Viernes de mitologia

Por Zayi
Para este viernes de mitología he retomado las historias de metamorfosis. En lo que a mi respecta, es la parte que más me gusta de la mitología griega, ésa en la que las cosas se transmutan y siempre ( al menos en los Clásicos Griegos) es para mejor. Hoy voy a hablarles de Siringa, que para nosotros hoy en día no es otra cosa que una flauta compuesta por nueve tubos, hecha de cañas de distintos tamaños y que produce distintas notas musicales, de ahí radica la importancia que tiene a nivel musical, pero la Siringa no siempre fue una flauta, también fue una mujer. fue una ninfa y tuvo un pasado mágico en la mitología griega que voy a contarles. Así, que volviendo a retirar mi sombrero de juglar y haciendo esa reverencia que me dejé en el descansillo de la escalera hace semanas, les dejo con una historia de las bonitas...de las “de soñar”.

“Siringa era una náyade de Arcadia que tenía un arco de cuerno con el que solía cazar. Como todas las ninfas era bella y como todas, valiente y astuta. Un día mientras cazaba se encontró con el Dios Pan que bajaba del monte Liceo y apenas sus miradas se cruzaron, el Dios Pan quedó prendido de amor por ella. Obsesionado por aquella ninfa, el Dios enloqueció de amor y comenzó a perseguirla por todo el bosque, hasta que ella, aterrada y sin escapatoria alguna, se lanzó al río Ladón. Siringa, estaba tan asustada de ser apresada por el Dios, que pidió a sus hermanas, las otras ninfas que la ayudaran y ellas, decidieron convertirla en cañaveral.
Cuando el Dios llegó, sólo tuvo tiempo de abrazar aquellas cañas mecidas por el viento y que al contacto con éste, producían unas notas hermosas. Entusiasmado con aquella melodía, decidió honrarla construyendo de ella un objeto musical. Fue entonces cuando para nosotros, el resto de los mortales, nació la Siringa o mejor conocida acá en Europa como la zampoña”