“Dos latas bien frías”, es la antesala de las revelaciones a compartir en este confesionario al aire libre. Los deseos fluyen luego en un río de promesas.
Basta otra ronda para alcanzar el ascenso, emprender la distribución entre familiares y amigos del premio gordo de la lotería que ganaremos sin duda este fin de semana, entre otros anhelos que el fabulador invoca para ver si, de mucho nombrarlos, pasan del sueño a la vida...