Existen muchas casas de esas en las que en la puerta te puedes encontrar de todo: enanitos de jardín, gárgolas de escayola, águilas reales en posición de despegue…y muchas de ellas, sin importar el tamaño que tengan, se denominan a sí mismas “Villa”. Villa Amparito, Villa María, villa …
Pues la casa de mi infancia, que no fue sólo una, no tenía cartelito, pero podríamos haber hecho uno: VILLA BRAGA.
La razón no es que mis padres fuesen los dueños de La Perla o Intimissimi, si no que somos 4 hermanas. Las 4, mi madre, la persona que nos cuidaba y la perra que tuvimos en algún momento, dejaban a mi padre en franca minoría.La ilusión de mi padre fue siempre tener un hijo (varón) y gracias a que yo, la mayor de las 4, no lo fui, me libré de uno de esos nombres bíblicos horribles y pasados de moda. Las otras
3empezaron por llamarse potencialmente como su progenitor….pasando de cada una a la siguiente esa posibilidad, porque cada una que nacía desechaba el nombre de chico por uno femenino….Pues de vuelta en Villa Braga, las 4 hemos nacido en dos turnos: las mayores y las pequeñas, Lasniñas. Las mayores (así, por separado,ni siquiera dignas de tener un cuasiapodo) nos llevamos 20 meses entre nosotras, y tras 6 años aparecieron Lasniñas.
Ahora me río, pero igual que nosotras siempre hemos sido Paula y Ana, las pequeñas fueron durante un largo período un ente único. Lasniñas, BarbarayClara. Hacían todo juntas, pero es que además había reglas diferentes, dependiendo de si eras Paula, Ana o Lasniñas. En nuestra casa, Ana y yo poníamos la mesa, hacíamos las camas, lo que tocase de tareas domésticas (a Ana le gustaba fregar platos especialmente…..), pero cuando decíamos que ya estaba bien, que ya podían hacer algo Lasniñas, la respuesta era “a su edad tú tampoco hacías nada”. Y claro, cuando tienen 7 años vale, pero cuando yo ya tenía 32 y la pequeña 23…pues como que ya sonaba a favoritismo.
Pero tener hermanas es algo genial. Seguimos siendo distintas, pero es eso lo que le da salsa a la vida. Cada una aporta su granito (o su pedrolo, dependiendo de la situación). Una hace más el papel de madre, otra de cabra loca, otra la sensata, o la ocurrente, o con la que siempre puedes contar, también la que va a su bola en determinados momentos....digamos que nos complementamos bastante. Y según el momento todas podemos adoptar cualquiera de los papeles.
Lo bueno de hacernos mayores es que crecemos, y también nuestra relación crece. Y nos redescubrimos entre nosotras. Para lo bueno y para lo malo.
Y lo malo es que, aunque es ley de vida, ya no vivimos en la misma casa. Ahora ni en la misma ciudad. Ni siquiera en el mismo país. Y nos echamos de menos. Mucho. No veré a mi futuro sobrin@ (y espero que ahijad@) con tanta frecuencia como querría una vez que nazca dentro de unos meses; no puedo reírme con mi ex-vecina-hermana por mandarle a mis hijos a su casa en zapatillas en el ascensor; no conozco los "avances franceses" de otra de ellas.....
En fin, esas son algunas de las cosas malas, pero no os pongáis tristes por nosotras, porque estas vacaciones de Navidad......