la caracterización e incluso el peinado unidos todos a un mobiliario y ambientación coherentes en una película, son medios que permiten al espectador observar el movimiento en el presente o el pasado. Así mismo en una novela, estos elementos nos permiten darnos una idea sobre el contexto social donde se desarrolla la historia.
En la personalización de Tristana y la evolución de su carácter es importante el vestuario ya que nos revela información sobre la situación social de la mujer en España antes de la Guerra Civil. A pesar de los cambios en el desarrollo de la historia y los diferentes contextos sociopolíticos, tanto Galdós como Buñuel encarnan a Tristana conforme a los estereotipos femeninos dados por el sistema patriarcal que dominaban la literatura del siglo XIX y el cine del siglo XX.
Para Martínez-Carazo,[3] Buñuel se vale de signos visuales para traducir el lenguaje literario al discurso verbal y el discurso visual. Por ejemplo, para describir la transición de Tristana del amor al odio hacia Don Lope, la autora describe cómo Buñuel se vale de varias técnicas cinematográficas, entre ellas: El maquillaje, la expresión facial y el vestuario con el fin de mostrar los cambios en los sentimientos de la protagonista.
Además, Buñuel resalta el tema de la sumisión y la rebeldía, señalando así, la imagen visual donde Tristana se hinca en el piso para ponerle las zapatillas a Don Lope como acto de sumisión; y cuando tira las pantuflas al tacho de basura es una indicación de un acto de rebeldía. El vestuario del personaje está enviando información, incluso antes de que el actor comience su actuación. El personaje nos informa o desinforma. En la novela de Galdós desde el principio a fin nos deja ver cómo están vestidos sus personajes, cómo lucen físicamente, lo que nos ayuda a entender el tiempo y espacio en donde se desarrolla la novela, mencionando también el contexto socioeconómico. Es por ello por lo que el cambio de vestimenta que ocurre en la Tristana de Buñuel nos muestra sentimientos no verbalizados, que se convierten en parte narrativa ficcional que, junto al tono ambientado, acompañan y aportan al contexto del relato.
En el caso de la vestimenta de Don Lope, en la novela aparece como un caballero que «vestía con toda pulcritud y esmero que su corta hacienda le permitía, siempre de chistera bien planchada, buena capa en invierno, en todo tiempo guantes obscuros, elegante bastón en verano y trajes más propios de la edad verde que de la madura»[4]; en la película podemos ver un don Lope fiel al relato, usando un traje oscuro completo con pañuelo blanco en el bolsillo del saco, guantes, sombrero y un bastón. Se muestra un plano medio de este personaje caminando por la calle mientras escuchamos una voz que dice: «Gran caballero Don Lope, ya quedan pocos como él» Conviene destacar que, como en la novela, a través de la descripción del vestuario de este personaje el espectador concluye que Don Lope es la imagen perfecta de un caballero español tradicional. Tomando en cuenta que el bastón y el sombrero aparecen como símbolo de autoridad.
En esta secuencia es evidente cómo el vestuario puede señalar un cambio en las actitudes del personaje. Cuando lleva su vestuario de caballero recupera la confianza en sí mismo. De la misma forma se puede ver a los hombres de la época todos vestidos igual a don Lope, en esa vida placentera y de tertulias de casino, de cafés, etc. El ambiente de la película en cuanto a los lugares que visitaba don Lope parece fiel a la novela de Galdós.
Por otro lado, el personaje de Saturna aparece en medio de un plano que la muestra saliendo de casa envolviéndose un chal negro sobre sus hombros, así mismo lleva un vestido negro, medias y zapatos del mismo color. No se muestra con maquillaje, de hecho, en toda la acción de la película Saturna se presenta siempre de esta manera, solamente cambiando el chal por el delantal cuando está en casa. Es la imagen perfecta de la viuda y sirvienta de la preGuerra.
En contraste, Tristana está muy elegante. Lleva un sombrero blanco que deja ver su cabello recogido, un abrigo entallado, hecho a la medida que combina con unos guantes y un pequeño bolso, todos del mismo color marrón. Abandonando el color negro que lo usaba hasta que empieza a tener deseos de salir de casa. Es la imagen de la juventud, aparece en contraste con Saturna, ya que Tristana parece una verdadera señorita burguesa. Se puede ver en la escena cuando Saturna expresa su preocupación por si acaso Don Lope se llega a enterar de sus salidas y Tristana le contesta que eso no importa, dándole preocupación a Saturna como el miedo a perder su trabajo por acompañarla sin el permiso de Don Lope. Esta breve conversación entre los personajes ayuda a fortificar la diferencia entre las dos mujeres, desde el vestuario hasta la forma de hablar y de dirigirse una a otra.
