EL ASESINATO DEL SANDRO
Esa noche de domingo llovía intensamente. El Brusli (Bruce Lee para los refinados), que era lo que llamamos un delincuente internacional, le punteó con un pequeño cuchillo al Sandro, un vendedor ambulante que, envalentonado por los cuatro tragos que había bebido, lo provocaba demasiado. Tras el puntazo, el Sandro estuvo consciente unos cinco minutos, luego cayó y el mismo Brusli se encargó de llevarlo a la asistencia pública en un taxi. Murió en el trayecto y el Brusli se lavó las manos diciendo a los médicos que él lo había recogido herido en la calle y que sólo hizo una obra de caridad llevándolo a que lo curen.
Víctor Hugo Viscarra. Borracho estaba, pero me acuerdo. Mono Azul Editora, Abril del 2006.