Podeis ver el resto de días en nuestro viaje haciendo click en estos enlaces:
- Capadocia (Museo al aire libre de Goreme y valle de Zeme)
- Capadocia (Uchisar,Pasabag,Museo al aire libre de Zelve y valle de Devrent) - Capadocia (Valle de Ihlara y Rosa, ciudad subterranea de Derinkuyu)- Capadocia (Valles de la Capadocia: Rojo, Blanco y de las Palomas)
- Pamukkale
- Ruinas romanas de Afrodisias
- Ruinas romanas de Éfeso
Sin lugar a dudas, Éfeso es posiblemente uno de los museos al aire libre más impresionantes del mundo. Para los amantes de la historia antigua es un destino turístico más que imprescindible. Las joyas arqueológicas que aquí pueden visitarse nos llevan hasta uno de los grandes centros culturales y económicos del Antiguo Occidente.
Situada entre los montes de Bulbul y Panayir, lo que hoy podemos ver en Éfeso fue descubierto gracias a las excavaciones realizadas por arqueólogos ingleses en el siglo XIX. Una pena que, en su afán económico, muchas de las piezas y objetos encontrados fueran a parar al Museo Británico de Londres.
La época romana fue la época de esplendor en Éfeso. De ella datan la mayoría de las grandes construcciones que podemos ver. La decadencia de la ciudad llegó a partir del siglo III. Sin embargo siempre será un lugar único e inolvidable.
En el siguiente plano en el que se puede ver una reconstrucción del aspecto de Éfeso durante los primeros siglos de nuestra era, cuando albergaba más de 200.000 habitantes . Podéis realizar click en la imagen para ampliar.
En este plano podéis ver los restos que aún se pueden visitar y que alguno de ellos veréis en el reportaje indicando el monumento con el número que corresponde en este plano.
Recomiendo que evitéis las horas centrales (si vais en época veraniega) ya que el calor es insoportable.
Nada más cruzar la entrada y abonar las que nos cuesta la entrada (aproximadamente 10 euros en el año 2013), encontraremos unos carteles informativos sobre la historia de Éfeso y algunos de los edificios que aún se conservan.
A continuación avanzamos hasta las primeras ruinas, dónde se pueden contemplar los restos de un área deportiva en el que había un gran gimnasio, unos baños y pistas deportivas. Pero lo que llama poderosamente la atención es la vista sobre el impresionante teatro (2) de Éfeso.
Construido entre los siglos III y II a.C y posteriormente ampliado por los romanos
A ambos lados de la calle, una sucesión de columnas y los restos de pedestales sobre los que se erigían decenas de estatuas nos hacen imaginar cómo era la principal vía de conexión con el puerto.
Como curiosidad, fue la primera calle del mundo que por la noche iluminaron con las antorchas.
Y es que en los momentos de esplendor de esta ciudad el puerto se encontraba al final de esta vía (como podeis ver en el plano que recrea la antigua ciudad). No obstante los aluviones del río Caistro fueron taponando totalmente el puerto, tanto es así que ahora la linea costera se encuentra a 6 kilómetros de distancia de las ruinas.
La sección que se encuentra al sur del teatro fue pavimentada en mármol en el siglo v d.C. por un rico efesio llamado Eutropio, y constituía una calzada reservada a los vehículos de ruedas. Los peatones usaban las aceras elevadas que flanqueaban la avenida
En la foto vemos uno de los pocos arcos que se conservan...
Si nos subimos a la derecha de la Vía de Marmol veremos el Ágora Comercial (3), uno de los mayores espacios públicos de la ciudad
El vasto espacio cuadrado rodeado por las basas de las columnas que en otro tiempo formaron la columnata que rodeaba el recinto, es de unos 100 m por cada lado.
Las inscripciones griegas y latinas declaran que fue fundada en el año 110 d.C. por Cayo Julio Áquila como monumento funerario para su padre, Cayo Celso Polemeno, que había sido senador romano y procónsul de Asia
En el piso inferior, las tres puertas están flanqueadas por cuatro nichos que contienen representaciones de las virtudes de Celso: Ennoia (la Reflexión), Sofía (la Sabiduría), Areté (el Valor) y Episteme (el Conocimiento). En la actualidad los originales han sido reemplazados por copias.
