Viaje a Letonia, ¿qué ver además de Riga?

Por Glo @GloRibas

Palacio de Rundale

Aunque Letonia es un país relativamente pequeño, ofrece interesantes lugares para visitar. Como ya os he comentado anteriormente, el punto turístico por excelencia en Letonia es la capital, Riga (ver post ¿Que ver en Riga en un día?). Pero a partir de la capital, se pueden visitar algunos lugares cercanos, y otros un poco más alejados, que bien merecen una visita.
En nuestro recorrido mochilero, iniciamos la ruta en Riga, dónde alquilamos un coche. Nos costó un poco, primero porqué no había mucha opción de alquiler en ese momento (si es que no hablas letón y puedes negociar con las compañías más locales), y segundo porqué no habíamos reservado ningún vehículo antes de empezar el viaje, con lo que supuso un verdadero trabajo de campo para poder encontrar un coche para 5 personas, 5 mochilas bastante grandes, algunas mochilas pequeñas, y un presupuesto ajustado. 
Después de deambular por diversos barrios de la ciudad en busca de diferentes empresas de las que teníamos referencias (hubo una de ellas que ni con las referencias la encontramos, jajaja), finalmente conseguimos encontrar la “mejor opción” para movernos: un coche bastante grande, con un amplio maletero. Cabe decir que aunque disponía de un maletero generoso, eso no impedía que tuviésemos que organizar un verdadero tetris para poder encajar todas las mochilas, pensábamos que en cualquier momento íbamos a hacer línea e iba a desaparecer alguna de ellas, y con suerte nos daban vida extra, o un vale para canjear por una cerveza, jajaja.
Os voy a relatar una posible ruta exclusivamente por Letonia, ya que nuestro viaje fue por las tres Repúblicas Bálticas (post Repúblicas Bálticas), y desde Riga nos dirigimos directamente hacia Lituania. Pero para centrarme en el país, os comento los lugares que visitamos allí.
En el sur de Letonia, en dirección a Lituania, via Penezevys, y desviándonos desde el pueblo de Bauska, encontramos el Palacio Rundale, un gran palacio de estilo barroco, con unos grandes jardines frente a él. La entrada al palacio cuesta 4,98€ si se hace la visita larga, y 3,56€ si la visita es más corta (supongo que el precio es tan exacto porque Letonia entró en el Euro hace muy poquito, entonces todavía no han realizado el redondeo. Nosotros pagamos en lats, que era la moneda vigente en ese momento). En el palacio también se exhiben exposiciones temporales. Nosotros, como es costumbre en nuestros viajes, llegamos tarde, y el palacio estaba cerrado. Pero aprovechamos para dar una vuelta por los jardines y para fotografiar el palacio al atardecer. 

Entrada al Palacio de Rundale


Jardines del Palacio de Rundale

En la costa del Mar Báltico, en la parte más meridional de Letonia, se encuentra Liepaja. De esta ciudad puedo destacar poca cosa, para nosotros sólo supuso una breve parada para estirar las piernas. En Liepaja es recomendable pasear por el centro, acercarse al parque Jurnala y al barrio balneario, y caminar por la extensa playa. 
Desde allí, proseguimos nuestro viaje hasta Kuldiga, una pequeña ciudad al norte de Liepaja, en el interior. Kuldiga es una ciudad tranquila, en la que callejear un poco por el centro, y observar las casas antiguas de madera del siglo XVII pintadas de diferentes colores, y acercarse hasta el Ayuntamiento, también de la misma época. Hay también un elemento que se señala en todas las guías sobre Kuldiga. La ciudad está atravesada por el río Vadakstis, y a la altura del centro, muy cerca de un puente que lo cruza, se encuentran las cataratas más anchas de Europa (249 metros), las cataratas Venta. Nosotros, como buenos geógrafos, fuimos de cabeza a visitarlas. La decepción fue máxima al ver que más que cascadas, a nuestro criterio, aquello era un salto de agua. No sé siquiera si llega a tener 2 metros de altura. Pero no tuvimos en cuenta una cosa, y es que Letonia es un país muy llano, con lo que difícilmente encontraríamos una catarata espectacular allí. De todos modos, el entorno es bonito, y es un lugar peculiar.

