Viajar a Alaska: guía práctica (parte 1)

Por Ilusionrecuerdo @ilusionrecuerdo


21 días de ruta en autocaravana por Alaska, más de 2.600 kilómetros recorridos.

Cuando le dices a alguien que te vas a viajar a Alaska, la gente te mira raro, como si hubieras perdido el juicio, para después añadir:   “¿y qué se os ha perdido a vosotros allí?”. Pues entre madrugones, atascos y facturas, se nos había perdido la sensación de libertad. Así que,  tuvimos que ir en su busca al otro lado del océano. Y allí estaba esperándonos, escondida entre paisajes de infarto, a lo largo  de kilómetros y kilómetros sin rastro de vida humana, entre glaciares, montañas y lagos, junto a una hoguera bajo el sol de medianoche.

Sí, Alaska nos devolvió la sensación de libertad, tanto que no queríamos marcharnos y no descartamos volver. Quizás haya sido el viaje que más hayamos disfrutado hasta el momento. Aunque “la última frontera” pueda parecer un lugar remoto e inaccesible por cuenta propia, es sin embargo un destino sencillo y totalmente recomendable para viajar a tu aire. Aquí  te contamos nuestra ruta de 21 días en autocaravana y unos cuantos datos por sí tú también andas buscando la libertad perdida:

Ruta:

Anchorage (1 noche)

Aunque la capital es Junneau, Anchorage es la ciudad más grande de todo el estado. Al final del viaje tendríamos un día para echarle un vistazo, pero este primer día sólo nos sirvió para recoger la caravana y abastecernos con algunas cosas básicas.

Península de Kenai

Imprescindible perderse unos cuantos días dentro de esta península a la que no le falta de nada. Nos enamoró desde el principio, tanto que si volvemos iríamos sin duda allí para explorarla  a fondo

Seward (2 noches)

Punto de partida para navegar por el Parque Nacional de Kenai Fjords, admirar sus fiordos, ver desprenderse témpanos de hielo de un glaciar, avistar ballenas y leones marinos. A solo 13 kilómetros de este encantador pueblo, está el Glaciar Exit, lo verás tan cerca que casi puedes tocarlo con la mano. Si tienes tiempo y fuerza física, hay un trekking (Harding Icefield Trail) que sube hasta lo alto de este glaciar y  permite disfrutar de unas  vistas espectacualres del inmenso campo de hielo.

Russian River (1 noche)

Parada técnica a  las orillas de este río famoso donde, durante la temporada de salmón, es muy fácil ver a los osos  muy cerca de  los pescadores Pero no solo de osos vive Alaska, también hay varias rutas de trekking por los alrededores de esta bonita zona boscosa. Si te gusta el ambiente de la pesca y continuas camino hacia Homer, te recomendamos parar a echar un vistazo en el rio Kasilof, cerca de Soldotna.

Homer (1 noche)

Este pintoresco pueblo en el sur de la península merece, desde luego, más de una noche para pescar sus famosos halibut, tomarse una cerveza en el original en el Salty Dawg Saloon, pasear por su playa y perderse con un kayak por la vecina bahía de Kachemak. Si tienes un presupuesto más holgado que el nuestro,  quizás puedas permitirte hacer una de las excursiones en avioneta hasta Katmai para ver muy de cerca  a los osos. Dicen que es espectacular pero muy caro. Lo que sale gratis es visitar, antes de llegar a Homer, la iglesia ortodoxa de Ninilchik, que recuerda el pasado ruso de Alaska y ofrece una estampa preciosa.

Crescent  Creeek Trail (1 noche)

Una ruta de 20 kms (i/v) para hacer a pie o en bicicleta y que culmina en un lago como los de las películas, rodeado de árboles y con las montañas al fondo. Y como ocurre en otros muchos trekkings de Alaska, ojo porque tienes que compartir el camino con los osos que merodean por la zona. El propio aparcamiento desde el que comienza el trekking nos sirvió para pasar la noche gratis, aunque posiblemente en julio y agosto esto no sea posible. Al día siguiente, antes de abandonar la Península de Kenai, paramos en un centro de conservación de vida salvaje donde ver de cerca un montón de animales.

