¿Qué pasa con los viejos amigos? Cuando nos los encontramos, todo da igual. Perdemos diez años y retrocedemos a la edad en la que nos conocimos. Los viejos chistes nos vuelven a hacer gracia, las miradas lo dicen todo y los puñetazos en el brazo equivalen a abrazos.
No se que es lo que tienen los viejos amigos, pero consiguen volverte loco, te resetean la memoria. Te hacen olvidar todos los problemas y vivir el presente. Cuando ves a uno con el que no hablas desde hace mucho tiempo, todo explota. De repente no hay que preguntarse de que es lo correcto, porque sale solo. Simplemente hay que ser uno.mismo, sin miedo a ser juzgado, porque sabes que el otro te acepta tal y como eres y que lo ha hecho siempre. Muy probablemente sea de las pocas personas que te quieren como eres y no como pareces, porque te conocen desde hace tanto tiempoque han visto todos tus cambios, y te conocen tan bien que saben perfectamente lo que eres de verdad y lo.que es solo apariencia.
Pero por mucho que te alegre ver a un viejo amigo, también es triste, porque los viejos amigos son espejos en los que nos reflejamos. En ellos ves como asoman las primeras canas que ya a ti empiezan a salirte, ves su incipiente barriga y sus arrugas en la cara, pero más que eso, vemos sus penas, vemos sus sueños rotos, que al fin y al cabo muchas veces son los.mismos que los nuestros. Vemos en ellos su novela nunca escrita, su negocio en la ruina, su novia a la fuga y sus estudios abandonados. Pero no solo para lo malo son un espejo, también lo son para lo bueno. En ellos ves la experiencia adquirida con los años, ves lo duro que ha sido conseguir lo que tienen, pero a la vez ves lo satisfacción por el trabajo hecho y ves como a partir de la infantil personalidad con que lo conociste ha alcanzado una madured emocional que esperas, tú también presentes.
Además de todo esto, si algo tienen de bueno los viejos amigos, es que con ellos no valen los malos pensamientos. Con ellos, vuelves a ser un niño, vuelves a una época en la que todo era inocente. Con los viejos amigos no cabe la envidia, porque son tus espejos y lo bueno para ellos es bueno para ti. Los ves más como un hijo, sintiendote orgulloso de sus logros. Nunca los ves como un rival al que superar. Quizá por eso es tan gratificante volver a ver a tus viejos amigos, porque con ellos te puedes relajar, ser tu mismo.
En definitiva, y aunque sea un cliché, tener un amigo, es tener un tesoro, porque un viejo amigo, te va a apoyar en todo. Es como un hermano, al cual no se le discute la lealtad. Él siempre mirará por tu bien, al igual que tú miraras por el suyo. Ojalá nos comportaramos con todos como nos comportamos con los viejos amigos, Todo sería más fácil. Por desgracia, los viejos amigos tardan mucho en alcanzar ese título, eso si, una vez que lo alcanzan, ya no lo pierden.
Lo peor de volver a ver a los viejos amigos, es quizá la despedida, porque es entonces cuando empiezas a preguntarte porque has perdido el contacto con esa maravillosa persona y te das cuenta de que ya es practicamente imposible recuperarlo. También recuerdas las decisiones tomadas y te preguntas si todo habría sido distinto de haber tomado otras decisiones distintas.
Los viejos amigos son fantásticos, pero te dejan una sensación agridulce de la que es difícil librarse. Así que si quereis un consejo, consumid los viejos amigos con moderación, son de digestión difícil.
Orson López