Viaje por bodegas y balnearios de Hungría (I) : Introducción

Por Desde Hungría
Tras un largo parón bloguero, he decidido retomar el blog escribiendo varias entradas sobre un viaje muy interesante y recomendable que hice en verano por Hungría, y que resumo a continuación.
Este pasado verano, como comentaba, tuve la oportunidad de recorrer gran parte del país en un agradable viaje que tenía como objetivo disfrutar de las principales regiones vinícolas y algunos de los balnearios que posee esta bella región centroeuropea. Comenzamos en Budapest, donde tuvimos una breve estancia de poco más de 24 horas, pues la capital húngara no era, como dije, el objetivo principal de este viaje. Allí alquilamos un coche y los siguientes días recorrimos casi todo el país, deteniéndonos en zonas concretas. En la siguiente entrada me centraré en Budapest, y en las posteriores, haré un resumen de cada región visitada, con información que pueda resultar útil a futuros visitantes que estén interesados en un viaje similar, que es absolutamente recomendable.
El viaje que propongo comienza en la capital húngara, Budapest, una ciudad fascinante: diseñada en gran parte durante la época del Imperio Austrohúngaro, en el siglo XIX, cuando Hungría era una potencia mundial y celebraba el milenio de la llegada de los húngaros a Europa, por lo que no se escatimaron recursos para levantar majestuosos edificios imperiales. Dos durísimos golpes, de los que el país aún no se ha recuperado, han provocado que hoy en día Budapest se muestre como la capital de un imperio decadente. El primer golpe fue el tratado de Trianon, un tragedia sobre todo humana, pero también económica, política y social, por el que Hungría perdió 2/3 de su territorio y millones de húngaros pasaron de la noche a la mañana a ser ciudadanos de un país extranjero. El segundo, la caída del sistema socialista y la entrada a la economía del libre mercado, del cual, tampoco se ha recuperado. Por todo ello, elegantes y lujosos edificios imperiales acumulan polvo y se desconchan lentamente, Trabants y Ferraris comparten un asfalto lleno de baches, viejos trolebuses y modernas líneas de metro transportan a los ciudadanos por la ciudad, y hermosos puentes comunican Buda y Pest cruzando el siempre bello Danubio.
Un importante detalle: dada su ubicación, en Hungría amanece y anochece temprano, por lo que para disfrutar de este país es importante madrugar, terminando la jornada a una hora razonable, y con ello acostarnos pronto. Así conseguiremos ajustar nuestro reloj biológico al horario del turista activo que requiere este hermoso país.
Por otra parte, visitar la capital húngara en un día es casi imposible (al menos hacer un recorrido completo por la misma). Este viaje tenía como objetivo las regiones húngaras fuera de la capital, por lo que reduje Budapest a tan solo 24 horas (pero claro, yo viví allí una temporada y he viajado muchísimas veces allí, por lo que para aquellos que acudan por primera vez es mejor si amplían su estancia en la capital húngara).
Os dejo un link con una entrada previa de este blog en la que figura información importante para aquellos que viajen a Hungría por primera vez, haciendo click aquí.
En la próxima entrada comienzo el resumen propiamente dicho de este viaje, que he organizado en varias etapas.
Con 1,7 millones de habitantes, Budapest es la capital de Hungría. Su parlamento, en la imagen, es el edificio más emblemático de la ciudad.