 Long Lake ( 1 noche)

A medio camino entre Anchorage y Valdez, este idílico lago justo al lado de la Glennallen Highway nos encandiló. Hicimos noche allí después de visitar la mina abandonada Independence Mine y antes del glaciar Matanuska. Este último finalmente decicidimos verlo simplemente desde el mirador, aunque es posible llegar hasta él y hacer alguna de las actividades que ofrece.

Valdez (3 noches)

En este pueblo pesquero situado entre las montañas y el mar, también puedes perderte unos cuantos días para navegar con un barco por los fiordos del estuario Príncipe Guillermo hasta el inmenso Glaciar Columbia, fotografiar las divertidas nutrias marinas o avistar pájaros como los curiosos frailecillos.  Uno de los días lo dedicamos a hacer kayak en un lago, entre los bloques de hielo que se desprenden del glaciar que muere allí.

McCarthy- Kennicott (2 noches)

 Tras recorrer las 60 millas de carretera sin asfaltar desde el pequeño pueblo de Chitina hasta McCarthy, podemos disfrutar  de los impresionantes paisajes de las montañas  del parque nacional Wrangell St. Elias y de este pintoresco y remoto lugar que nos traslada al “Wild West” y a su pasado minero. Si tu presupuesto te lo permite podrás llegar allí en avioneta y evitarte el riesgo de conducir por la temida McCarthy Road.

Paxon Lake (1 noche)

Buscando un sitio para hacer noche entre el largo  caminoque hay desde McCarthy hasta la entrada de la Denali Highway, encontramos este encantador camping a orillas de un lago, rodeado de miles de abetos y donde disfrutamos especialmente de la luz del sol de medianoche. Cocinar a toda prisa para cenar un salmón en la barbacoa en territorio de osos no tiene precio.

Denali Highway (1 noche)

Imprescindible, bajo nuestro punto de vista, recorrer con paciencia los 215 kilómetros de la Denali Highway, una carretera de grava cuyos paisajes te dejarán con la boca abierta. Aunque hay al menos dos campings, nosotros hicimos  noche gratis aparcados en un mirador que nos regaló unas vistas impresionantes al despertar.

Denali National Park (3 noches)

No puedes marcharte de Alaska sin hacer varias noches en el Parque Nacional de Denali, maravillarte con la naturaleza virgen que te rodea, avistar osos en silencio, hacer trekkings espectaculares y, si tienes mucha suerte (como nosotros la tuvimos) disfrutar de las vistas del pico más alto de todo Estados Unidos: el Mount McKinley de más de 6194 metros. Te recomendamos reservar con bastante antelación plaza en los autobuses que recorren el parque así como sitio en los campings del interior.

Anchorage (2 noches)

De vuelta de Denali, paramos a visitar el  pueblo de Talkeetna, desde donde despegan muchas de las avionetas que hacen los vuelos panorámicos sobre el McKinley. Tuvimos la suerte de llegar a Anchorage justo durante la celebración del solsticio de verano, así que disfrutamos del  ambientes festivo en las calles antes de volver rumbo a casa.

Cómo llegar:

Después de mucho mirar y remirar, la manera más directa y barata que encontramos  de llegar a Anchorage fue volando con la compañía aérea de bajo coste Condor directamente desde Frankfurt, con una mini escala  para repostar en el aeropuerto canadiense de Whitehorse.  Aunque también vuela desde Madrid, descubrimos que nos ahorrábamos bastante dinero comprando el billete desde esta ciudad alemana.

Cuándo ir:

Dada la situación geográfica de Alaska, su invierno es muy extremo de modo que la temporada “viable” para visitar el estado es muy corta: de mediados de mayo a primeros de septiembre. Durante estos meses las temperaturas son más suaves y todos los parques nacionales permanecen abiertos para ver fauna, glaciares y disfrutar de los trekkings. Nosotros decidimos viajar en junio principalmente por motivos presupuestarios, los vuelos y el alquiler de la caravana salían más baratos que en temporada alta: julio y agosto. Otra de las ventajas que encontramos fueron las 22 horas de luz solar que te permiten alargar las jornadas hasta que tu cuerpo aguante, sin las prisas de un horario solar limitado. Eso sí, advertimos que cuesta bastante acostumbrarse a eso de dormir con el sol de medianoche “encendido” y, a veces,  hasta llegas a echar de menos la luna y las estrellas.