Casa de madera en Kuldiga


Cataratas Venta

Para dormir, nos acercamos a Talsi, también en el interior del país, una villa rodeada de colinas, junto al lago Vilku. Un buen sitio para descansar y disfrutar del verdor del país, y eso es lo que hicimos, ya que ni siquiera visitamos el pueblo. Nos alojamos en el Hotel Talsi, una opción que en aquel momento era económica (ahora no lo sé). Es un hotel de tres estrellas, pero que cuando estuvimos nosotros, y por lo que veo en fotos actuales, ha vivido tiempos mejores ...

Localidad de Talsi, desde el hotel donde nos alojamos

Para cambiar de aires, volvimos hacia la costa del mar Báltico, a las playas del cabo Kolka, donde se encuentra el Parque Nacional Sliteres. Paramos a la altura de Kosrags, para caminar un rato por el bosque y acercarnos a la playa. Es curioso ver pinos silvestres y rododendro al lado de la playa, entre dunas fijas y pequeñas lagunas. Además tuvimos una agradable sorpresa, y es que entre unos pinos, en unas dunas al lado de la playa, encontramos un buen puñado de níscalos, que cocinamos esa misma noche en el albergue. El punto más septentrional del parque es el cabo Kolka, que divide el mar Báltico del golfo de Riga, y al que llegamos a través de la pista forestal que atraviesa el parque. 

Playas con dunas fijas y pinos silvestres, cerca de Kosrags

Después de cruzar de nuevo por Riga, nos dirigimos al norte del país. Nos adentramos en el Parque Nacional de Gauja, que ocupa el valle del río con el mismo nombre. La primera parada fue Cesis, en el corazón del parque. Una pequeña ciudad de edificios antiguos con tejados rojos y calles adoquinadas, y parques muy bien cuidados en los que perderse. 
Al día siguiente nos acercamos al Parque de Turaida, a visitar el castillo de ladrillo rojo, o los restos del castillo, en medio de un parque muy bien cuidado. El castillo está parcialmente en ruinas, aunque se han reconstruido algunas partes y torres. Se inició su construcción en 1214, pero en 1776 fue pasto de las llamas, y no ha sido parcialmente reconstruido hasta el siglo XX. La entrada al castillo cuesta 4,98€ entre mayo y octubre, y 2,85€ el resto del año. En Turaida también se puede visitar la iglesia de madera, una de las más antiguas del país. Nos acercamos también a una cueva, que destaca más que por su belleza, por la historia que está asociada a ella. Se explica que era el lugar de encuentro entre dos enamorados que no podían estar juntos. 

Cueva de los amantes


Iglesia de madera de Turaida


Castillo de Turaida. Torre Donjon


Patio interior del castillo de Turaida


Valle del río Gauja desde la torre del castillo de Turaida

De allí nos dirigimos a Sigulda, una ciudad que también es entrada al Parque Nacional de Gauja. Nos acercamos a un palacio a las afueras de la ciudad, que sirve de balcón al valle del río Gauja. Ese palacio, que actualmente es un sanatorio, está rodeado de un bonito jardín. Al lado están también los restos de la Fortaleza de los caballeros, destruida durante la Gran Guerra del Norte. Pero lo mejor es poder ver desde el otro lado del valle el castillo de Turaida, con un frondoso bosque entre los dos lados. Es un buen lugar para ver el atardecer. 

Palacio de Sigulda, actualmente un sanatorio


Restos de la Fortaleza de los caballeros


Vistas sobre el valle del Gauja y del castillo de Turaida desde el palacio de Sigulda

Des de Sigulda, ya volvimos de nuevo a Riga, nuestro punto de inicio. Ésta es la parte del país que nosotros visitamos. Siento no poder dar mucho detalle de los alojamientos, ya que, por ejemplo, en la parte sur del país, fue zona de paso entre Letonia y Lituania, y no pasamos la noche por allí, añadiendo además que apenas recuerdo el resto de alojamientos. Por lo que he consultado en otros sitios, nos quedó pendiente el sureste del país, una zona de lagos y bosques frondosos. Habrá que realizar otra visita para completar la ruta. 
Espero que os haya gustado. En la próxima entrada, ¡¡ya cambio de país!!