Viajar con gatos: ¿cómo evitar que se estresen en el coche en vacaciones?

Por Doc_
      Durante las vacaciones es habitual viajar con gatos, cuando el destino nos va a permitir tenerlos con nosotros.
  ¿El propietario va a desplazar a su gato durante las vacaciones? Al gato, debido a su apego al territo­rio y a los elementos e individuos que le pertene­cen, los traslados y las alteraciones en su espacio le hacen perder la seguridad y sufrir estrés.
   Teniendo en cuenta esta premisa, puedes supo­ner lo que significará para un gato quedarse en una residencia felina si no está habituado desde muy pequeño. Aun así, el estrés será patente, aunque quizá no manifieste signos externos en ese momento. Por ello es fundamental reco­mendar el uso de la feromona facial felina (en difusor si la habitación tiene enchufe o spray rociado) y de nutracéuticos para hacerle la estancia lo menos estresante posible. Además, llevar sus propias cosas, su comida, evitar que esté con otros gatos y que los vea o los escuche serían puntos de obligado cumplimiento. Si el personal de la residencia pudiera jugar con él un rato todos los días sería muy beneficioso. En la habitación o jaula deberá disponer de lugares donde subir, varios puntos de comida y agua dispersos, sitios para esconderse, juguetes simuladores de caza y un arenero lo suficiente­mente grande con su arena habitual.

   Si se trata de una residencia canina y felina, ambas especies deberían permanecer en zonas separadas y que no estén comunicadas, para evitar a los gatos el estrés que supone ver a los perros y escuchar sus ladridos.
   Si esta posibilidad no es viable, una buena opción consiste en recomendarles que lo lleven a casa de un familiar o amigo. Si se le habitúa a ello desde muy pequeño puede que tolere el cambio con bajo estrés. Por supuesto, como en el caso ante­rior, se deben usar feromonas de familiaridad.
   La mejor opción sin duda para un gato es que alguien cuide de él en su propio hogar, per­maneciendo allí o acudiendo a diario para los cuidados básicos. Aun así, se deben usar fero­monas, ya que la ausencia de su dueño le cau­sará estrés.
     El gato y el coche
   Para viajar en coche primero hay que habituar al gato al transportín y al coche. Si el gato ya tiene asociado el coche como un lugar negativo que le produce sensaciones desagradables (mareo, ansiedad) deberán seguir un tratamiento espe­cífico prescrito por un etólogo, basado en técni­cas de modificación de conducta y ayudado por feromonoterapia y nutracéuticos.
   En la habituación primero se deja contactar al gato con el transportín y se asocia con experien­cias agradables (comida o juego) en su casa. Las feromonas rociadas dentro le ayudarán. Se colocará la comida fuera del transportín con este abierto. Una vez se haya acostumbrado se colocará la comida dentro y se dejará abierto. El paso siguiente sería ir cerrando poco a poco la puerta por periodos cada vez más largos y luego moverlo por la casa como si lo transportaran realmente. Por último, deberán trasladar este procedimiento al coche, rociando los asientos previamente con feromonas y desplazándolo poco a poco mientras el gato esté cómodo.
   Las feromonas ayudarán también a la adapta­ción al nuevo entorno, sobre todo en el caso de gatos con menos capacidad de adaptación. Cuando lleguen, deben dejar que el gato explore el entorno a su ritmo, muy poco a poco, comen­zando por una habitación cerrada donde colo­carán todas sus cosas, manteniendo las puertas y ventanas cerradas.
Y como siempre, si quieres asesorar mejor a tus clientes o el gato tiene algún problema aso­ciado a estas experiencias, remítelos a tu etó­logo veterinario.
   Extraído de: Rosana Álvarez Bueno, Las vacaciones con el gato,