Realmente es una ciudad preciosa y además desde Zwickau, la ciudad en la que estoy pasando mi año Erasmus, hay un tren directo que tarda unas 3 horas y cuesta 10€ ida y vuelta el mismo día, así que las excusas para no ir a visitarla quedan reducidas a cero.Como les decía, la ciudad es conocida por sus fuentes de aguas termales, que se caracterizan por su gran contenido de sales minerales y además resultan beneficiosas para la salud, así que probar al menos una es casi una obligación.
Las tazas de porcelana para las fuentes se venden en los puestos de souvenirs cercanos y los precios varían entren 80 y 300 coronas checas (unos 3-11 €). Es una ciudad bastante barata y la moneda al cambio sale bastante rentable.
Personalmente, la recomendaría su visita al cien por cien y además puedes verla sin problemas en un día, aprovechándola como parada en alguna ruta que se hagan por el país :-) Las fachadas de los edificios me llamaron gratamente la atención porque son impresionantes y además es lo que realmente aporta ese encanto que conquista de Karlovy Vary.
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