Viaje a Laponia – Kemi – Rompehielos Sampo

Por Abarciela @abarciela

Hoy es otro de esos días que tenemos completitos y que empezamos con mucha ilusión. Por primera vez en nuestra vida vamos a montar en un rompehielos. Se trata del rompehielos Sampo, anclado en el puerto de Kemi, surcaremos el Golfo Ártico de Botnia.

El día comienza temprano, a las 8.00h cogemos un autobús que nos dejará directamente en el puerto de Ajos en Kemi donde subiremos al Sampo. Una vez más nos alegramos de haber escogido el hotel Sokos Vaakuna, la parada donde sale el autobús está justo al cruzar la calle. La duración del viaje en autobús es de mas o menos 1h y media y no realiza paradas en el trayecto, pero el viaje te regala unas maravillosas vistas de la llanura lapona con sus desperdigadas casitas aquí o allá que te hacen soñar de verdad con trasladarte a estas latitudes.

Bajamos del autobús y ya estamos en el amarre del Sampo, majestuoso, impresiona como suenan los motores. Aprovechamos antes de subir a bordo para dar un vistazo al exterior del barco y hacer algunas fotos. Es impresionante, se supone que es un puerto pero todo el mar está congelado. Abordamos el barco, a la entrada nos espera la tripulación que nos explica un poco qué vamos a hacer en el día y nos emplaza en un lugar y a una determinada hora dependiendo del idioma para una charla. El barco es curioso, es pequeño por dentro pero muy estable. Tiene varias plantas con varios salones y lugares para sentarte. Los españoles, por ser el grupo menos numerosos nos han acoplado en el salón del capitán. Un lugar muy acogedor sin duda.

Lo primero que hacemos es salir a las cubiertas y explorar un poco el barco, como decíamos está completamente rodeado de hielo. Desde la cubierta superior se tiene una visión clara del puerto y se deja ver de forma muy notable la diferencia entre el hielo virgen y aquel por donde ya han transitado barcos en fechas recientes.

El barco ya comienza a moverse, poco a poco va rompiendo el hielo que lo mantenía atrapado en el puerto y vamos moviéndonos, saliendo del puerto. Hace frío en la cubierta y se acerca la hora que nos han indicado para la charla, así que volvemos al salón del capitán donde nos esperan el resto de españoles, un grupo no muy numeroso pero interesante, sin duda.

Llega uno de los tripulantes para darnos esta interesante charla donde nos cuenta un poco de la historia del barco y de los rompehielos en general para esclarecer algunas dudas que tenemos los más “incultos” en estas lides. El hombre habla algo de castellano, nos comenta que veranea en Fuengirola (Que raro no?, nórdicos veraneando en la costa del sol, jeje). Otra cosa que nos resulta muy curioso es el peso del rompehielos, el Sampo pesa 3540 toneladas, sin duda no lo parece, da la impresión de ser más liviano, seguramente porque gran parte del peso está bajo la línea de flotación, y claro, eso no se ve.  También nos resulta curioso que nos comenta que el agua en este Golfo de Botnia llega a algo más de 20 grados de temperatura en verano, cosa que se nos hace raro teniendo en cuenta la gruesa capa de hielo que lo cubre teniendo en cuenta que el invierno acaba de empezar.



Continúa nuestra travesía por el Golfo, rompiendo el hielo, es una sensación indescriptible y un ruido inconfundible el del partir del hielo. Sin duda es algo único que tienes que sentir.

Llega la hora de comer, tenemos contratado el menú más completo que ofrecen en el Sampo que cuenta con entrante de Sopa de Reno o Crema de Salmón, Carne de Reno con verduras como plato principal y café o postre. La comida no es mala, pero tampoco tiene nada que mencionar.

Terminando de comer el barco se ha parado en medio de un mar completamente congelado. Aquí es donde llega otro de los grandes atractivos de este viaje. Vamos a bañarnos en el mar congelado. Los tripulantes del Sampo han preparado escaleras y han hecho un agujero en el mar donde poder bañarse. Con trajes térmicos especiales por supuesto. Bajamos a las bodegas del barco donde hay que cambiarse y nuevamente recordamos algo, los chinos no piensan en nadie que no sea ellos, con más de la mitad del pasaje de esta nacionalidad y dos escaleras, supuestamente una para subir y otra para bajar, cuando ellos quieren subir son las dos para subir y cuando ellos quieren bajar son las dos para bajar, da igual el resto del mundo.

Ya con nuestros trajes puestos parecemos… no encuentro una palabra para definirlo. Es un traje de neopreno gordo que lleva incluido los pies, las manos y una capucha que se ajusta a la cara para que no entre nada del congelado agua en contacto con tu cuerpo. Con el traje los movimientos quedan muy limitados, hay que tener cuidado de no resbalar y caerse. Ya habiendo bajado del barco nos acercamos al agujero para bañarse donde hay un par de tripulantes ayudando a la gente más torpe a entrar o salir. En nuestro caso uno necesitó ayuda tanto para entrar como para salir y el otro para ninguna de las dos.

El baño es algo curioso, el agua se ve muy negra y todo lo que ves alrededor es blanco del hielo. Los trajes te hacen flotar de forma algo artificial y el baño es una experiencia para recordar, sin duda, aunque como todo lo bueno acaba muy pronto.


Tras el baño y la experiencia de quitarte el traje, volvemos a cubierta a ver cómo se comienza a mover de nuevo el barco dentro del hielo y nos preparamos para ir a dentro pues en breve nos van a llevar a dar un paseo por las entrañas del rompehielos incluyendo el puente de mando.

Puntuales a su cita vienen para llevarnos de paseo por las entrañas del Sampo. Vemos la sala de maquinas que impresiona por el tamaño de las cosas, un barco tan pequeño no necesitaría todo esto si no fuera por la fuerza necesaria para romper el hielo y moverse en una superficie tan hostil. La visita termina con la visita al puente de mando del Sampo. Una visual estupenda la que se tiene desde aquí de el barco rompiendo las placas de hielo del mar, incluso aquí arriba el sonido es impresionante.

Ya comienza el regreso al puerto de Ajos en Kemi, donde el Sampo pasará la noche y nosotros emprenderemos viaje de vuelta a Rovaniemi. El viaje de vuelta, como todos, se hace más pesado que el de ida. El día ha sido muy interesante y hemos hecho un par de cosas que nunca pensamos que haríamos, hemos montado en un rompehielos y nos hemos bañado en un mar con una capa de hielo superior a 35 cm.

Ha sido un día intenso y nos vamos directamente a dormir.