Sería un poco ocioso comentar sobre el paro de transporte en Bolivia, como quedé varado en la puna o los problemas con la policía chilena. Voy a ponerle quinta y resumir diciendo que la ruta del Dakar (y la que yo seguí) va de Arica a Calama, atraviesa el desierto más árido del mundo para llegar a San Pedro de Atacama y luego de muchas horas y previo pase por los controles fronterizos, pasé por Jujuy y de ahí a la bellísima ciudad de Salta. Lamentablemente el cansancio y el tiempo me impidieron hacer una revisión más bibliográfica en Salta. A pesar de eso, en esta ciudad, cerca de la Plaza, pasé por una linda tienda de amplias vitrinas, con libros novedosos y coloridos, una versión mejorada de Ibero, donde no llegué a entrar, pues apuré el paso para comer algo, luego de día y medio sin probar bocado. Por San Miguel de Tucumán solo estuve de paso y fue recién en Córdoba donde, puede explorar librerías con total comodidad.
Ya desde que vi los kioskos de periódico sentí la pegada (son enormes comparados con los de acá) y no solo hay un montón de diarios y revistas sino también bastantes libros, incluso Anagrama. Por acá sería difícil conseguir, por ejemplo Amuleto de Bolaño en un kiosko.
En la siguiente cuadra se llega al cruce con la Avenida Dean Funes, el centro del comercio de libros, donde tenemos un montón de librerías: por ejemplo "Maidana", "Rubén Libros", "Libros Moreno" o "Cúspide" entre muchas otras.
Los libros pueden ser difundidos o censurados, adorados o prohibidos. Según el diario La Opinión del 30 de abril de 1976, en Córdoba de aquella época se ordenó una quema colectiva de libros, entre los que se hallaban obras de Proust, García Márquez, Cortázar, Neruda, Vargas Llosa, Saint-Exupéry, Galeano... en fin...
Próxima parada: Rosario.