Era de desear que durante el pasado 11M, séptimo aniversario de los atentados en los trenes de Madrid, los familiares de los casi 200 muertos y 1.500 heridos, estarían unidos en un acto recordatorio común, pero no: hubo concentraciones separadas, una de ellas públicamente airada no contra los terroristas, sino contra José María Aznar.
Una era la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) presidida por Ángeles Pedraza; otra, la Asociación de Ayuda a las víctimas del 11M, que preside Ángeles Domínguez; y, finalmente, la Asociación 11M de Afectados por el Terrorismo, que preside Pilar Manjón.
Aunque la AVT, fundada en 1981, está formada sobre todo por víctimas de ETA, su presidenta perdió el 11M a su hija Miriam, de 25 años. La veterana AVT y la asociación presidida por Domínguez, que perdió un hijo, afirman que no se sabe toda la verdad sobre estos atentados.
Pero la de Manjón, que perdió otro, da por buena la sentencia que cerró el caso.
Pedraza y Domínguez presentaron diversos recursos que están llevando ante los jueces a varios responsables de la investigación, por supuesta manipulación de pruebas que, de demostrarse, dirían aparentemente la verdad definitiva sobre los atentados.
Mientras, Pilar Manjón mantiene una vehemente campaña para demostrar que los terroristas que incitaron los atentados fueron George Bush, Tony Blair, Aznar y Durán Barroso, actual presidente de la Comisión Europea, anfitrión del encuentro de las Azones en el que se aprobó la invasión angloamericana de Irak.
Pero es tal su rabia, su ira especialmente contra Aznar, sus irrefrenables odio y pasión --es comunista y sus consocios la conocen como Segunda Pasionaria y Pasionaria II--, que ha perdido ante buena parte de la opinión pública la autoridad moral que había adquirido tras la muerte de su hijo.
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SALAS ve así el querido diálogo de civilizaciones del prodigioso Z.