De modo que partimos en nuestro coche de alquiler recorriendo la pintoresca y serpenteante carretera que atraviesa el parque nacional de Bükk por sus montañas, hasta llegar a Miskolc, un camino de mayor belleza que la autopista M3 (opción más rápida). La anterior vez que hice este mismo recorrido era pleno otoño y la variedad de colores y el manto de los hojas de los árboles daban aún más encanto a este tramo, probablemente una de las carreteras con mejor paisaje de toda Hungría.
En esta ocasión no tuvimos tiempo de visitar la ciudad de Miskolc. De ella hay una entrada que ente blog que puede leerse haciendo click aquí. Mencionar brevemente que es una de mis ciudades favoritas de Hungría, pese a la injusta fama que tiene en el país. Ganó importancia histórica tras el tratado de Trianon, cuando la ciudad de Kassa, cabecera de la región, pasó a formar parte de Eslovaquia. En la época socialista se instaló una importante red de industrias pesadas metalúrgicas, que hizo que la ciudad sobrepasara los 210.000 habitantes a finales de los años 80. Con la caída del socialismo y la implantación del nuevo régimen económico, las fábricas cerraron y la ciudad inició un descenso económico y demográfico en picado. Hoy en día apenas quedan 150.000 habitantes (ha perdido más de un cuarto de la población), tiene una de las tasas de paro más altas del país y la gente joven emigra en masa a Budapest y al extranjero en busca de una vida mejor. Pese a todo esto, Miskolc está en una de las zonas más bellas de Hungría: situada a los pies de las montañas de Bükk, en un hermoso valle, con zonas vinícolas propias y otras cercanas como Tokaj, balnearios espectaculares como el de Tapolca, y un centro urbano restaurado hace unos años que le da un encanto especial a esta capital de provincias. Plazas como la Szinva terasz, Hősök tere, la avenida Szechényi, la callecita Deryné... tienen un encanto especial. Los cercanos pueblos de Lillafüred o Alsohamor atesoran también gran belleza. Por todo ello la ciudad ha intentado impulsar el turismo, sin embargo, es bastante desconocida para los extranjeros y tiene esta fama postindustrial para los húngaros. Es cierto que Miskolc no es Bilbao, no ha sufrido una espectacular transformación de ciudad industrial a ciudad de servicios, y aún hay decenas de fábricas en ruinas, chimeneas y cientos de viviendas deshabitadas, que deslucen mucho la ciudad, pero todo ello, lo bueno y lo malo, es Miskolc, y le da su encanto particular.
Volviendo al tema central de esta entrada, como dije, nuestro día no tenía más pretensiones que disfrutar de una agradable jornada de descanso en la pequeña villa termal de Miskolctapolca, disfrutando de su balneario, sus parques y su lago artificial. Aparcamos el coche a la entrada, en uno de los aparcamientos de pago que hay (funcionan mediante ticket horario que se adquiere en las máquinas automáticas, dejándolo posteriormente colocado en el salpicadero). No recuerdo el precio exacto, pero no es caro.
El balneario está abierto todos los días de 9 a 20 horas, cerrando las piscinas a las 19.30 y dejando la última media hora para ducharse y cambiarse de ropa. El ticket que nosotros adquirimos, y que considero más práctico es el combinado para 4 horas (que incluye el uso de todas las zonas del balneario por 3250 forint, unos 10 euros), aunque hay que tener cuidado con el límite de tiempo, no obstante 4 horas es suficiente. En la página web del balneario que os dejo en este link en inglés, donde puede consultarse el horario así como los tipos de entradas y sus precios.
En verano hay más gente y bastantes niños, por lo que en ocasiones puede parecer más un parque acuático que un verdadero balneario. La anterior vez que estuve fue un mes de Febrero entre semana, y prácticamente no había nadie más excepto nosotros.
Dentro del balneario hay chiringuitos de bebida y de comida, donde se pueden probar platos típicos como el langós, zumos de frutas naturales, mojitos, platos combinados, helados, hamburguesas y perritos... Aunque al tener un tiempo limitado de 4 horas no le dedicamos mucho tiempo a este tema, ya que fuera del balneario, dentro del propio pueblo hay varios restaurantes donde se come genial y tienen precios bastante asequibles.
En los alrededores del balneario hay una serie de parques y jardines por donde se puede dar un agradable paseo. También hay un estanque artificial con patos y donde se pueden alquilar pequeños barcos.
En definitiva, Miskolctapolca ofrece un balneario único, en el interior de la montaña, y es una experiencia imprescindible si pasamos cerca de este lugar, y recomendable incluso si se está en Budapest y se tiene tiempo de sobra. Para llegar a este lugar, lo mejor es alquilar un coche o contratar un servicio de transfer. En transporte público, hay que viajar a la estación de tren de Miskolc (los trenes parten desde la estación de Keleti de Budapest), al llegar a Miskolc tomar el tranvía hasta la estación de autobuses (Buzá tér), y desde allí tomar el autobús urbano número 2, que nos dejará en la última parada de su recorrido en Miskolctapolca.
En cuanto a bodegas, la propia ciudad de Miskolc tiene una pequeña zona de bodegas, concretamente en la parte de la ciudad que está en la ladera de la colina Avas. En estas pequeñas y empinadas calles pueden degustarse algunos buenos caldos húngaros. Cuando yo estuve esta zona estaba de obras, como puede verse en la siguiente fotografía. Además, muy cerca se encuentra el pueblo de Tokaj, famoso a nivel mundial por sus vinos, especialmente la variedad Aszú, un vino dulce cuyas botellas pueden llegar a venderse por cientos de euros cada una.