Vamos a necesitar los ingredientes que aparecen en la foto:
- 1 litro de agua
- dos pastillas de caldo de pollo
- 3 patatas grandes
- 1 cebolla grande
- 3 puerros
- aceite
- 1 vaso de nata
Lo primero de que debemos hacer es pelar la cebolla y partirla en trozos grandes. No hace falta que nos esmeremos mucho en que quede bonita ya que luego lo vamos a triturar todo. La ponemos en una sartén con aceite y dejamos que se fría unos diez minutos.
Mientras tanto vamos pelando las patatas y dejando limpios los puerros. De los puerros sólo se come la parte blanca, o sea, muy poquito, pero qué le vamos a hacer.
La parte verde la podéis tirar, pero lo mejor es lavar bien los trozos y aprovecharlos para hacer un caldo de verduras que luego podéis usar para una sopa o un potaje por ejemplo.
En las fotos se ve cómo quedan las verduras listas para usar.
Ponemos a calentar el agua en una olla y le añadimos las pastillas de caldo. Cuando esté hirviendo el agua, le añadimos las patatas, los puerros y la cebolla de la sartén.
Podemos echar las piezas enteras, pero cuanto más pequeños sean los trozos de patata y puerro, menos va a tardar en cocerse. Para saber cuándo está cocido, podemos pinchar un trozo de patata y pincharlo con un tenedor. Las patatas son la clave, ya que es lo que más tarda en cocerse: cuando esté blandita, lo demás también lo está. Lo normal es que con unos 15 minutos sea suficiente.
Cuando ya esté todo bien cocido, cogemos la batidora y ¡a batir sin miedo! Tiene que quedar muy suave, sin ningún grumo.
Arriba podéis ver cómo queda después de la batidora. En este momento le añadimos el vaso de nata líquida y removemos bien.
Ya sólo nos queda decidir si la vamos a comer caliente y no esperamos más o si preferimos la versión fría, en cuyo caso la dejaremos en la nevera unas horas.
¡¡Que os aproveche!!