Otro año más la calle Martin Rey se convirtió en el momento cumbre de la procesión triunfal de la Divina Pastora, ante el delirio del pueblo pastoreño y tras el rezo de la Salve Pastora Querida, el Padre Álvaro Román volvió a quitarle el sombrero a la Pastora de nuestras almas en un instante en el que lo popular, lo solemne, el delirio, la emoción y los clamores del pueblo se unieron para ensalzar a nuestra titular. Santo y Seña de Cantillana, la ceremonia única de quitarle el sombrero a la Divina Pastora congregó en la calle pastoreña a una ingente multitud de pastoreños, devotos de la Pastora y foráneos para asistir a tan bellísimo instante en que alcalzamos la gloria, con el padre Álvaro de Martin Rey al cielo.
Otro año más la calle Martin Rey se convirtió en el momento cumbre de la procesión triunfal de la Divina Pastora, ante el delirio del pueblo pastoreño y tras el rezo de la Salve Pastora Querida, el Padre Álvaro Román volvió a quitarle el sombrero a la Pastora de nuestras almas en un instante en el que lo popular, lo solemne, el delirio, la emoción y los clamores del pueblo se unieron para ensalzar a nuestra titular. Santo y Seña de Cantillana, la ceremonia única de quitarle el sombrero a la Divina Pastora congregó en la calle pastoreña a una ingente multitud de pastoreños, devotos de la Pastora y foráneos para asistir a tan bellísimo instante en que alcalzamos la gloria, con el padre Álvaro de Martin Rey al cielo.