- Visita a Arequipa por libre. Qué ver o visitar en Arequipa. Visita nocturna al Monasterio de Santa Catalina. Viaje de Arequipa a Puno. El mal de altura y cómo combatirlo.
El vuelo de LAN salió puntual, volábamos en un Airbus A319, en dos filas de tres asientos con pasillo central. Aunque pusieron unos reportajes en pantallas colectivas, el mayor espectáculo era contemplar a nuestros pies los infinitas montañas de los Andes.
Aridez de la Cordillera de los Andes y valle cultivado
Me sorprendió ver la aridez del paisaje, en esas altitudes apenas hay vegetación, tan solo en los valles mas profundos aparecían estrechas líneas verdes, donde crecían los cultivos, fruto del arduo trabajo de los incas para irrigar estos terrenos.
A toda prisa nos sirvieron un aperitivo de frutos secos, unas galletitas, bebidas y café o té, por primera vez bebí té de coca para empezar adaptar mi organismo a la altitud.
Hora y media después ya estábamos divisando los omnipresentes volcanes Misti, Chanchani y Pichu-Picchu que rodean Areiquipa.
Aeropuerto de Arequipa y volcán Misti desde Carmen AltoTomadas las maletas, busqué un taxista en el exterior, aquí todos se han puesto de acuerdo y cobran lo mismo, 20 soles hasta cualquier hotel de Arequipa. Nos llevó el taxista Guillermo Contreras (Tel. 958 515 207). Los taxis en la ciudad de Arequipa con muy baratos entre 6 y 10 soles la carrera.
Teníamos pensado aprovechar el trayecto desde el aeropuerto hacia Arequipa para hacer un alto y visitar el Mirador La Rinconada de Carmen Alto, desde donde se pueden contemplar unas vistas de las terrazas incas y los volcanes que rodean la ciudad, pero resultó que la carretera estaba cortada, así que el taxista, por deseo nuestro, nos llevó a otro lugar cercano con idénticas vistas.
ArequipaArequipa fue primitivamente un asentamiento huari, luego inca y finalmente colonial cuando Francisco Pizarro encargó a Garci Manuel de Carbajal fundar la ciudad en 1540 y dotarlas de construcciones civiles, que a pesar de haber sufrido terremotos, han perdurado hasta el punto de ser declarado su centro histórico Patrimonio de la Humanidad. Su prosperidad se debió al servir de paso de la plata extraída en las minas de Potosí hasta el mar, siempre fue muy fiel a la Corona Española.Actualmente es la segunda ciudad de Perú por tener cerca de un millón de habitantes y estar la sede del Tribunal Constitucional de Perú. Su importancia también se debe al gran desarrollo industrial y comercial, principalmente en la industria de tejido procedente de camélidos como alpacas, vicuñas, guanacos y llamas.
Foto con una simpática niña y suburbios de la ciudad de ArequipaEs conocida como la “Ciudad Blanca” debido a que sus edificios, para aguantar los grandes terremotos, se construyeron de ignimbrita, piedra blanca volcánica de poco peso y fácil de trabajar, viene a ser como nuestros bloques, muchos cercados están hechos con estas piedras de sillar, que luego pueden ser reutilizadas si se deciden a construir una casa en estos terrenos.
Lo mas característico de esta ciudad es su situación a 2.300 metros de altitud, en la ladera de los tres volcanes que la rodean y protegen de los helados vientos del altiplano andino.
A nosotros nos encantó, es hermosa, tranquila, segura, limpia, incluso sus habitantes son mas comunicativos que en el resto del país.
Hotel Crismar y habitación triple
Realizado el ingreso, como era la hora de comer, nos dirigimos al Restaurate El Herraje, calle Santa Catalina 111, del que teníamos referencia por unos estudiantes españoles, pero cuidado no confundirse, hay otros en la ciudad con el mismo nombre o parecido. Este es un modesto restaurante con comida tradicional arequipeña muy concurrido por los lugareños, apenas tiene fachada, ya que se encuentra en el segundo piso. Aunque también sirven a la carta, lo mejor y mas barato, son los menús criollos (entrada, plato principal, postre y chicha de bebida, 11 soles) o los combos ya mas para turistas (de 14 a 28 soles).
Después de comer, tomado un cafetito peruano y nos dispusimos a visitar la ciudad.
Plaza de Armas con la Catedral y sus soportales
Qué ver o visitar en Arequipa
El primer edificio a visitar fue la Catedral de Arequipa. El aspecto de la actual, procede de una reconstrucción realizada en 1844, después de haberse incendiado otra, que a su vez, ya había sido reconstruida tras el grave terremoto de 1666.
Asomando por unos de los vértices de la plaza aparece la Iglesia de la Compañía de Jesús, se empezó a construir en 1590 y tardó un siglo en terminarse, concretamente en 1698, tal como aparece en unos de los medallones de su fachada, los terremotos a penas le han afectado a lo largo de su historia.
Interior y claustro de la Iglesia de La Compañía de Jesús
Tiene una de las portadas mas bellas que he visto, es de estilo barroco mestizo. Su interior tiene forma de cruz latina, con altares barrocos cubiertos de pan de oro. Destaca la cúpula policromada de San Ignacio en la sacristía. También es de destacar su amplio claustro, que en el momento de nuestra visita lo estaban preparando para un desfile de moda, ya que es de propiedad municipal. Se puede subir al segundo nivel del claustro donde hay galerías de arte y se divisan los volcanes. La entrada es gratuita.
