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Juana Vázquez Marín
Dolors Alberola
Javier Vázquez Losada
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Juana Vázquez Marín
Dolors Alberola
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Bio-Bibligrafía
Vicente Martínnace el 31 de Julio de 1945 en Collado de Contreras (Ávila)y se dedica a la enseñanza.
Se da conocer al obtener el accésit del Premio Internacional de Poesía Ciudad de Torrevieja con el poemario “De silencios fingidos” que publica la editorial Plaza & Janés. A partir de ese momento obtiene reconocimientos como el Premio ‘Flor de Jara’ de la Diputación de Cáceres, elPremio de Poesía ‘Juan Alcaide’, el Premio de Poesía ‘El Olivo’ de Jaén o el Premio Poeta ‘Mario López’, entre otros. Recientemente acaba de ser galardonado con el Premio “Fray Luis de León”de Creación Literaria de la Junta de Castilla y León por el poemario “No me pidas que cante cuando vengas”, con el Premio “Vicente Núñez” de la Diputación de Córdoba por“Olas en el desván” , con el Premio “Eladio Cabañero” por “Como tu piel desnuda” y con el premio “Federico Muelas” de Cuenca por el poemario “Como digo tu cuerpo”.
Poética
Escribir un poema es transgredir
los punto cardinales, es violar
los códigos escritos,invocar
otros ritos de amar, otras infancias,
otras encarnaciones…., es prestarle
tu voz a las encinas y tu cuerpo,
como un campo de olivos, a la lluvia.
Y es que esto de escribir no está sujeto
a franquicias de marcas ni se arroga
banderías de nada ni de nadie,
es que esto de escribir es un dolor
que nos viene horadando de continuo,
que nos nace de pronto como nace
de nuevo un corazón que estaba muerto,
como rueda
de noche una girándula
que amenaza estallarte entre los ojos.
Poemas
I
Habrá un día, sin duda,
un día en el que todos estaremos dichosamente locos
y a todos nos dará por tener como amante a una bombilla
de cuatrocientos vatios
y a un dios republicano que convierta los panes y los peces
en idiomas rentables,
(resulta que los peces de la multiplicación están muriendo
desde hace mucho tiempo inútilmente multiplicados)
qué más da,
cuando uno se acostumbra a la indulgencia del náufrago
nadie asume el fracaso y cualquier tabla
merece una herejía,
lo que importa es que al fin todos tengamos
un reloj ilegible y una fuente
que rezume palomas por las gárgolas.
Hablaremos entonces sin temor de la paranoia del mármol
y de la metafísica ebriedad de los comerciantes,
nos arrodillaremos ante las hornacinas donde aún laten
los versos de Petrarca y los placebos de los ángeles hermafroditas,
habrá un lugar cualquiera,
un eclipse,
la mirada huidiza de un arqueólogo
donde esconder las lágrimas de los glaciares nórdicos,
diremos todo aquello por lo que fuimos condenados
de ambigua hechicería,
sabremos, por ejemplo,
que el día es la aureola que provoca
la combustión del sueño, que un arcángel
es un niño asustado con los ojos de almizcle o que la música
no engendra el desvaído de los adolescentes
sino la soledad alófona de la materia,
sabremos con qué rama de olivo llegaremos
hasta el juicio finalque nos acecha
y acaso,
con el mundo a la espalda consigamos
un palpitar de estrellas en los dedos,
nada más, nada menos,
porque ya estamos hartos de salir a la calle
con un guardián egipcio,
hartos de que nos echen en los oídos ruiseñores narcóticos,
hartos de arquitecturas y de crucifixiones,
hartos de militancias,
de cadalsos,
de dogmas,
hartos de la fingida bondad de los inválidos,
hartos de la gente que presume certezas y almidona
verdades absolutas
hartos
de estar hartos de todo.
del poeamrio “Como tu piel desnuda” Ed. Renacimiento”
II
A veces hace frío,
tanto frío
que no cabe en las manos el nombre de una rosa.
Entonces llego a ti desafiando
el mundo que te ignora
y como alguien
que sabe que te ama y no conoce
todavía la infancia de tus pasos
ni tu aliento de hiedra ni el demonio
nocturno de tu sangre,
como alguien que te sabe con los labios elásticos
y un temblor de humedal entre las piernas
me hospedo en tu mirada, en la erosión
de una llama incruenta.
Y mientras dejo atrás todas las sombras
de las viejas guaridas, mientras cruzo
por los campos minados y tan sólo
los últimos rescoldos me señalan
la ruta de tu cuerpo
hago un acto de fe,
guardo la luz,
los pájaros,
tus ojos…,
al tiempo que repito muy despacio,
sin tocarte, tu nombre.
Y es que hace a estas horas tanto frío
que no cabe en las manos el calor de una rosa.
De “No me pidas que dante cuando vengas” Barrio maravillas
III
Hay un antes del tiempo
y un ayer en que todos teníamos
jardines en la voz y el corazón de fruta,
hubo un antes del tiempo en que el deseo
era como una franja de tierra que tuviera prohibidos
los pijamas de rayas,
un tiempo en que las cosas pasaban lentamente,
tan despacio,
que pudimos comernos las palabras
y dejar en remojo las ideas.
El espacio que queda no es fiable,
no se puede decir si aquella sombra
proviene de una encina o del eclipse
de una panadería,
tampoco
anochece más tarde por que pongas
galgos a custodiar las entrenalgas
o salpiques con agua bendita las aceras.
Lo que sabes de sobra es que los trenes no paran
a partir de las diez,
que las cosas requieren tiempo para asearse,
un casa con música
y luz
y agua corriente,
tú lo sabes muy bien y tienes prisa
y besas los silencios de las avespromiscuas
igual que si estuvieras besando tu retrato.
Una tarde vendrán los limpiabotas con bata de hospital,
tú tendrás una rosa en cada mano,
cantarás a los presos,
a las novias,
a los trabajadores de las fábricas,
moverás tu pañuelo con los dedos de un dios desmemoriado
y te irás alejando con tu cuerpo,
éste mismo,
en que ahora malvives hilando y deshilando las caretas
de todo el universo.
De “Olas en el desván” Próxima edición