Viento gélido contra el cuerpo

Por Negrevernis

No me importa cómo se quede el abrigo: me da igual que no esté perfectamente doblado sobre sí mismo, las mangas perfectas, la capucha remetida o que se marquen los dobleces. El gorro se queda debajo, la bufanda como un ovillo, los guantes de lana de cualquier manera. Hace frío y un viento gélido vuelve rojas las manos con sólo asomarse más allá de las cremalleras. Este autobús está caldeado, lo urgente prima y me acerco, tras dejar todas las ropas de abrigo, de cualquier manera en el asiento de al lado...