Viejóvenes y joviejos.

Por Jesús Marcial Grande Gutiérrez

Sir Ronald George Gibson, había comenzado su Conferencia sobre Conflictos Generacionales recitando estas cuatro citas:
Cita 1:  “Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. No se ponen en pie cuando entra una persona anciana. Responden a sus padres y son simplemente malos”.
Cita 2: “Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder; porque esta juventud es insoportable, a veces desenfrenada, simplemente horrible”.
Cita 3: “Nuestro mundo ha llegado a un punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos”.
Cita 4: “Esta juventud está malograda hasta el fondo de su corazón. Muchos jóvenes son malhechores y ociosos. Jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura”.  

Mientras formulaba despacio estas cuatro opiniones el Doctor Gibson observaba como gran parte de la concurrencia aprobaba cada una de las frases. Al acabar, aguardó unos instantes a que se acallasen los murmullos del público y entonces reveló el origen de cada cita:
  1. La primera frase es de Sócrates (470 - 399 a .C.)
  2. La segunda es aún más antigua, de Hesíodo ( 720 a .C.)
  3. La tercera se remonta a un sacerdote anónimo del 2.000 a .C.
  4. La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia (actual Bagdad), con más de 4.000 años de existencia.

Ante la perplejidad de los asistentes, concluyó diciéndoles:
 "Señoras madres y Señores padres de familia: Relájense... la cosa siempre ha sido así... ¡Gracias a Dios!"

Esta anécdota circula por la red y ha sido compartida tantas veces que no he sido capaz de dar con el origen. Efectivamente El Doctor Gibson existió (1909 - 1989) y fue un célebre médico que recibió entre otras condecoraciones la Gran Cruz de Caballero del Imperio Británico, perteneció a la Comunión de los Reales Colegios de Cirujanos y al Real Colegio de Médicos Generales (o médicos de familia ingleses). Así que la historia posiblemente sea cierta y la impactante presentación de su conferencia tiene un mérito reconocido por esta perdurable popularidad. Y es que la idea, pese a resultar sorprendente, es una constante histórica: Los jóvenes reaccionan con rebeldía ante los viejos y los viejos juzgan con decepción a los jóvenes.  
Parece que exista una lucha eterna entre los viejos y los jóvenes. El viejo se instala en su castillo, construido largamente piedra a piedra durante años, y el joven se lanza alegremente con la caballería al galope al asalto de la vida. La diferencia de edad, evidenciada por la decrepitud o lozanía de los cuerpos no es la única diferencia entre ambos; la imaginación también funciona de manera distinta en ellos. No penséis que los jóvenes la tienen y los viejos no; pero los viejos la tienen casi solo para el pasado (sus famosas batallitas) y los jóvenes la orientan casi en exclusiva al futuro. Ambos se equivocan: los viejos confunden su memoria con la historia y los jóvenes el futuro con sus deseos. Pocos viejos intentan inventar algo (¿para qué? todo está ya inventado) y pocos jóvenes renuncian a intentar crear algo nuevo (sin saber que que, realmente, sus "originales propuestas" tienen mil años).
¿Y no podría ser uno "viejoven" (o "joviejo")? ¿No podemos sustraernos de la "edad mental" y combinar las virtudes del anhelo y el desvelo, la curiosidad y la experiencia? No tardaremos mucho  (si la ética  lo permite) en poder trasplantar una mente vieja en un cuerpo joven (lo inverso sería más bien estúpido). Algunos piensan que sobrevendría un tarado, un inadaptado. Posiblemente las generaciones separen más a las personas que el sexo. La convivencia generacional vivió momentos de equilibrio en años pretéritos y en sociedades diferentes: los viejos  aportaban experiencia y prudencia y los jóvenes vigor y empuje. El respeto (y la envidia) eran mutuos como ahora lo es el recíproco desdén.
Siempre ha habido y siempre habrá jóvenes y viejos. Pero la pirámide de la población mundial se desplaza fuertemente hacia la tercera edad. También los gobiernos y los poderes fácticos del Viejo Mundo se rigen principalmente por gerontocracias mientras la agitación y la revuelta es patrimonio del Tercer Mundo, eminentemente juvenil.
Afirma Pérez Reverte en una entrevista en el diario El Mundo el mes pasado sobre el terrorismo islámico: "Es que los yhjadistas van a ganar. Los derrotarán en Irak o en Siria pero van a triunfar, porque son jóvenes, tienen hambre, un rencor histórico acumulado y absolutamente comprensible, cuentas que ajustar, desesperación, cojones, fuerza demográfica... Occidente y Europa en cambio son viejos, cobardes, caducos y no se atreven a defenderse. Está perfectamente definido. Europa es vieja e indefensa."
¿Y qué hay de los jóvenes de la Vieja Europa? ¿Qué pasa con los jóvenes españoles, por ejemplo? Pues surgen, comenta Reverte en dicha entrevista, "unas generaciones nuevas que no tienen fuentes directas y que se están guiando por cuatro tuits. La visión es paradójicamente más parcial y maniquea que hace 30 o 40 años, cuando los testigos aún estaban vivos. Aún quedan, pero ya no se les escucha. He visto a niñatos de 20 años dando lecciones de historia en Twitter a gente que hizo la guerra o a sus hijos. Vivimos en un mundo de etiquetas fáciles donde 140 caracteres son más importantes que un libro, donde no se habla de un argumento sino de lo que un tuit dice sobre ese argumento." Y no es solo que los que no recuerden (o no conozcan) su pasado estén condenados a repetirlo, como señala el aforismo de Santayana, sino que a menudo tomarán esa reiteración como una novedad.
Vieja Europa, viejuna España, conservadores EEUU... Nuestro mundo ha llegado a un punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos.

NOTAS: He incluido en el artículo párrafos entrecomillados de la entrevista con Arturo Pérez Reverte en el diario El Mundo, el 08/01/2017. Igualmente intercalo comentarios adaptados de un autor de blog, cuya referencia (posiblemente por haber sido borrada) no he logrado encontrar.