El Mercado de San Camilo es uno de los mas antiguos de la ciudad, su estructura metálica fue diseñada por el padre de la torre Eiffel, por lo que esta considerado monumento histórico de arquitectura civil.
Puestos con gran variedad de quesos y patatasAquí se vende fruta, expuesta en torres inmensas, carne, pescado, quesos, hortaliza con gran cantidad de variedades de patatas, plantas medicinales... también se puede tomar zumos o comer a buen precio. Un lugar colorista que no os podéis perder.
Nos tomamos un zumo (1,5 soles) en una juguería y partimos para visitar el Monasterio de Santa Catalina, lo habíamos dejado para el final, para poder verlo de día y de noche, ya que los jueves permiten una visita nocturna a la luz de las velas. Pero entre que sacamos las entradas, nos quitamos de encima los ofrecimientos de los guía y el ¡“tour al baño” de mis señoritas!, cuando empezamos la visita ya había anochecido.
El Monasterio de Santa Catalina fue fundado en 1580, aquí ingresaban jóvenes con el deseo de convertirse en monjas tras un duro noviciado, pero también lo hacían damas de la alta sociedad que se recluían para ejercitar sus virtudes o por mandato paterno, esto último llevó al convento a convertirse en una pequeña ciudad con las celdas transformadas en verdaderas casas con lujo y criados. Ante estos desmanes, que llegaron hasta la misma Corte, intervino la beata sor Ana de los Ángeles, una monja piadosa, que terminó siendo la Priora del monasterio, con gran esfuerzo consiguió erradicarlos, pero no sin antes exponerse a tres intentos de envenenamiento. Con la entrada, te entregan un mapa con itinerarios perfectamente marcados para no perderte entre las callejuelas con nombre tan españoles como Toledo, Burgos, Gradada o Córdoba. La entrada es cara, 35 soles, así que con el mapa en la mano prescindimos de los servicios de un guía, nos bastó con hacer odio, cuando nos tropezábamos con grupos guiados de turistas.
Puerta del Silencio y calle Córdoba del Monasterio
La visita empieza atravesando la puerta del Silencio, que obligaba a permanecer calladas, durante cuatro años, a las jóvenencitas que entraban como novicias, luego decidían si permanecían en el convento o salían para casarse.
Pozo en la cocina y celda del MonasterioDentro podéis contemplar todas las estancias, espacios comunes como el refectorio (comedor), lavandería muy curiosa con tinajas partidas por la mitad, claustros con árboles frutales, iglesia, cementerio, huerta, pinacoteca... La visita únicamente iluminada con las velas, con los hornos encendidos de las cocinas o el ataúd expuesto de un velatorio, creaban un ambiente entre especial y tétrico, vamos ¡como si estuviéramos celebrando el Halloween!
Terminada la visita, teníamos planificado cenar en el Restaurante Hatunpa, Calle Ugarte 208, pero nos metimos a comprar bebidas en una pequeña tienda cerca del convento y caímos en la tentación de comprar unas empanadas que tenían una pinta estupenda, lo que nos quitó las ganas de cenar, cambiamos los planes y nos fuimos a tomar un pisco sour en el Bar Tenampa del pasaje que esta justo detrás de la Catedral, el precio magnífico, dos piscos por 10 soles o 3 por 14.
Desde aquí, dimos un paseo por la Plaza de Armas iluminada y nos retiramos a dormir pronto, ya que al día siguiente salíamos para Puno. Cuando organizamos el viaje, barajamos la idea de visitar el Valle del Colca (50 dólares con AC Tours), pero dada la distancia y que para observar los cóndores, se debe hacer a primeras horas de la mañana, lo que te obligan a pernoctar en Chivay y perder dos días, lo desechamos, no podíamos alargar mas nuestro viaje.
Viaje desde Arequipa a PunoDespués de desayunar, tomamos un taxis (10 soles) que nos trasladó al Terrapuerto (calle Arturo Ibañez). Allí después de pagar una tasa de embarque (2.5 soles) por utilizar la estación de autobuses, nos dijimos a la oficina de autobuses Cruz del Sur para que nos cambiaran nuestros bonos, que habíamos sacado por internet (29,5 dólares), por pasajes. Las medidas de seguridad fueron excesivas: Nos pidieron el pasaporte varias veces, pasamos un arco de metales y nos hicieron una foto ya subidos.
Fumarola en el volcán Misti y lago de Lagunillas en Santa LucíaEl tipo de autobús era muy semejante a los utilizados en Argentina, con asientos que se convertían en cama, bebidas y comida en ruta. Nos alegramos haber sacado los pasajes con anticipación, ya que estaba totalmente lleno.
El viaje comenzó a las 8:00 h. ascendiendo por la carretera Interoceánica hacia la altiplanicie, con vistas estupendas de los volcanes que rodean Arequipa, donde se muestran fumarolas por la parte oculta imposible de ver desde la ciudad.
La árida altiplanicie resulta muy monótona, a excepción del avistamiento de algunos rebaños de alpacas. Hicimos dos paradas, una para comer y otra para contemplar el Lago de Lagunillas (Guna Lagunill) en Santa Lucía. Cuando paramos aquí, a 4.174 metros sobre el nivel del mar, notamos los efectos del mal de altura, conocido también como soroche, mal de montaña, apunamiento, mal de páramo o yeyo.
Tomamos un taxis (6 soles) que nos dejó en el hotel Qelqatani. Poco tardamos en comenzar a callejear por Puno.
Continuará
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