Si tuviéramos que volver, seguramente lo haríamos desde mediados de junio a mediados de julio porque es más fácil ver osos pescando en los ríos durante el remonte de los salmones. A partir de julio, es bastante más sencillo que la lluvia te estropee alguna jornada, aunque esto último lógicamente te puede ocurrir en cualquier momento.

Cómo moverse:

Aproximadamente, tan solo el 10% de todo el territorio de Alaska  cuenta con carreteras, el resto solo es accesible por avioneta. Pero las escasas millas asfaltadas que hay conectan sin problema la mayoría de los principales destinos turísticos y además están en buen estado, así que el coche o la autocaravana son dos buenas opciones para moverse.  Viajar en coche implica que has de dormir en hoteles, bastante caros en general y con no muchas plazas disponibles. Así que, en nuestro caso, después de hacer cálculos, nos decidimos por viajar en autocaravana para disfrutar de la libertad de cambiar el itinerario según nuestro antojo y la meteorología y, además,  ahorrarnos algo de dinero con las comidas. Existen muchas compañías para comparar precios y opciones. Nosotros nos decantamos por Great Alaskan Holidays .

Aunque nosotros no usamos más opciones, hay multitud de barcos y mega cruceros que recorren el golfo de Alaska desde Juneau. También existen los ferrys de la Alaska Marine Highway, muy útiles si viajas en coche para ganar tiempo, por ejemplo, entre Seward y Valdez, o para llegar hasta el remoto puerto de Cordova. A nuestro modo de ver, no son nada baratos, estás limitado a sus horarios y te pierdes parte del encanto del viaje.

A los que les guste el tren, el famoso Alaska Railroad  une Seward con Fairbanks, parando obviamente en el propio Denali National Park.

Si finalmente te decides por conducir a tu aire, te recomendamos sin dudarlo la Milepost, mucho más que una simple guía de carreteras, puesto que describe milla por milla toda la información práctica necesaria para preparar tu itinerario: distancias, gasolineras, campings, áreas recreativas, miradores, puntos de avistamiento de animales, museos, mapas… Puedes comprar la última edición (se actualiza cada año) prácticamente en cualquier supermercado o gasolinera por unos 30$. A nosotros nos fue de gran utilidad durante todo el viaje.

Dónde dormir:

En general, el alojamiento en Alaska es bastante caro y, como la temporada turística es muy corta, es recomendable reservar por adelantado. Nosotros, al viajar en autocaravana, sólo nos alojamos dos noches en hostales en Anchorage. La primera lo hicimos en el  recomendable Artic Adventure Hostel por 50$ la habitación doble con baño compartido, derecho a cocina y tortitas con café para desayunar. La segunda en el Alaska Backpackers Inn, más céntrico pero demasiado ruidoso para nuestro gusto.

Aproximadamente, de media, de cada tres noches una la hicimos en campings. El resto acampamos gratis con la autocaravana puesto que, excepto en algunos lugares con prohibición expresa, es posible hacer noche en cualquier lugar. Los campings, por regla general, son bastante modestos, cuentan con aparcamiento, zona de picnic y barbacoa o en su defecto un lugar donde hacer fuego Los más equipados tienen tomas de electricidad y de agua corriente, desagües para vaciar las aguas negras de la caravana, lavanderías, baños e incluso wifi.

Una curiosidad de la mayoría de los campings alaskeños es el método de pago, una simple caja metálica anclada al suelo con una ranura para introducir un sobre con el dinero. Para demostrar que has pagado, debes colocar en el cristal de la caravana un pequeño recibo. Además, muchos cuentan con la figura del anfitrión, que suele ser un veraneante veterano que ayuda a los recién llegados y se encarga de vigilar.

En Denali, si quieres dormir dentro del propio parque (lo que te recomendamos sin dudarlo) es conveniente que reserves con antelación plaza en alguno de los campings puesto que se llenan enseguida. Nosotros nos quedamos tres noches (el máximo permitido) en el último al que se podía llegar con caravana, el Savage River Campground. Es el único desde donde, en los días claros, se puede ver el Monte McKinley. Debes tener en cuenta que allí no hay ni conexión eléctrica ni toma de agua directa.

Más información: cuánto cuesta, qué hacer, consejos… en la parte 2 de la guía


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