Viaje a Suiza (III)

Por Ribalda
Pasiajes de postal en Keine Scheidegg (Suiza)
Jungfrau, el techo de Europa
Nos levantamos muy temprano y a las 7:05 ya estábamos en la estación de Interlaken Ost tomando el tren, que nos llevó hasta Lauterbrunnem, después de subir paralelo al río que atraviesa un estrecho valle. En esta ciudad se hace el trasbordo al tren cremallera que te llevará, vía Keine Scheidegg, a Jungfrau. El billete es muy caro: 186,20 CHF, pero si presentas el Swiss Pass te costará únicamente 115 CHF (50 % de descuento en el primer tramo y 25 % en el segundo). Si eres madrugador, puedes conseguirlo por 90 francos, pero debes levantarte de noche y tomar el segundo tren en Keine Scheidegg antes de las 8 de la mañana.
Aunque el billete es caro, la verdad es que el espectáculo de los paisajes del viaje, compensa el precio pagado. Hay dos trazados de vías para subir hasta Keine Scheidegg: El que sube por el valle Grindelwald y el de Lauterbrunnem, éste último es el mas corto y el mas espectacular. Muchos suben por uno y bajan por el otro.

Estación de Lauterbrunnem y cascacas en el valle
El ascenso es lento, con paisajes maravillosos a ambos lados, solo cubiertos por los altos abetos en los primeros kilómetros de la ascensión. Los paisajes son de postal, verdes prados en primer plano y al fondo profundos valles con cascadas ( hasta 72), como las de Lauterbrunnem, que se despeñan desde mas de 400 metros y como telón de fondo los Alpes, coronados de nieve blanca. El tren va haciendo paradas en pequeños apeaderos, ya que la carreteara únicamente llega hasta Lauterbrunnem, y únicamente el tren es el medio de comunicación que tienen los turistas o los lugareños que habitan estas montañas.

Paisajes del ascenso lleno de abetos, praderas y montañas nevadas
Keine Scheidegg es la última estación y lugar donde convergen los dos trazados de vía. Este lugar, que dispone de algunos bares, un restaurante y tiendas, es utilizado por muchos excursionistas para hacer rutas a pie o en bici de montaña, sus paisajes te resultan familiares por haberlos visto como envoltorio de tabletas de chocolate o copiados en la serie de Heidi de dibujos animados. Tienes la tentación de quedarte ahí, pero como hacía buen tiempo y había buena visibilidad, reemprendimos el viaje tomando un nuevo tren que te lleva hasta la cumbre de Jungfrau.
Apenas te ha dado tiempo de contemplar las gigantescas moles del Jungfrau (4.158 m.), Mönch (4.107 m.) y Eiger (3.970 m.), cuando el tren entra en el interior de la montaña hasta llegar a su destino, una ascensión de 1.400 metros que supuso toda un hito de ingeniería hace casi 100 años, cuando 300 obreros trabajaron durante 16 años las 24 horas del día, en tres turnos, para construirlo.

Estación de Keine Scheideng y el tren de Jungfrau
El tren, durante su ascensión, realiza dos paradas de aclimatación a la altura, donde los viajeros se bajan y pueden ir a los servicios o contemplar las extraordinarias vistas desde unos balconadas talladas en la roca, aquí ya comienzas a sentir el frío y puedes observar los gestos de los descuidados que no han tenido la precaución de subirse ropa de abrigo para soportar las temperaturas bajo cero, incluso en verano, cuando fuimos nosotros. Tomar nota y subir bien abrigados.
La estación final se encuentra a 3.454 metros, la mas alta de Europa.
Sin salir al exterior, la estación está comunicada con un complejo formado por los restaurantes Bollywood y Eiger, una cafetería y algunas tiendas. Los precios son desorbitados, por lo que recomiendo, llevar vuestra propia comida que podéis adquirir en el Migros de enfrente de la estación Interlaken West. En la cafetería encontraréis mesas altas donde comer, y así comiendo, fue como conocimos a Jordi de Blanes y Antoni de Lloret de Mar, dos alpinistas españoles que esperaban que hubiera buena visibilidad para escalar. Desgraciadamente, en este último tramo, la niebla hizo su aparición y nos perdimos las maravillosas vistas que en días claros llega hasta divisarse la Selva Negra y el Mont Blanc.

En el el restaurante de Jungfrau y conversando con Jordi y Antoni
A través de un túnel, puedes visitar el Palacio del Hielo excavado en hielo perpetuo del glaciar. Llevar calzado deportivo, ya que aún habiendo barandilla, el suelo es muy resbaladizo, dentro del laberinto de túneles encontraréis figuras talladas en hielo.

Palacio del Hielo y el glaciar Aletsch
Otra visita recomendable, es tomar el ascensor para subir al Sphinx Observation Terrace (3.571 m), para contemplar el glaciar Aletsch y excelentes vistas de los Alpes, siempre que el tiempo os acompañe, a nosotros la niebla limitaba el campo visual. Allí encontrareis un restaurante para tomaros un café y una pancarta para inmortalizar con una foto vuestra visita al Techo de Europa.
Si el buen tiempo os acompaña, podéis dar un paseo por el glaciar o divertiros con atracciones en la nieve.

