Revista Humor

Viaje a Rumanía: Impresiones generales y Bucarest (día 1)

Por Déborah F. Muñoz @DeborahFMu

Para este viaje quería ver castillos y me habían hablado muy bien de Rumanía, así que me decanté por este precioso país y no salí decepcionada en absoluto.
El paquete que contraté era Rumanía Romántica, con Travelplan, que tenía absolutamente todo incluido (excursiones y todas las comidas). A pesar de ello y de que todos los hoteles eran de cuatro y cinco estrellas, todo un lujo, el viaje salió tiradísimo de precio. Además, allí los precios son bajísimos y el dinero cunde un montón, así que me vi en dificultades para gastar los 50€ que cambié a Leis, la moneda de allí. En principio, para el año que viene iban a entrar en el euro, aunque todavía no es seguro.

Consejos para viajar a Rumanía (1): No cambies la moneda en el aeropuerto. Pregunta en tu hotel (o a tu guía, si lo tiene) por una casa de cambio que no cobre comisiones y tenga un cambio razonable. También, si cambias mucho (no te lo recomiendo), puedes cambiar dinero en tu banco o con una casa de cambio española, aunque lo mejor es que compares a cuánto está en cada sitio.
Procura también que no te den las monedas de céntimo si pueden darte billete, no valen para nada. En casi todos los comercios redondean los céntimos, pero ten en cuenta que un lei son 21 céntimos, más o menos. ¡Los céntimos de lei son chatarra!

Viaje a Rumanía: Impresiones generales y Bucarest (día 1)

El país en general me pareció precioso y todavía no está saturado de turistas (¡no vi ni chinos!). Tiene el encanto de lo auténtico (en algunos pueblos incluso siguen usando coches de caballos) y unos paisajes espectaculares. No obstante, eso tiene su contra: apenas tienen infraestructuras. Las carreteras son malas, sinuosas y de un solo carril, lo que implica que casi con seguridad te encontrarás con algún atasco kilométrico, hay grandes colas para los lavabos...

Consejos para viajar a Rumanía (2): Ármate de paciencia y prepárate para pasar largas horas en autobús o coche. No solo por las caravanas, sino porque las distancias, aunque haya relativamente pocos kilómetros, se hacen eternas cuando tienes que ir a baja velocidad... y eso si no te pilla un atasco. Así que, vayas donde vayas, lleva agua y comida en abundancia, además de algo para entretenerte. Y ten en cuenta que, en las paradas técnicas, lo más probable es que haya largas colas en las gasolineras.

El tour Rumanía Romántica de Travelplan me resultó muy completo, nuestra guía, Dalila, era fantástica y Claudio, el conductor del autobús, era muy majo. Eso sí, aunque en ese país las normas de circulación o no lo impiden o no se cumplen a rajatabla, le vi más de una vez chateando mientras conducía, lo que, teniendo en cuenta cómo son las carreteras, me ponía un poco nerviosa. El grupo que me tocó era muy majo ( sin señoras acosadoras XD). Las únicas pegas del tour fueron que los horarios de llegada y vuelta no permitían ver Bucarest por libre, y que dentro del tour solo le dedicamos una mañana a esa ciudad. Y, sin más dilación, pasamos a la crónica del viaje en sí.

El viaje en avión lo hice con Tarom, compañía que no conocía, y fue aceptable, aunque la comida era un montadito de pan mojado asqueroso con jamón york y pepino (menos mal que llevaba un sándwich).

Consejos para viajar a Rumanía (3): A la gente del este (no solo a los rumanos, por lo que deduzco de mi viaje a Rusia) les encanta el pepino. Así que te aconsejo que si, como a mí, no te gusta, y si tienes posibilidad de elegir las comidas, averigues si se lo echan a lo que quiera que vayas a comer y pidas que te lo quiten. Si no, aunque lo quites tú, quedará el sabor. También le ponen mucho tomate a todo. Así que ídem.