En el interior de la biblioteca había dos altas cámaras con una galería de dos niveles que contenía los nichos rectangulares en los que se almacenaban unos 12.000 libros.
Tres arcos enmarcados por gruesos pilares sobre los que se puede leer una inscripción que ha permitido conocer a los autores .
Se trata de Mazeo y Mitrídates, dos esclavos que construyeron esta puerta en el 40 d.C. en honor al emperador Augusto por haberles concedido la libertad.
Por el centro de esta importante arteria circulaban los carros, mientras que los peatones lo hacían por los pórticos laterales en los que se situaban algunas viviendas, tiendas, fuentes, templos...
Según comenzamos a subir por la Vía de los Curetos, podremos ver a mano derecha una zona de excavaciones cubierta por unas edificaciones (tejado que veis en esta foto detrás de este bonito pórtico) para poder preservar un conjunto de viviendas que han sido excavadas sacando a la luz cómo era el interior de una típica vivienda romana de la época. Se trata de las Casas de la Colina (8).
Aquí se pueden ver frescos y mosaicos, observar las conducciones de agua, las letrinas, el sistema de calefacción, nosotros optamos por no entrar porque había que pagar aproximadamente 5 euros extras
Frente a este grupo de casas, en el otro margen de la Vía de los Curetos se encontraban el burdel (7), los baños públicos (9) y las letrinas (10).
A continuación de las letrinas estaban los baños de Escolástica (11), dónde se pueden ver las 4 salas típicas que conformaban el baño romano:
En la fachada de los baños que da a la Vía de los Curetos se encuentra el Templo de Adriano (14) el cual puede pasar desapercibido entre tanta ruina y tantos rincones en los que detenerse en Éfeso, pero no hay que dejar pasar la oportunidad de admirar este templo bastante bien conservado, de estilo corintio. Quizás lo que más llame la atención del edificio sean los hermosos frisos del pórtico y una cabeza de medusa dedicada a ahuyentar espíritus malignos.
Fue dedicado a Adriano, a Artemisa y al pueblo de Éfeso en el siglo II, aunque luego fue restaurado en gran parte en el siglo V.
Continuamos ascendiendo por la calle hasta encontrarnos con la Fuente de Trajano (15), erigida en honor al Emperador Romano Marco Ulpio Trajano.
La fuente estaba presidida por una gran estatua del emperador hoy desaparecida.
La fuente en forma de U, consta de dos pisos, sostenidos por columnas y dos estanques.
Durante las excavaciones de la fuente, se encontraron varias estatuas de la familia imperial, que actualmente se exhiben en el museo de la ciudad.
Una vista de la impresionante Vía de los Curetos desde la puerta de Hércules.
presidiendo toda la plaza, el edificio que le da nombre: El templo de Domiciano (21), la primera estructura conocida en Éfeso que estuvo dedicada a un Emperador Romano.
Apenas queda nada del templo, que era relativamente pequeño en comparación con la colosal efigie del emperador. Cuando este fue asesinado en el año 96 d.C, la estatua fue derribada por la muchedumbre. Todavía quedan fragmentos de la misma en el lugar. La cabeza y el brazo gigantescos están expuestos en el Museo de Ízmir.
En uno de los laterales de la plaza se encuentra un relieve de la diosa de la victoria, Niké (19) La figura porta en su mano izquierda una corona hecha de hojas de laurel, el emblema de la victoria, y en su mano derecha un ramo. Proviene del periodo romano de la ciudad y fue descubierta entre las ruinas de la plaza de Domiciano.
Este anfiteatro con capacidad para unas 1400 personas hacía las veces de Bouleuterión, una institución de las antiguas ciudades griegas compuesta por representantes de los ciudadanos que se reunían para discutir y decidir sobre los asuntos públicos de la ciudad.
Además de su uso principal, este anfiteatro cubierto también se utilizaba como teatro o para la celebración de diferentes ceremonias.