No obstante, los representantes del IMSS reventaron las chapas con ayuda de un cerrajero, creyendo que no había personas en el interior, pero al ver que había menores de edad, les señalaron que venían a embargar bienes de una persona con determinado nombre.
Los menores refirieron que esa persona ya no vivía en el lugar, por lo que no había bienes de su propiedad. Pese a esos argumentos, respondieron que eso no importaba y procedieron con el robo disfrazado de embargo. Al llegar el abogado familiar la situación se puso tensa debido a que éste comenzó a cuestionar a los trabajadores del IMSS, encontrando una tras otra, diversas irregularidades como un falso citatorio, y que no se contaba con la documentación necesaria para realizar el embargo.
Al domicilio entraron diversas personas, algunas sin identificar, y en el acta no se asentaron por completo los bienes embargados. Peor aún, tras la diligencia, faltaban aún más objetos, e inclusive dinero en efectivo, debido a que las personas husmearon dentro de los cajones, cuando únicamente pueden señalar bienes que estén a la vista, además de que los vehículos que ahí se encontraban también fueron embargados, aun cuando se encuentran a nombre de otra persona.
Debido a la forma de llevar la falsa diligencia, los afectados iniciarán un proceso contra funcionarios por los delitos de robo y delincuencia organizada, al simular el embargo y abusar de sus atribuciones. De acuerdo con el abogado de la familia este tipo de diligencias “chuecas” son comunes y traen consigo que no exista un embargo debido, así como la pérdida de bienes, pues las personas aprovechan para robar otros objetos.