Vigencia de Antonio Guiteras

Publicado el 22 noviembre 2013 por Yohan Yohan González Duany @cubanoinsular19

Antonio Guiteras

Conferencia ofrecida por el historiador y escritor Newton Briones Montoto , 7 de mayo de 2012.

Los sucesos de El Morrillo donde perdiera la vida Antonio Guiteras ocurrieron hace 76 años. Podríamos empezar preguntándonos ¿por qué a pesar del tiempo transcurrido la figura de Antonio Guiteras permanece vigente? Año tras año aparecen artículos sobre Guiteras mostrando ángulos desconocidos de su vida o repitiendo los ya conocidos. Pablo de la Torriente dijo: “Ningún héroe es verdadero, si no es más grande en la muerte que en la vida, si no queda más vivo que nunca, después de su muerte. Si no es capaz de engendrar alientos en los que no lo conocieron sino por la leyenda, que es la única historia de los héroes verdaderos”[1].

La definición de Pablo se ajusta a Guiteras. Las organizaciones creadas por él murieron con su desaparición física y algunas, al convertirse en grupos de métodos violentos, lejos de difundir sus ideas terminaron empañando su imagen. Sus ideas y acciones permanecieron sin salir a la superficie durante algunos años. Porque su enemigo, Fulgencio Batista, ocupó ininterrumpidamente durante once años la primera posición. Sin saberlo, Batista estaba creando una leyenda, que lo sobrepasaría a él, porque la historia la escriben los pueblos. Tampoco Guiteras tuvo el privilegio de contar con una organización política que difundiera sus ideas como sucedió con Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena. Sin embargo a pesar de todo ello su figura se hizo más grande con la muerte que en la vida. Engendró aliento, espíritu de lucha en los que no lo conocieron. Así ocurrió con los hombres que pelearon en 1936 en España. A una de sus brigadas le pusieran el nombre de “la Centuria Guiteras”. Historiadores y periodistas encontraron motivos y satisfacción en escribir sobre su vida. No es casual que Ernesto Guevara, el Che, que se convertiría en una de las grandes leyendas hablara de él. Luis Buch me contó cómo en los primeros años de la revolución el Che le preguntaba sobre Guiteras. A falta de libros explicando su historia, tenía que recurrir al testimonio oral de uno que lo había conocido. Sin embargo, en estas breves líneas no se responden todas las interrogantes de por qué tiene vigencia la figura de Guiteras.

Para que ustedes tengan una visión exacta de la vida de este hombre que luchó por Cuba siendo de descendencia norteamericana. Remontémonos a los orígenes de nuestras luchas para entender mejor todo esto. Durante 400 años el monopolio de la economía y la política estuvo en manos de España. Los cubanos lucharon muchos años por obtener su independencia, que era en esencia manejar la economía y la política. Cuando la obtuvieron, ésta les vino cercenada, parte de la economía estaba en manos de empresas extranjeras. Al no existir independencia económica no existía independencia política. Una nueva batalla por completar la independencia económica comenzaría a partir de 1902. No es hasta 1933 que por primera vez un gobierno toma medidas a favor de los intereses populares. Es la primera vez en la historia de Cuba que la oligarquía es desplazada transitoriamente del poder. Estrenada la república en 1902, hasta los años veinte no aparecen hombres de la talla de nuestros mejores mambises. Por sus imperfecciones los gobiernos de turno no traspusieron la barrera de lo inadmisible. Machado, sin saberlo, por deficiencias en su cultura, arrastraba todo lo malo de los gobiernos anteriores. Promesas incumplidas, sometimiento al Norte, dependencia económica, corrupción y politiquería eran los lastres. Su misión histórica, como soldado mambí, era completar la independencia económica y política. Hizo todo lo contrario, se olvidó de sus compromisos, se atrincheró en su prestigio como general y en su poder para mantenerse en el cargo. No introdujo las modificaciones necesarias capaces de cambiar el gastado panorama de la vida cubana. A pesar de que en su campaña política había prometido su anunciado programa de Agua, Camino y Escuelas.

¿Cómo era el entorno en que le tocó gobernar a Gerardo Machado durante los años de 1925 a 1933? La industria azucarera, la mayor productora de riqueza, contaba con 183 centrales. Los cuales habían producido 5.349,000 toneladas métricas de azúcar durante la zafra 1924-1925. Esta se vendió a un promedio de 2,35[2] CTV la libra y se obtuvo un aproximado de 274 millones de pesos. Esta podía considerarse una buena zafra, sin embargo esta riqueza no era totalmente cubana. Las compañías norteamericanas eran propietarias de 84[3] centrales, constituían el 47,4% de las fábricas de azúcar. O sea de estos 274 millones de pesos una parte sustancial, casi el 50%, pasaba a manos extranjeras.

