Para este viernes de mitología hablaré de uno de los personajes más desalmados de la mitología, algo que tampoco es demasiado difícil encontrar en ella, puesto que si algo tienen la mayoría de las historias mitológicas es que sus finales son trágicos. También hay relatos hermosos en donde prevalece el amor, la justicia y los valores, pero estos son minoría. El pueblo griego es aguerrido y sus héroes son hombres valientes a los que no les tiembla el pulso para matar. En muchas historias encontraremos asesinatos entre miembros de una misma familia y en algunas, como la que relataré hoy, entre esos miembros también hay niños. Así que despojándome de mi sombrero y haciéndoles una vez más la debida reverencia, les presento a Atreo y sean ustedes los jueces.
Atreo es uno de los personajes más famoso de la antigua saga épica. Fue padre de Agamenón y Menelao, los dos valientes caudillos que prepararon la expedición contra Troya. Su nombre en griego significa “Sin miedo” y fue el hermano gemelo de Tiestes. La historia cuenta que ambos hermanos fueron exiliados por haber asesinado al hermanastro Crisipo en la lucha por alcanzar el trono de Olimpia. Ambos se refugian en Micenas y una vez allí Atreo promete a Artemisa (Diana) sacrificar el mejor cordero de su rebaño en acción de gracias por los favores recibidos, pero cuando empieza a elegir el cordero, consigue que entre ellos, hay uno de oro. Artemisa, espera que le sea sacrificado ese cordero, pero él lo esconde para obsequiarlo a su esposa Aérope.
Según cuenta la historia, la esposa de Atreo mantenía relaciones con Tiestes y obsequió a su vez este cordero a él, pero el cuento no queda aquí, Tiestes, que era astuto, le dice a Atreo que quien tenga el cordero dorado será electo rey y cuando Atreo acude a buscarlo, se da cuenta que su esposa se lo ha entregado a su hermano. Entonces, Atreo intuye que entre su mujer y su hermano hay una relación amorosa y planea su venganza. Atreo mató a los hijos de Tiestes y luego, los hirvió, los cocinó y los sirvió en la mesa en bandejas. Al terminar la comida, pide que traigan la otra bandeja y es cuando descubren la bandeja con las cabezas, pies y manos de las victimas. Tiestes sabe entonces que lo que acaba de comer son sus propios hijos y entre vómitos maldice a toda la generación de Atreo.
Tiestes desesperado acude al oráculo y allí le aconsejan tener un hijo con su propia hija puesto que del fruto de esta unión nacerá el único hombre que será capaz de matar a Atreo y cumplir la venganza. Cuando nace el niño, a quien llaman Egisto, su madre avergonzada ante el incesto lo abandona y un pastor lo encuentra. Enternecido por el bebé, se lo entrega a Atreo quien lo cría como si fuese su propio hijo. Sólo en la adultez, Tiestes revela a Egisto la terrible verdad y él indignado asesina a Atreo.