Cuando cayó la noche y las tinieblas aparecieron, fue el turno del Señor del Gran Poder quien recorriera las calles en Vía Crucis. Igualmente, cabe destacar la seriedad y la organización a cargo de tres grandes capataces (mi amigo Pepe, mis primo José Mari y mi cuñado Manolo)
Cuando cayó la noche y las tinieblas aparecieron, fue el turno del Señor del Gran Poder quien recorriera las calles en Vía Crucis. Igualmente, cabe destacar la seriedad y la organización a cargo de tres grandes capataces (mi amigo Pepe, mis primo José Mari y mi cuñado Manolo)