Terraza del Observatorio Sphinx e inmortalizando la visita
Dado que la niebla no se despejaba, decidimos regresar para visitar con tranquilidad Scheidegg, que habíamos visto de pasada durante el cambio de trenes y a decir verdad, pude contemplar unos de los paisajes mas bonitos que he visto en mi vida. Es todo un espectáculo para los sentidos,
admirar verdes praderas cuajadas de flores con las montañas al fondo y los valles abajo, con sus típicas casitas de madera. Después, tuvimos la suerte, que al ser un día inusualmente caluroso, desde una de las montañas de enfrente, donde acaba la lengua del glaciar, se despeñó un témpano haciendo un ruido enorme como un trueno, miramos la procedencia de éste y a los pocos minutos ya atentos, ante nuestros ojos, se despeñó uno nuevo, pulverizándose en minúsculos trozos de hielo azulado que formaron una nube al estrellarse contra las rocas, algo que nunca había contemplado.

Al fondo, lengua del glaciar y vista de valle de Grindelwald (Suiza)
Tomamos nuevamente el tren para descender a Lauterbrunnem y desde aquí un autobús, que tiene la parada frente a la estación, para dirigimos hacia Trummelbach Falls, otra maravilla digna de visitar. Se trata de unas cascadas en el interior de una montaña, producida por el deshielo de los glaciares de
Jungfrau. Un elevador de uso minero, te asciende hasta una galería, que creada artificialmente, va rodeando en forma de espiral el hueco por donde se despeña el agua, cada cierta distancia hay miradores sobre el hueco donde se precipita el agua.

Cascada interior de Trummelbach y saliendo de ésta
El ruido producido por la caída de los 20.000 litros por segundo, es ensordecedor y pulveriza a los visitantes, por lo que es recomendable llevar un impermeable, a no ser que haga buen tiempo y se agradezca la ducha como en nuestro caso.
Una vez llegados a lo mas alto, comienza el descenso de los cientos de escaleras hasta acabar a nivel del valle. Estas cascadas interiores, están a 10 minutos de Lauterbrunnem y el precio es tan solo de 11 CHF, recomiendo su visita.
Berna está encerrada en un meandro del río Aare
Berna, la capital política
Ya de regreso para Ginebra nos detuvimos en esta ciudad. Berna es la capital de Suiza donde tiene su sede del Parlamento y del Gobierno Federal, también se ubican las oficinas centrales de los Ferrocarriles Federales Suizos y Correos Suizos.
Se encuentra situada en el meandro del río Aare. Su caso antiguo medieval, encerrado en el recodo del río, es Patrimonio de la Humanidad, los monumentos mas importantes están en su recinto o próximo a él.
Cuenta con seis kilómetros de soportales, donde puedes realizar las comprar en selectas boutiques, relojerías, joyerías, tiendas de antigüedades, galerías de arte, bisuterías, cafés,...bajo las arcadas protegido de las inclemencias invernales, es la precursora de nuestros grandes centros comerciales.

Su casco antiguo está lleno de soportales, tiendas y fuentes
Sus numerosas fuentes, callejuelas, torres... le confieren un aire especial medieval, al que se suma el nostálgico y característico ruido de su tranvía al circular por las viejas vías. Sus ventanas están adornadas con vistosas flores y sus fachadas, galardonadas con banderas.
Está considerada entre las diez mejores ciudades del mundo con mayor calidad de vida.
Vista de Berna
Qué visitar en Berna
En la misma estación, se encuentra una oficina turística donde te proporcionan información en varios idiomas, entre ellos el español.
. Casco Antiguo. Enfrente mismo de la estación, parte una de las calles principales de soportales llena de fuentes y monumentos, va cambiando de nombre hasta terminar con el de calle de la Justicia, (Gerechtigkeits Gasse), engalanada con las banderas de todos los cantones suizos.

. La Torre del Reloj. Es el monumento mas representativo de Berna. Esta torre de una antigua prisión, tras el incendio del 1405 que cambió el diseño de la ciudad, se instaló un reloj, que atrae a los turistas para oír cantar el gallo tres veces y luego a la hora exacta, ver girar los osos.
. La Catedral St. Vicent . Doblando a la derecha por un callejón de Junkergass, llegamos a la catedral, ejemplo de gótico tardío (iniciada en el 1421) y con una torre en forma de aguja típica suiza, ahora cubierta de andamios.

Catedral de St. Vicent y pájaros comiendo en nuestras manos
Destaca su pórtico exterior, que representa el juicio final, el coro y su vidriera. Desde sus jardines posteriores se contemplan unas estupendas vistas del río. Descansamos en este jardín y nos asombró, ver que los pájaros comían en nuestra mano con toda naturalidad.

. Casa y Museo de Albert Einstein . La primera se encuentra en la calle principal del casco antiguo, muy cerca de la Torre del Reloj y su museo, en el edificio del Museo Histórico de Berna, cruzado el río. Es un museo completísimo que incluyen vídeos, fotos e inventos de él y su padre.

. El Parque de los Osos. También, cruzando el río, junto al puente Nydeggbrücke, se encuentra un foso con varios ejemplares de osos, que recuerdan los orígenes de la ciudad y bandera. Muchos padres con sus hijos se acercan para verlos y echarles de comer desde el mirador superior.

. Jardín de Rosas (Rosengarten) . En esa misma ribera, un poco mas adelante del foso de los osos, se encuentra este jardín con las mejores vistas del río y el casco antiguo de la ciudad. Desde aquí, quisimos buscar en esta parte un restaurante mas barato fuera del centro y nos encontramos con la zona mas exclusiva de la ciudad, llena de embajadas, entre ellas la española.
Otros monumentos interesantes, que únicamente pudimos visitar por fuera, fueron el Palacio Federal y el Ayuntamiento de Berna, con magníficas ornamentaciones.

Museo Histórico y Ayuntamiento de Berna
ContinuaráViaje a Suiza (II)
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