Por otra parte, existía una deuda exterior de 99[4] millones, donde cada año había que pagar los intereses. Por lo tanto de esos 274 millones también había que hacer una rebaja. Como resultado del “crack“ de l929, la banca extranjera controlaba la mayor parte de las operaciones crediticias y financieras, en su mayoría norteamericanas. Norteamericana era la minería; norteamericana era aproximadamente la mitad de la red ferroviaria nacional; norteamericanas eran las compañías de servicios públicos, teléfonos, electricidad y transporte urbano. El final de esta triste historia es que el presupuesto de la nación ascendía en realidad a solo 84 millones de pesos para 3 millones 457 habitantes. Que si eran bien repartidos entre sus ciudadanos, daría un per cápita de 23 pesos. Este reducido análisis, que traigo a modo de ejemplo, demuestra la condición de colonia económica que Cuba representaba cuando Machado llega al poder. Y como es fácil deducir, se imponía un cambio.

Una vez en el poder, Machado, sin embargo, dirigió sus esfuerzos a obras monumentales, como el Capitolio, la escalinata de la Universidad, la ampliación del Malecón. Agotadas las posibilidades de hacer volver a Machado a la realidad de las necesidades, aparecieron hombres dispuestos a enfrentársele. Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Antonio Guiteras, por citar a los más destacados. Los dos primeros sentaron pautas en cuanto a la lucha. El primero, acusando a Machado y realizando una huelga de hambre. El segundo, organizando a los trabajadores y utilizando sus virtudes de poeta para restarle crédito al dictador. Cuanto de resumen histórico encierra su poema, “Mensaje Lírico Civil”, inspirándolo  a hacer las estrofas de lo acaecido hasta ese momento: “Hace falta una carga para matar bribones. Para acabar la obra de las revoluciones. Para vengar a los muertos que padecen ultraje. Para limpiar la costra tenaz del coloniaje…” Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena no obstante ser magníficos combatientes con ideas claras sobre la lucha, estuvieron ausentes.

Mella tuvo que exilarse en México y Rubén curar su afección pulmonar en la URSS. Guiteras tuvo la suerte de poder mantenerse en Cuba y luchar. Los estudiantes y el pueblo lograron quebrar el gobierno de Machado, el 12 de agosto de 1933. Muy entrada la noche del 9 de septiembre de 1933 se reunió La Junta Revolucionaria de Columbia para nombrar un nuevo Presidente. La palabra aguda y precisa de Clara Luz Durán, estudiante de medicina y miembro del Directorio Estudiantil, inclinó la propuesta hacia el doctor Ramón Grau San Martín. El hecho de ser Grau más conocido por su profesión y oposición a Machado lo convirtió en el dirigente del momento. El 10 de septiembre tomó posesión como noveno presidente de Cuba. Se presentó en la terraza de palacio y anunció que no juraría la constitución porque contenía la Enmienda Platt, un gesto patriótico y osado para la época. El doctor Antonio Guiteras, norteamericano de nacimiento y con sólo 26 años de edad, resultó una de las primeras proposiciones hechas al presidente Grau. Él también se convertiría en actor de primera línea al frente de la secretaría de Gobernación. Pocos días después nombrado también secretario de Guerra y Marina.

La oposición al gobierno de las más importantes organizaciones políticas, como el ABC, el partido Conservador del ex-Presidente Mario García Menocal y de Carlos Mendieta Montefur, caudillo de la agrupación Unión Nacionalista. El Partido Comunista no brindaba su apoyo al nuevo gobierno por razones tácticas equivocadas. Otros, que habían luchado contra Machado, se volvían en contra del nuevo gobierno, como Chibás y el coronel Juan Blas Hernández. En política exterior, recibía el exiguo reconocimiento de México, Uruguay, Panamá, Perú, España y la negativa del resto, incluyendo a EEUU. La difícil situación económica daba aún más los toques de angustia al panorama. Mientras, Welles machacaba indirectamente con su arma, la del no-reconocimiento y la intervención. Para rematar el oscuro cuadro del momento, a ello se sumaban los militares del antiguo ejército introducidos en el Hotel Nacional. Era una cabeza de playa norteamericana en la isla, era el Playa Girón de aquella época.

Por su parte Guiteras, desde la secretaría de Gobernación, comenzó a proponer leyes, las cuales polarizaban la situación aún más. Declaró ilegales los partidos políticos responsabilizados con el machadato, suspendió el Congreso, y dejó cesantes a todos los gobernadores y alcaldes, que eran remplazados por revolucionarios. Los consumidores de luz y agua habían gestado un movimiento en contra de los altos precios del servicio; Guiteras creó una comisión para estudiar el caso. La propia compañía estaba dispuesta a rebajar las tarifas en un 20%, mediante el decreto 2974 se rebajó en un 45%. El afectado principal era la Compañía Cubana de Electricidad, propiedad norteamericana; así Guiteras hacía patente su concepto sobre el antimperialismo económico. Hasta ese momento las manifestaciones antiimperialistas habían sido verbales; esta, era la primera vez que se pasaba a la acción. Y si recordamos que sobre el gobierno pendían el no-reconocimiento y la intervención, podríamos decir que esto era algo fuera de lo común.

