Viajando con un bebé: cómo cambian las vacaciones

Por Y, Además, Mamá @yademasmama

Cuando mi bebé tenía pocos meses, apenas me atrevía a salir de casa. Pero pasado un tiempo, es necesario hacer una escapada y es muy beneficioso para todos. Superado el miedo inicial a salir con media casa a cuestas (ropa, pañales, calientabiberones, potitos, juguetes, silleta, cremas…) hay que plantear las vacaciones, que ya no tienen nada que ver con las que hacíamos de solteros. ¿Qué buscan los padres que se van de vacaciones?

♦ Viajar con un bebé supone adaptarse a sus ritmos. Cambian los planes (olvídate de las noches de fiesta o las excursiones fuertes), pero eso no significa renunciar a ellos. Básicamente se trata de hacerlo todo con más tiempo, buscando más descansos y siendo más flexibles y atentos al ritmo del bebé o el niño. Habrá que amoldarse a sus periodos de siestas y tomas, sobre todo a la hora de viajar en el coche o en el avión (como hicimos aquí), siempre es mejor hacerlo coincidir con su periodo de sueño. Con tranquilidad quedará tiempo para tomar un baño en la playa o la piscina, visitar un museo o pasar un rato en una terraza.

♦ Una de las cosas que más cambian es el tipo de alojamiento de las vacaciones. En nuestros últimos viajes optamos por recorrer Croacia y Portugal con el coche, durmiendo en casas de alquiler. Esto, con un bebé, se nos ha acabado, al menos por el momento.

Buscamos un hotel o apartamento cómodo, con una habitación espaciosa para meter la cuna, a poder ser con bañera, con restaurante con trona (y mejor con buffet para acertar con la comida), aire acondicionado, que tenga ascensor para meter la silleta y nevera para guardar las meriendas. La lista de exigencias se amplía y también el precio por noche (aunque afortunadamente los menores de dos años no pagan en ningún lugar). En el último hotel que hemos mirado, nos cobran la cuna a 12 euros por noche.

♦ Otra cosa que miramos más que nunca es que el lugar de alojamiento tenga espacios verdes, jardines o parque infantil. Que cuente con un espacio para corretear alrededor y a poder ser vallado y sin carreteras muy transitadas cerca.

♦ Para nosotros, que por ser de interior siempre optamos en vacaciones por ir a la playa, es imprescindible que el alojamiento tenga piscina. Nos resulta más cómodo que la playa para darnos un chapuzón rápido, y al fin y al cabo, es mil veces más fácil para refrescar a un bebé. Cuando era más pequeño, viajamos con la bañera portátil Flexibath de Stokke, que plegada apenas ocupa espacio y cabe en un plato de ducha.

¿Y las comidas?

Por supuesto, a la hora de hacer la maleta no tiene nada que ver viajar con un bebé de seis meses que con uno de 12 o de 18 meses, sobre todo en cuestión de comida: no es lo mismo dar el pecho que ir cargado de biberones, leche en polvo y cereales, potitos, yogures o un calientabiberones…

Cuando mi hijo tenía seis meses llevé en la maleta potitos, cereales y un brick de leche de fórmula. Compaginé el pecho con los cereales y cambié las frutas de la merienda por potitos de fruta y yogures (tan sólo era unos días) pero pedí al cocinero del hotel que nos preparara para las cenas un puré de verduras. De esta manera, me aseguré que seguía comiendo sano. El problema es que descubrimos después que cada puré nos lo cobraron a seis euros, como si fuera medio menú.

A punto de que el enano cumpliera doce meses volvimos a salir de vacaciones, esta vez con menos peso en la maleta: tan sólo la leche en brick y cereales, para los desayunos, unas cuantas galletas de comodín para la habitación y potitos por si acaso. Que comiera para entonces en trozos nos facilitó muchísimo las cosas, sobre todo para darle fruta, verdura, cremas y arroz. Al final, comió de todo menos de los potitos que llevábamos.

En nuestro caso, cuanto mayor es, más ropa de recambio necesita, además de calzado, porque se mancha muchísimo aprendiendo a comer solo. También necesita más juguetes: un cuento, unos cubos para entretenerle en la playa o piscina, que se pueden comprar en el chiringuito más cercano, y unos coches para entreterlo durante las comidas y en el viaje. Tampoco es lo mismo hacer un viaje de 6 horas en coche con un bebé de pocos meses que con uno de año y medio, que necesita que se le entretenga más con canciones, juegos, y a veces con dibujos (como Los tres cerditos).

Y vosotros, ¿Cómo viajáis con un bebé? ¿Qué cosas buscáis en el alojamiento?