Pero al aterrizar, antes de tiempo, primera frustración del viaje: dos viajeros no aparecían y estuvimos más de hora y media esperando a que aparecieran. Finalmente, no aparecían porque ni habían subido al avión. Pero ese tiempo ya estaba perdido y no pude pasearme por Bucarest antes de la cena. Por otro lado, no me puedo quejar si tenemos en cuenta lo que les pasó a los que venían de Barcelona: también viajaban con Tarom y su avión intentó despegar, sin éxito, hasta tres veces. Les tuvieron encerrados en dicho avión muchísimo tiempo y (¡qué miedo!) finalmente despegaron con ese mismo aparato, llegando con muchas horas de retraso a pesar de que tenían que aterrizar antes que nosotros.
Pero bueno, el caso es que llegamos al hotel con tiempo suficiente para dejar las maletas e ir ahí al lado a cambiar dinero antes de la cena.

Restaurante City Grill:

Está en pleno centro y nos pusieron comida típica: crepes de espinaca y mititei (una especie de rollitos de carne muy especiados) hechos a la brasa en el centro de la sala. De postre hubo tarta de frutos secos y en general estaba todo muy rico.

Lo que pude ver de Bucarest


Como ya he dicho, antes de la cena apenas pude ver nada, más allá de lo que había en las inmediaciones del hotel: la plaza de la universidad y el teatro. De camino a la cena, también vimos la loba capitolina, regalada a Bucarest por la ciudad de Roma, y algunas calles del centro.
Para después de cenar, nos habían recomendado un espectáculo de luz, agua y música en Unirii Square y allí fui. No pensaba quedarme mucho rato, no esperaba demasiado pero ¿os acordáis del espectáculo final que comenté en Disneyland? Pues este me gustó más. Duraba una hora y lo vi completo, así que no me dio tiempo a hacer mucho más.
Eso sí, no podía perderme una famosa librería de Bucarest, la Carturesti Carusel . Es preciosísima, e incita mucho a la compra. No tiene libros antiguos, marcapáginas artesanales y cosas por el estilo, eso sí. Todo lo que venden es bastante moderno (de hecho, abajo hay más tazas y monerías que otra cosa, nada que no puedas encontrar en cualquier otro lugar del mundo).
A todo esto, hablando de librerías, en Rumanía hay un montón. Ya sabéis que pienso que el número de librerías que tiene una ciudad (y un país) dice mucho de sus gentes. Y aquí predominaban.

Consejos para viajar a Rumanía (4): Aunque Bucarest se ve un poco deteriorada (baldosas rotas, edificios con fachadas que se caen a trozos, mala iluminación en algunas calles) y los rumanos tienen bastante mala fama, es una ciudad (y un país) seguro. Nuestra guía dijo algo así como: "casi no hay criminales porque todos se han ido para vuestro país y el resto de los sitios turísticos de Europa". Mi impresión coincide con la suya. Pero eso no implica que no debas ir con cuidado, en especial en sitios concurridos turísticos.

Cuando salí de la librería ya era tarde, así que di un paseo rápido por esa calle (de todas formas ya era de noche) y me fui al hotel, porque tocaba madrugar al día siguiente.

Sobre el Hotel InterContinental Bucarest:

Es de lujo y se nota. Unas camas cómodas y habitaciones cuidadas al detalle (la decoración un poco anticuada, pero eso me importa un ardite) y no demasiado ruidosas, aunque, al dar a la carretera, algo se escucha. Eso sí, la primera noche hubiera agradecido que tuviera sábanas y no un simple forro polar, porque en la habitación de ese día no funcionaba bien el aire acondicionado: no logré encontrar una temperatura agradable (era muy fuerte) y pasé toda la noche entre calor y frio. La segunda noche que estuve en ese hotel (la última del viaje) el aire acondicionado iba perfectamente y no tuve ese problema.
El desayuno tiene abundante variedad de salados y dulces aceptables, además, el último día, como no estaba abierto, nos prepararon una bolsa bastante decente para que nos la lleváramos.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas