Cambio de look. Mi trabajo consiste básicamente en
hacer lo más atractivo posible lo que muchas veces es repulsivo, indignante, o directamente
aburrido. Un diario, las noticias del día de ayer. Muchas de mis tareas al cabo del día se resumen en
"cuádramelo" o un
"haz que quede bonito", a la espera de que la varita mágica funcione, como lo hacen el botón de
'copy' de la fotocopiadora o el
'go' de la máquina de cafés. Puedes hacerlo con cuatro, cinco, no con
treinta y tantos encargos. Hace tiempo que
la magia pierde terreno, por desgaste, por hartazgo, o porque simplemente no funciona así. Uno no puede diseñar una revista de estilo o diseño cada tarde, menos aún con los mimbres que te racanean. De vez en cuando la magia –llámalo magia, llámalo la
Fuerza, o simplemente restos de
talento– le da a uno para hacer un diseño resultón. Sólo de vez en cuando. Hasta las tipografías pasan de moda. Incluso los
formatos. Y hasta las frases hechas. Cosas de tendencias y eso que llaman "ponerse al día". La labor de los
diseñadores gráficos se pone cada día en un escaparate para que todos juzguen, todos opinen. Y como casi todas las causas, hay un día para reivindicarlos:
ayer. Irónico, ¿verdad?
Siempre ayer.
"Si no puedes hacerlo bonito, hazlo grande. Si no puedes hacerlo grande, hazlo rojo". Yo nunca renunciaré al rojo. Nunca pasará de
moda.
Cuando
Suede lanzó su primer single,
The Drowners,
Nirvana había puesto de moda el
grunge. Y el
britpop inventó un nuevo mesías, unos nuevos
The Smiths. Hacía falta plantar cara al rock alternativo americano. Yo escuchaba los dos, y más cosas. Estos me recordaban al
Bowie de
Ziggy, o a
Echo and The Bunnymen; los de
Kobain me los hacían olvidar y me mostraban nuevas formas. Entremezclados se mantenían el metal de
Metallica, el rock radical vasco de
Kortatu, o el rockabilly de
Stray Cats. En esa época yo estrenaba mis primeros ordenadores, y descubría el
Photoshop, o el
Pagemaker, y hacía mis primeros pinitos como maquetador y
diseñador editorial. Ya entonces me tiraba el rojo, pero aprendía a mezclarlo todo, a probar variaciones, equilibrios, contrastes y composiciones imposibles.
Alguien podría haber asociado el título de este post con
Roxette. También podría haber valido. En realidad la cuestión era asociar esta
entrega 199 de los
#VDLN con los retoques del
diseño. Ya tenía ganas de sacar tiempo y darle un nuevo
look al blog. Seguiré
cambiando cosas, aquí, y fuera de aquí. Poco a poco. Espero que os guste la música, y los cambios. La semana que viene, más.
Sed libres.
¡Feliz #VDLN! ¡Y que la Fuerza os acompañe!Síguenos en Facebook Consigue aquí el código InLinkz.Os dejo aquí directamente los códigos, tanto para
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