«Algo se asustaba Tristana, sin llegar a sentir terror ni a creer al pie de la letra en las fieras amenazas de su dueño, cuyos alardes de olfato y adivinación estimaba como ardid para dominarla. La tranquilidad de su conciencia dábale valor contra el tirano, y ni aun se cuidaba de obedecerle en sus infinitas prohibiciones. Aunque le había ordenado no salir de paseo con Saturna, se escabullía casi todas las tardes; pero no iban a Madrid, sino hacia Cuatro Caminos al Partidor, al Canalillo o hacia las alturas que dominan el Hipódromo; paseo de campo, con meriendas las más de las veces, y esparcimiento saludable. Eran los únicos ratos de su vida en que la pobre esclava podía dar de lado a su tristeza, y gozaba de ellos con abandono pueril, permitiéndose correr y saltar, y jugar a las cuatro esquinas con la chica del tabernero, que solía acompañarla, o alguna otra amiguita del vecindario. Los domingos, el paseo era de muy distinto carácter. Saturna tenía a su hijo en el Hospicio, y, según costumbre de todas las madres que se hallan en igual caso, salía a encontrarle en el paseo».[5]
Saturna sumisa al temor de perder el trabajo por las salidas de Tristana, se enfrenta al carácter rebelde de una joven que no tiene miedo a desobedecer a don Lope, ni de criticarlo severamente. Se puede decir que en su rol de sirvienta obediente Saturna se parece al ángel del hogar.[6]
Estas representaciones sobre la situación social de la mujer nos muestran en primer lugar, información sobre los posibles papeles o las posibles carreras que una mujer podía tener en la época anterior a la Guerra Civil Española, es decir, trabajadora, en este caso sirvienta como Saturna, o mujer mantenida, como Tristana; en segundo lugar, la manera en que se visten y hablan evidencia las diferencias entre las clases sociales. Tristana pertenece a la clase acomodada, no trabaja, se viste distinguidamente, mientras que Saturna pertenece a la clase obrera: trabaja como sirvienta para ganarse la vida, se viste sencilla y modesta y trata de complacer a sus dos amos. Pero lo que se destaca aquí es que ninguna de ellas tiene la opción de la independencia, puesto que el control económico lo tiene don Lope. Saturna no puede comprar más cosas para la cocina y le gusta regatear, ya que no tiene mas acceso al dinero que el que le da don Lope para sus compras.
Junto a esa aparición de dos elementos opuestos como son Tristana y Saturna, también se presenta la hermana de don Lope, una mujer que pertenece a la misma clase social y que se comporta de una forma distinta, en la película aparece para revelarnos algunos detalles sobre la situación política y social de la mujer española antes de la Guerra Civil Española.
La hermana de don Lope también se ve muy elegante. Lleva un sombrero negro, debajo de su cabello canoso. Lleva guantes negros y un bolso del mismo color. En la otra mano lleva un bastón. Su vestido es de un color marrón oscuro y lleva un abrigo de color gris. En un cierto momento las dos mujeres se cruzan con don Lope y se paran. Don Lope le pide a Josefina que le preste 10.000 pesetas, pero ésta le dice: «sabes que yo no alimento herejes» mientras que lo mira fijamente de una manera desafiante. A esta respuesta Don Lope le contesta: «Guárdate tu dinero, vieja beata» y se va. La hermana de Don Lope se lamenta con su amiga, con quien iba del brazo: «Que castigo me ha dado Dios con este hermano» y ésta le contesta «Afortunadamente, tú llevas la sartén por el mango» y Josefina, mirándola, le responde: «Sí, pero sólo mientras viva. Las leyes están hechas por los hombres, hija». Esta escena nos permite sacar considerable información sobre la situación política y social de la mujer antes de la Guerra Civil.
El narrador parte mostrándonos un espacio que, como en la lectura del Quijote, presenta aspectos de espacios reales y espacios simbólicos. Es el narrador quien nos inicia en conocer el espacio por donde se desenvuelve los personajes: «En el populoso barrio Chamberí, más cerca del Depósito de Aguas que de Cuatro Caminos, vivía, no ha muchos años, un hidalgo de buena estampa y nombre peregrino; no aposentado en casa solariega, pues por allí no las hubo nunca, sino en plebeyo cuarto de alquiler de los baratitos, con ruidoso vecindario de taberna, merendero, cabrería y estrecho patio interior de habitaciones numeradas» [7]
El espacio es importante en el marco narrativo visual y escrito ya que es el lugar donde se desarrollan las acciones y al mismo tiempo el espacio se construye a partir de soportes discursivos y aquí es donde podemos encontrar diferencias entre el espacio fílmico y literario. Mientras el primero se construye a partir de diversas formas expresivas como fotografía, música, lenguaje verbal, ruidos, imagen, entre otras, en el segundo se realiza con palabras, por ello podría ser considerado como abstracto porque es una representación mental, el lector la crea, en cambio en el espacio fílmico se presenta bajo una forma concreta donde al espectador se le presenta un desarrollo visual que ya está determinado.
Bibliografía