Viajar a Japón: Beppu

Por Pitiwo

Beppu suele pasar desapercibida en los viajes a Japón. Por supuesto, las dos grandes ciudades (Kioto y Tokio) se llevan la mayoría de las visitas pero si quieres viajar algo más lejos, Beppu puede ser una de las alternativas que más te sorprenderá.

La razón por la que decidimos viajar a Beppu no está muy clara ya que apenas planeamos el viaje y todo salió según como venía. Lo único que conocíamos de Beppu era sus nueve infiernos y poco más pero una vez que llegas a esta ciudad es fácil enamorarse del centro de la ciudad y de la atmósfera que contiene.

Beppu no te asombrará por sus edificios sino por sus onsen y es que ese es el sobrenombre que tiene Beppu: La ciudad de los onsen.

Una de las visitas obligadas cuando llegas a Beppu es contemplar sus nueve infiernos. Existe un ticket con el cual puedes entrar en los nueve infiernos, no todos merecen la pena por lo que te puedes saltar alguno.

A mí me gusto mucho el viaje en autobus al lugar ya que no sabía cómo funcionaban los autobuses y tienen un sistema un tanto especial.

Pasear por Beppu es dar un paseo por el infierno debido a que del cemento de las calles brota el vapor de sus ardientes aguas. Si te alejas un poco de la ciudad verás como Beppu tiene un paisaje único con el vapor saliendo de distintos lugares.

Yo soy de las personas que se enamoran de los sitios por su gente más que por sus atracciones así que mi opinión puede ser algo subjetiva. En Beppu encontré personas muy carismáticas que jamás podré olvidar y es que Japón es un país precioso con multitud de actividades y monumentos pero sus habitantes son los que consiguen que parte de ti siempre quiera volver a Japón.

La llegada a Beppu fue tras un largo viaje en tren en el cual íbamos decidiendo qué hacer al día siguiente. Así que no estamos muy seguro de si la idea de viajar a Beppu fue acertada o no hasta que llegamos.

En la misma estación de trenes existe una oficina de turismo donde te aconsejarán qué hacer o dónde dormir. La mujer que nos atendió quería despacharnos rápido pero no porque no tuviera ganas de trabajar sino porque no quería que nos perdiéramos la fiesta que estaba ocurriendo en la calle principal justo cuando llegamos.

Así que nuestra salida de la estación de trenes fue un tanto especial pues la gente iba disfrazada y grupos de japoneses cargando una especie de carrozas pues nos hizo admirar más aún la ciudad.

Fuimos a nuestro ryokan rapidísimo para poder unirnos a la fiesta, cuando volvimos ya estaba todo limpio y no había ningún rastro que nos hiciera saber hacia dónde se había dirigido la multitud.

Una de las experiencias que más nos gustó fue cuando nos dirigimos a una oficina de turismo y la señora mayor que nos ayudó nos regaló un origami realizado por ella. La expresión de la mujer al regalarnos el origami y la timidez cuando le preguntamos si ella lo había realizado nos conmovió mucho. Todavía guardamos el origami en un lugar especial de la casa.

En el hotel donde nos quedamos nos sentimos como casa ya que era un entorno muy familiar. El trato tan cercano y el memorable “Remember at 8pm bath time!” con el que nos saludaba el encargado del hotel cada vez que nos veía o la excelente cena japonesa que nos prepararon en el hotel junto a que la cocinera saliera a explicarnos en qué orden debíamos comer y luego se hiciera fotos con nosotros y me dijera con total tranquilidad que parecía que tenía tres bebes en el estómago de todo lo que había comido pues incrementó nuestro cariño a la ciudad.

Si quieres ver qué te vas a encontrar nada más llegar a Beppu, te aconsejo leer la historia de “Shiny Uncle“.