VIKINGOS IV - Cookies story Part 3

Por Marinero

Al caer la noche todo empeoró: las paranoias se hacían más intensas dado que la percepción de las cosas cambia, las luces, el no poder nada a través de las ventanas más que nuestros reflejos… todo lo hacía peor. Varios de nosotros habíamos vuelto a tener paranoias y sorprendentemente en algunas cosas coincidíamos. Tres de nosotros veíamos todo el rato a la misma gente subir en cada parada. Cada vez que el bus paraba se repetía el mismo proceso. Recuerdo perfectamente como uno de camiseta negra subía una y otra vez con el ticket en la mano, preguntaba a varios dónde estaba su asiento y terminaba dejando su maleta roja en el compartimento superior; una y otra vez.
De repente hubo algo que interrumpió todo el círculo de paranoias y sensaciones que estábamos sufriendo hasta ahora: Un grupo de hombres uniformados con chalecos fosforescentes había subido al autobús; se trataba de la policía. Creo recordar que eran tres y venían directamente a la parte trasera del bus donde nos encontrábamos nosotros. En un principio pensamos que el chofer habría alertado a la autoridad y venían a interrogarnos. En ese momento nos vimos pasando la noche en un calabozo de algún pueblo perdido por el norte de Dinamarca. Pero en realidad, se trataba de policías fronterizos ya que estábamos pasando el control de la frontera limítrofe entre Suecia y Dinamarca y sí, venían a interrogarnos.
Nos preguntaron procedencia, destino, razón, edad… nos pidieron documentación, registraron nuestras mochilas… todo en orden hasta que en la mochila de Ben encontraron algo: la bolsita de plástico en la que venían las cookies con algunas migas…aquello apestaba a marihuana. Todos creíamos que nos habíamos caído con todo el equipo pero contra todo pronóstico, la agente hizo un gesto al otro policía como diciendo “no hay nada que hacer con esto”, así que guardo la bolsita y procedieron a abandonar el bus. Habíamos salidos airosos de milagro tras sobrevivir a intensos interrogatorios estando profundamente colocados lo que te da unas posibilidades de reacción lamentables; eso sin hablar del aspecto que tendríamos. Pero todo salió bien.
Todo salió bien hasta que cuando los agentes estaban aproximadamente por la fila número seis del autobús en su camino para abandonarlo, yo no pude contenerme y vomité al diablo que llevaba dentro de forma escandalosa. Creía que había conseguido dar un gran salto desde el asiento de la ventana hasta el pasillo y vomitar allí pero en realidad le había echado todo encima en las piernas de Samantha. Sufrí otro segundo impulso y eche el segundo vómito en el pasillo; quedándome con medio cuerpo colgando fuera del asiento viendo por el rabillo del ojo izquierdo las piernas de los policías volviéndose.
Bajé con los policías a tomar un poco el aire y mientras estaba sentado en las escaleras del bus vi como Ben bajaba y les empezaba a contar todo a los policías: “Hemos estado en Christiania” “Hemos fumado marihuana y hachis” “Hemos comprado cookis de marihuana y nos las hemos comido antes de subir” “Estamos todos muy mal, sufriendo alucinaciones” “Necesitamos ayuda”
No me podía creer lo que estaba oiendo; Ben nos estaba sentenciando.Es cierto que vete a saber lo que llevaban esas cookies que habíamos comprado es una caseta de un tío más que sospechoso en un barrio autogobernado donde la droga esta permitida pero lo único que necesitábamos era descansar y dejar que todo pasase. Pero mientras les contaba todo eso a la policía yo estaba pensando que ahora sí que se acabó el viaje; se nos van a llevar a todos a un hospital a hacernos un lavado de estómago. Por suerte, los agentes nos dijeron que lo que teníamos que hacer era tratar de dormirnos así que, volvimos a subir e intentamos dormir sin éxito.
En la siguiente parada pasaron a limpiar el pasillo del bus y según bajaban tras haber limpiado todo yo volví a vomitar así que vuelta a subir y a limpiar. La noche seguía transcurriendo entre paranoias y continuos viajes al baño del bus de los miembros del grupo para vomitar. Aquello era una locura. No recuerdo de quién fue la idea pero en una parada dijo que nos bajásemos; que esto era una locura. Así que de repente nos encontrábamos en una especie de polígono industrial, descalzos y sin nuestro equipaje en plena noche. Se abrieron discusiones sobre si debíamos subirnos al bus, que a ver qué íbamos a hacer tirados en mitad de la noche sin saber dónde estábamos, que si el bus era una locura…hasta que una voz desde dentro del bus nos ordenó subir; era el chófer que a pesar de estar hasta las narices de nosotros, puso un poco de sensatez en el grupo y esperó a que todos subiésemos.
Recuerdo una española de vuestro grupo dándome una pastilla para el estómago y yo no podía sujetarla. La primera se me cayó entre las manos y la segunda me la metió directamente a la boca mi amiga porque era la última.
Al fin logramos dormirnos y nos despertamos en Estocolmo. Cogimos nuestras cosas y recorrimos el camino de la vergüenza por el pasillo del bus bajo las atentas miradas de los demás pasajeros. No me atreví a mirar a ninguno a la cara. Al bajar a Kim le entró la locura de que se estaba dejando algo. Primero decía que las gafas, luego que el móvil, la cartera…todo resultó ser una paranoia y todas sus pertenencias aparecerían más tarde en su bolso.
Nuestro grupo era un cuadro, nos arrastramos como zombies por la terminal hasta encontrar un sitio donde sentarnos. Buscamos hostal pero estaba casi todo lleno así que decidimos ir a uno caro y jugarnos la de dormir cuatro en una habitación de dos jugando al “escondite” con los de la recepción. Por suerte salió bien.
En la estación de trenes, nada más bajar del maldito bus, Ben soltó la famosa frase “Now I understand all; They are here because we are here”, que dos días después aclararía diciendo que el sufría una paranoia en la que todo era una conspiración para atraparnos.
Después de pasar 24h durmiendo en la habitación del hotel, salimos a visitar Estocolmo y mientras nos deleitábamos con la belleza de la ciudad, comentábamos los sucedido en el bus e intentábamos unir cabos tratando de entender la serie de locuras que habían sucedido.
"Fucking poisoned cookies" J.Hunter

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Autor: J.Hunter
Adaptación y traducción: Marinero blog
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