Ayer ocurrieron muchas cosas. Además de armarme de valor para ir a un centro comercial con Bichito yo sola, el destino me lo puso más difícil aún. Me lo tomo con humor, pero reconozco que me eché a llorar en un Zara.
Os lo explico todo ¡con pelos y señales! (más señales que pelos, ¡prometido! ¡JA!)