Mensaje para niñas y jóvenes a las que les gustan los juegos de mesa pero son hijas únicas y los adultos que las rodean odian jugar: existen solitarios más allá de los que vienen de paquete en el ordenador. Empiezo a pensar que yo leía tanto de chica porque era una forma de lanzarme a la aventura con otros seres humanos, lo que no deja de ser un maravilloso efecto secundario. El caso es que, ya cuarentona, compañeros del blog como me abrieron un mundo nuevo y me mandaron con la cigüeña a Viernes, un juego en el que intentamos salvar a un Robinson Crusoe bastante tonto, que tiene que pasar tres fases y luchar contra dos barcos piratas. Es sencillo de preparar y de jugar, pero no de ganar. De hecho, es difícil cruzar hasta la primera fase y, para colmo, en ocasiones es preferible perder una tirada a ganarla. Viernes es un excelente juego para luchar contra las ansias de ganar siempre y para gestionar nuestros niveles de aceptación del fracaso, porque cuando se es un Robinson con tan pocas luces, sobrevivir es casi un milagro. Si te lo tomas con humor, te lo vas a pasar en grande.