El viajero recorre las calles de Vilanova de Arousa y no deja de toparse con el gran Valle-Inclán. Cuando no son sus personajes de teatro inmortalizados en esculturas dispersas por las aceras y plazas, es su casa Museo, y las rutas valleinclanescas. O su enorme estatua, su Museo Cuadrante en plena Rúa Luces de Bohemia. Que una ciudad esté tomada por un escritor es de otra época. Si se va a París o a Madrid o a Praga, se verán lápidas conmemorativas de tal o cual escritor, incluso en la Closerie des Lilas parisina hay letreros señalando la mesa que frecuentaban, siendo especialmente buscada la de Hemingway, pero en una localidad tan pequeña, diez mil habitantes en plena Rías Baixas, en la de Arousa, el viajero no deja de sorprenderse al toparse en pleno julio, -un domingo 22 repleto de sobresaltos financieros tras el último viernes negro-, con las efigies sacadas de los libros, impertérritos al paso del tiempo, mientras el personal huye a las playas para aprovechar el ferrojulio, que en Galicia es mucho. En Luces de Bohemia, don Ramón María ya lo dejó escrito, las imágenes más bellas son absurdas en un espejo cóncavo. Lo cual, nos recuerda el corto camino que hay de la belleza al horror. Digo esto pensando en Caetano Veloso y su "de cerca nadie es normal", y en la situación económica española de la que nadie aquí deja de hablar este domingo de julio. El esperpento nacional español bebe de las fuentes de Valle-Inclán, del abuso del contraste, de la distorsión, de la degradación de los personajes, de la mezcla de pesadilla y mundo real, del semblante de burla, de la deformación sistemática de la realidad. El viajero ha recorrido las calles de esta villa marinera acompañado de la paz que respira este enclave, pasa delante de la excelente librería de Eulogio y pasea un tramo de la carretera que lleva a Las Sinas, y sus tranquilas playas, alejado de esa deformación de nuestra salud monetaria, que se cuela por las televisiones, de la deuda de un país que demasiadas veces ya en su historia ha apostado por el esperpento. El verano avanza entre imágenes bellas y espejos cóncavos. Pero el viaje sigue. Y el esperpento de una nación que se desangra en verano.
De la sección del autor en "Curiosón": "Vecinos ilustrados" @Aduriz2017