La celebración de festivales online nos permite acercarnos a muestras cinematográficas que habitualmente estaban fuera de nuestras rutas de festivales. Y el éxito de las propuestas online ha quedado claro. Ayer se clausuraba Docsbarcelona llegando a una cifra de 125.000 visionados, cuando en la edición del año pasado tuvieron 20.000 espectadores. Estos días estamos comentando la última edición de Vienna Shorts Festival, un encuentro cinematográfico que cada año ofrece un panorama de los mejores cortometrajes internacionales, con una selección a veces muy cercana a la experimentación, y que podemos ver hasta el 2 de junio.
La sección oficial nos ha llevado a programas de cortos que hablan de temáticas que en cierta manera están muy relacionadas con el confinamiento. El "yo frente a la sociedad" es el tema principal de algunos cortos como 3 logical exits (Mahdi Fleifel, 2020), en el que el director regresa a los campos de refugiados palestinos en el Líbano donde rodó anteriores cortometrajes como A world not ours (Mahdi Fleifel, 2012) y A man returned (Mahdi Fleifel, 2016) para encontrarse con el mismo protagonista, y plantearse qué posibilidades de salida tienen los jóvenes palestinos que viven en ese lugar.
3 logical exits (Mahdi Fleifel, 2020)
Los cortos brasileños que estamos viendo en Vienna Shorts tienen en común la reflexión sobre cómo ha podido regresar Brasil a los tiempos del conservadurismo con la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia. Àgua e sal (Luisa Mello, 2019) propone una situación ficticia de libertad para encontrarnos, al final encerrados en un espacio diminuto. En Atordoado, eu permaneço atento (Henrique Amud, 2020) la historia se centra en el periodista Dermi Azevedo, activista de los derechos humanos que se enfrentó a la dictadura militar, viviendo hechos dramáticos como el arresto y tortura de su hijo de tan solo 2 años. Ahora, su mirada sorprendida se dirige a un Brasil que no reconoce. Y en Apiyemiyekî? (Ana Vaz, 2020) la directora nos muestra dibujos que guarda el educador Egydio Schwade, y que realizaron niños nativos de una zona del Amazonas hace años, cuando durante la dictadura militar de los años 70 la construcción de una autopista provocó el asesinato de cientos de indígenas.
Apiyemiyeki? (Ana Vaz, 2020)
Lo desconocido es también una de las temáticas de los cortometrajes que estamos viendo en Vienna Shorts Festival. Como en Mars, Oman (Vanessa del Campo, 2020), un cortometraje producido en Bélgica pero dirigido por la realizadora madrileña Vanessa del Campo que nos traslada a una estación espacial en el país árabe de Omán, cuyo desierto permite a los científicos realizar pruebas con astronautas en un espacio que simula el paisaje de Marte. En El remanso (Sebastián Valencia Muñoz, 2020), el director plantea una historia que nos muestra a una familia llegando a una abandonada finca en el corazón del Amazonas colombiano, amenazados por la presencia de los paramilitares y las matanzas de campesinos. El cortometraje consigue transmitir el desasosiego al espectador, en una jungla desierta, silenciosa y oscura. También es un buen trabajo de creación de una atmósfera irreal el que podemos ver en el corto ruso Sun dog (Dorian Jespers, 2020), que se desarrolla durante un largo día sin sol en la Rusia ártica con una imagen etérea, como de sueño, que provoca una sensación extraña.
Mars, Oman (Vanessa del Campo, 2020)
Las consecuencias del coronavirus están presentes en todos los festivales que estamos viendo estas semanas. En Vienna Shorts Festival, hay también programas que están dedicados al aislamiento. All inclusive (Corina Schwingruber Ilič, 2018) fue el cortometraje de inauguración de la edición anterior del Vienna Shorts Festival, y muestra en 10 minutos la vida en un crucero donde todo está todo incluido, pero que es una cierta manera de aislamiento. En el excelente Postcards from the end of the world (Konstantinos Antonopoulos, 2019), el director griego propone unas aparentemente felices vacaciones familiares en una isla, que se convierten en una pesadilla. Y en Symbiosis (Mounia Akl, 2019), la realizadora libanesa habla del aislamiento emocional de una pareja a través de un buen trabajo de animación que propone una historia de celos y de descubrimiento.
Postcards from the end of the world (Konstantinos Antonopoulos, 2019)