Vicio lector

Publicado el 23 mayo 2012 por Carm9n @Carmenyamigos

El texto que os traigo hoy, Vicio lector, de Fuensanta Niñirola, se integra en el libro PervertiDos. Catálogo de parafilias ilustradas, que he tenido la fortuna de ganar en un concurso organizado por Ediciones Traspiés. El libro lo recibí ayer, lo cogí por la noche para echarle un vistazo y ya no paré hasta leérmelo todo... 
El libro se compone de 48 relatos sobre perversiones diversas. Ya os había hablado de este libro y del concurso en esta entrada en la que además os mostraba uno de los relatos. Hoy os traigo otro relato del libro. Podría haber escogido varios otros que me han gustado, pero me he decido por este con el que no me cabe la menor duda de que tod@s vosotr@s, amantes de los libros, de la literatura, disfrutaréis como yo. Y es que somos afortunadamente much@s l@s que compartimos esta perversión, ¿verdad? Ojalá lográsemos pervertir a much@s más... 
Me temo, doctor que soy adicta a la ficción desde mi más tierna infancia: navegué con John Silver buscando tesoros, pero encontré ballenas y al capitán Ahab. Atravesé selvas indostánicas, luchas con tigres y piratas malayos siguiendo a Sandokán. Fui Nemo recorriendo veinte mil leguas bajo el mar, pero no contenta con ello, pasé dos semanas en globo con otros amigos y terminé dando la vuelta al mundo con Mr. Fogg, que era demasiado contenido. Con Homero fui Helena, y también Aquiles, peleé en la llanura troyana, viajé con los Argonautas, fui Andrómeda, atrapada con un mostrenco del que me liberó Perseo ¡y cómo lo premié!
Decidí pasar cien años disfrutando con la familia Buendía, ¡allí pasó de todo! Conocí a Pedro Páramo y a la tía Julia de mi amigo Mario. Me di una vuelta por Yoknapatawpha, para saber de los Stupen. Después de pasar cuatro tomos en Alejandría gozando con Justine, el tartamudo Claudio me presentó a toda su familia romana. ¡Menudas piezas! Años después, contacté con la gente de Smiley, repitiendo placer; disfruté con un amigo americano, Ripley. Después de pasar una lúbrica velada con Marlowe, me dijo "¡adiós muñeca!", y desapareció. Me consoló un tal Bilbo, sumergiéndome durante tres volúmenes en la Tierra Media, donde el atractivo Aragorn me hizo pasar veladas inolvidables. No sigo, pero hay más: navíos  británicos y capitanes con ricitos dorados... ¿Será grave, doctor? ¿Me curaré...? ¿Cóoomo? ¿Doscientos pavos? ¿Puede, por favor, devolverme mi libro?
Un buen recorrido, ¿no creéis?

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