Viernes, 17 de Mayo de 1940

Por Sila
FRENTE OCCIDENTAL: En Bélgica, los alemanes avanzan tras la retirada aliada hacia el Escalda. Tras combates con los últimos británicos que defendían la plaza, Lovaina es tomada, al igual que Gembloux, donde la RAF pierde 11 de 12 Blenheim enviados para bombardear el puente sobre el Dyle. Por la tarde, los alemanes entran en Bruselas, declarada ciudad abierta; el gobierno belga había huído esta misma mañana a Ostende.
Cubierto su flanco norte por la 5ª División Panzer, que hoy derrota a la 43ª División Francesa en Meuberge, la 7ª de Rommel continúa su imparable avance. A las 04:00 llega a la localidad de Avesnes, donde se enfrenta en intensos combates con la 5ª División Motorizada Francesa, derrotándola al cabo de varias horas. La destrucción por parte de la Luftwaffe del cuartel general del 2º Cuerpo Francés ayuda, sin ninguna duda, al éxito de Rommel. Por la tarde, la vanguardia alemana cruza el río Sambre por la localidad de Landrecies y entra en Le Cateau, retornado a Avesnes para reagruparse. En la práctica, esto supone que otra línea defensiva francesa más, la Sambre-Oise, ha sido quebrada por los alemanes.
Operaciones en el Frente Occidental desde el 16 al 21 de Mayo

Por su parte, Guderian y su superior Von List viajan al cuartel general de Von Runstedt, el comandante del Heeresgruppe A. Runstedt les informa de que Hitler está furioso ya que cree que los panzers han avanzado demasiado deprisa, exponiendo los flancos e impidiendo que la infantería los alcance. Por ello, Runstedt ordena detener el avance de los panzers por el momento, aunque autorizando “acciones de reconocimiento”. Con esa excusa, Guderian consigue establecer una cabeza de puente en el río Serre y hacer avanzar a su 1ª División Panzer hasta Crecy sur Serre. Con todo, la obligada pausa viene muy bien a los alemanes. En una semana han cubierto centenares de kilómetros y han agotado toneladas y toneladas de munición. Es necesario un parón para recuperar fuerzas. Pero la tranquilidad dura poco. A las 15:00 la 4ª División Acorazada Francesa, reorganizada a toda prisa, lanza un ataque liderado por un joven oficial llamado Charles de Gaulle. Por primera vez, los alemanes se encuentran con formaciones blindadas que combaten de forma moderna, por lo que los combates son muy duros. De Gaulle consigue llegar hasta la localidad de Montcornet, poniendo en aprietos el flanco sur de Guderian, pero finalmente es frenado. El ataque de De Gaulle debía de ir acompañado de otro procedente del norte y a cargo del 1º Ejército Francés, pero este es suspendido tras comprobarse que las fuerzas alemanas ya estaban muy cerca de la línea Sambre-Oise.
Tanques franceses abandonados.

PARÍS: El Comandante en jefe de los Ejércitos Aliados y del ejército francés, el viejo general Maurice Gamelin, dice en la orden del día a sus soldados que "El destino de vuestra nación, de las de nuestros aliados y del mundo depende de la batalla que ahora luchamos...". Pese a la arenga, el Primer Ministro Reynaud quiere destituirlo ya que lo responsabiliza de la derrota de la última semana. En ese sentido, el jefe del gobierno hace llamar a París al jefe de las fuerzas francesas en Oriente Medio, el general Weygand, y al embajador francés en Madrid, el mariscal Petain. Mientras tanto, París es una ciudad en la que reina el caos. La población huye ante el temor de los alemanes, y en los edificios públicos ya están ardiendo las piras con los documentos oficiales, una escena que se repetirá bastante a lo largo de la guerra.
ALEMANIA: La 48 bombarderos Hampden de la RAF bombardea la zona industrial del puerto de Hamburgo. Ningún avión se pierde y una refinería alemana es alcanzada.