Como todo, tiene su parte buena, y su parte mala: Los fieles llorarán amargamente, pero los conductores (infieles, claro), se sentirán felices por evitar los cortes de tráfico que las procesiones originan.
En cualquiera de los casos, varias hermandades, han decidido unirse, y salir a colgar cruces y a crear mártires a como de lugar, y contra viento y marea. Se oponga quien se oponga.A continuación dejo una imagen de los cofrades reunidos, que parecen señores del KKK con dolor de muelas, y muy mala leche. Sólo les faltan las cruces de hierro, y las antorchas.