El 2 de enero de 1979 la organización nacionalista y de extrema izquierda ETA asesinó al artificiero de la Policía Nacional Francisco Berlanga, Tenía 26 años y era malagueño. Según cuenta El País, se enfrentó a la bomba sin ningún tipo de protección. Como su estancia en Navarra iba a ser corta, su mujer Lina Navarro se quedó en Málaga. La primera vez que viajó a Pamplona fue velar el cadáver de su marido. Quedó viuda con tres hijos. Su desagarrador testimonio, en un breve vídeo, aquí.
Sus asesinos, por cierto, estuvieron menos de veinte años en prisión.