Vientos de invierno: Capítulo 15

Publicado el 21 abril 2015 por Isabel Isabelquintin

¿Le sorprende verme de nuevo, doctor?

No debería; la historia no ha acabado, todavía hay mucho que tengo que decirle,  además de que poco a poco estoy recordando mejor a Ian. Así que lo retomaremos desde donde lo dejamos:

Paris pasó desapercibido ese fin de semana, mientras Kurt trabajaba yo dormía, o hacia algunas compras y solo salía con él. La inspiración no llegó y mis bocetos no avanzaron; regresamos la noche del domingo y yo volví a mi trabajo, salía con Kurt, trabajaba como máquina programada y hacía los viajes que mi trabajo exigía. Me puse la fachada de hacer, aunque por dentro era de papel. No soportaba que nadie me nombrara a Ian y tampoco indagué más sobre él y su nueva vida, hasta que el otoño estaba a punto de acabar y la fecha de la boda de Corine llegó. Pasé el viernes entero en The Lighthouse, en Chelsea Piers dando instrucciones y coordinando detalles de lo que sería la recepción, el sábado muy temprano regresé y me encontré con mil peros, que no llegaron las rosas y las peonías,  que la tarta nupcial estaba retrasada, que los meseros estaban incompletos… luego llamó Corine que me esperaba en la peluquería para que le diera el visto bueno… al fin controlé todo y pude ir a ver a la preciosa novia que lucía uno de mis vestidos. Me sentí especial en ese momento, importante… Yo era una de las damas, así que usé un vestido color turquesa y Ed el maquillista me quitó con maquillaje las penas, trasnochos y ojeras. Tenían que verme bien, sabía que podría volver a ver a Ian aunque él no hubiera confirmado; cualquier cosa podía pasar.Salimos de Queen hasta el puerto de Chelsea. Y llegamos con un elegante retraso de treinta minutos. Ingresé en el lugar para corroborar que todo estaba en orden y al fin les di la entrada a los invitados a la terraza donde se haría en enlace. Me puse en mi lugar de primera dama o madrina frente a Matt que estaba emocionado y guapísimo. Pero lo mejor fue ver en sus ojos el brillo del amor, ese destello precioso que iluminó su rostro enamorado. Eso es lo más bello de una boda, las expresiones de los novios. Corine llegó hasta el arco nupcial y la ceremonia empezó. No vi a Ian así que supuse que no asistiría. Luego de los botos vinieron las argollas y el ansiado beso. Pasamos al salón a hacer la sesión de fotos y se sirvió la comida. Yo coordinaba desde la cocina algunas exigencias de los invitados como el cambio de pescado por cerdo, fruta o verdura, alergias a los mariscos, maní o ¿queso? En fin. Solo quería que mi adorada Corine estuviera tranquila y feliz disfrutando de su momento. Me decidí a sentarme con los novios, caminaba acercándome al salón cuando lo vi, o los vi. Ian llegaba llevando del brazo a una mujer con un bebé en brazos. Las piernas se me doblaron y un tambaleó le obligó a agarrarme del brazo de un mesero.-¿Está bien? –me preguntó.-Sí, no pasa nada.-¿Quiere que le traiga algo?-No, mejor ve a hacerte cargo de la pareja que acaba de llegar, ubícalos en la mesa de amigos cercanos y sírveles enseguida.-Voy ahora mismo.

Me giré para irme hacia el servicio cuando apareció Kurt.-Lamento la tardanza –me dijo mientras me daba un beso en la mejilla-. Mi reunión se tardó más de lo planeado.-No te preocupes, pasa a la mesa y ya mando a que se te atienda.-¿No vas a acompañarme?-Tengo cosas por coordinar.-¿Qué te sucede, preciosa? Estás pálida… trabajas demasiado. No creo que pase algo malo  si te sientas unos minutos.-No puedo, pero pasa y siéntate junto a James, es tu lugar.-Mi lugar es contigo. ¡En que te ayudo?Me rendí, no pude hacerle entender que quería estar sola así que acepté irme a sentar en la misma mesa donde estaba Ian.-Buenas tardes –saludó Kurt –Me retracé un poco.-Lo importante es que estés aquí –concedió Corine.Sentí la mirada de Ian encima de mis hombros. No quise mostrarle mi ansiedad asi que no lo mié. Nos sentamos, hablamos un poco con los invitados y recién casados y no soporté más tener a Ian tan cerca y con otra mujer. Me levanté y salí hacia el balcón. Allí apoyé los brazos en la barandilla y empecé a respirar profundo para lograr calmarme… el aroma de un perfume me inundó el ambiente. Era Kurt, no podía ser Ian aunque oliesen igual.-Estoy bien, Kurt –dije sin voltear a mirar –un poco cansada… regreso en un momento. Espérame allí.-No, -era Ian, quedé petrificada. Poco a poco me giré y me quedé viéndole- Aquí estaremos solos…No supe como reaccionar pero él si, me tomó por la cintura y me llevó hasta él. Bajé el mentón para evitar mirarle. Se acercó a mi oído y susurró:-No soporto verte con el principito…-Ian, por favor-No suplique por soltarte porque no lo haré, suplicarás por mi, por mis besos.Y me besó…
Continuará…

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