Ante la aprobación de la ley de rebaja de luz y agua, la Compañía de Electricidad decidió retirar a su administrador. Guiteras nombró un interventor. Desde luego estas leyes no solo preocupaban a la oposición sino a algunos integrantes del gobierno. El propio Guiteras lo expresó tiempo después: “Nuestro programa no podía detenerse simple y llanamente en el principio de la no-intervención. Tenía que ir forzosamente hasta la raíz de nuestros males, el antimperialismo económico, el que hizo retroceder a muchos antingerencistas, dividiéndose nuestras filas. Ante los decretos que, como enormes martillazos, iban rompiendo lentamente esa máquina gigantesca que ahoga al pueblo de Cuba, como a tantos otros de la América Latina, aparecían en escena para combatirnos todos sus servidores nativos y extranjeros. Yo tengo la satisfacción de haber llevado a la firma del presidente Grau los decretos que atacaban más duro al imperialismo yanqui; los vi retroceder, porque acudían a mí -Carbó, Lucilo de la Peña, Batista y otros- para convencerme de la necesidad de disminuir el ataque, de variar nuestra conducta”. Después de situarnos en el panorama del momento, nos asombra la certeza de Guiteras al definir ese momento. “Nuestro programa no podía detenerse simple y llanamente en el principio de la no-intervención. Tenía que ir forzosamente hasta la raíz de nuestros males, el antimperialismo económico,”.

Este hombre que no habló ni escribió mucho, tuvo la virtud de la eficiencia para expresar sus ideas. El 7 de diciembre declaró al periódico Ahora que “el programa del gobierno es redimir a Cuba de la condición de colonia que ha tenido desde el descubrimiento”. Sin embargo, esta última acción, rebajar la tarifa eléctrica, es la que marca la ruta, el camino a seguir. Y se puede ejemplificar cuando en los años 60 se nacionaliza la Compañía de Electricidad. Y en fecha tan temprana como el 8 de mayo de 1959, aniversario de la muerte de Guiteras, el Che asistió a un acto en la Compañía de Electricidad. En su discurso dijo que el reclamo popular era que se le pusiera el nombre de Guiteras. Será más recordado por el camino que nos mostró, rescatar las riquezas aunque del otro lado estuvieran los EEUU. Batista continuó haciendo de las suyas, hasta conseguir echar del poder a Grau San Martín, precisamente el 14 de enero de 1934. Guiteras lo sintetizó en una entrevista: “Grau cayó impulsado por los místicos del reconocimiento, con Batista a la cabeza, que habían retrocedido aterrados ante la verdadera revolución que por primera vez veían en todas sus luces. Fracasamos porque una revolución sólo puede llevarse adelante cuando está mantenida por un grupo de hombres identificados ideológicamente, poderosos por su unión inquebrantable, aunados por los mismos principios y no por la doctrina de «todos para destruir«”[5].

El Dr. Raúl Roa, definió aquel proceso con una célebre frase que sirve hasta hoy de calificativo definitorio: “La revolución del 30 se fue a bolina”. Pero en esa frase lapidaria, tan conocida y repetida como la marca de un producto famoso, no explicaba la desventura del supuesto papalote que fuera esa revolución. Por los términos utilizados no puede saberse a que se debió su mala suerte. Si perdió el rabo mientras se elevaba a favor del viento. O el hilo que lo sujetaba mientras ascendía estaba podrido y se partió. O si otro cometa, armado con cuchillas en su cola, cortó la cuerda y ello provocó el “irse a bolina” y perderse en el cielo de la república. No todo se perdió, en la memoria histórica quedo para los futuros luchadores el camino a seguir. Maurice Halperin, investigador norteamericano contemporáneo, expone en su libro sobre Cuba que Fidel Castro es el continuador de Antonio Guiteras. Y ambos, continuadores de las ideas de José Martí. Los tres están enlazados por un hilo conductor: el antiimperialismo.

Otro periodista norteamericano, Carleton Beals, profetizó en aquel momento lo que iba a suceder cuando Guiteras murió, “Mi querido amigo Antonio Guiteras ha muerto. Fue sorprendido en una encerrona fatal y asesinado. ¡Pero murió como un héroe!… Ahora, no podrán hacerlo, pero en un futuro no muy lejano, el pueblo de Cuba quemara la efigie del embajador Jefferson Caffery y del coronel Fulgencio Batista, y, ese mismo pueblo, entonará cantos a Antonio Guiteras y le construirá monumentos. Algún día su estatua será erigida en el Malecón, al lado del monumento al Maine y de la estatua del gran Antonio Maceo. No habrá estatuas para Batista. Allí solamente quedarán amargas memorias de Caffery. Pero el alma de Guiteras seguirá marcando la ruta”.

Muchas Gracias.


[1] De la Torriente Brau Pablo, El Periodista Pablo. Editorial Letras Cubanas 1989,  Pág. 369.

[2] Soto, Lionel. La Revolución del 33. Tomo I. Habana. Edit. Pueblo y Educación.  Pág. 232.

[3] Ídem. Pág. 234.

[4] Memorias inéditas del censo de 1931. Edit. Ciencias Sociales. 1978. Pág. 48.

[5] Pensamiento Crítico #39. abril/70. Pág. 287.


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