Ya ha llegado la cita mensual con Blogger Traveller. La verdad es que me encanta esta iniciativa ya que me permite disfrutar de uno de mis hobbies: la fotografía. Siempre voy cargada con mi cámara de fotos, nunca sabes cuando vas a hacer la foto de tu vida, esa que cada vez que la mires, te despierte sensaciones y sentimientos relacionados con el momento en que fue tomada. Soy de las que piensan que las fotos atrapan una pequeña parte del alma de cada lugar... ¡y me encanta coleccionar las esencias de cada sitio que visito!
La palabra de este mes en Blogger Traveller era: AZUL
Lo tenía complicado... ¿mostrar la parte azul de mi pueblo? ¿todo fotos del cielo? demasiado aburrido... ¿agua? en la Mancha la verdad que de agua andamos más bien escasos... ¿flores? más de lo mismo... así que, otro mes más, he tenido que improvisar y tirar de imaginación, dándole un toque azul a cada imagen de mi pueblo.
¿Quieres conocer mi pueblo en Azul?
Hoy os quiero enseñar la sierra de mi pueblo, un pequeño montículo lleno de matorrales y pequeños arbolitos donde todos los niños del pueblo hemos ido alguna vez a merendar con nuestros abuelos las tardes de los fines de semana. Y el que no haya ido... ¡no sabe lo que se ha perdido!
Cuando yo era pequeñita esos "molinos de viento" no estaban, vinieron después, con la novedad de la energía renovable. Bordean todas las sierras que rodean mi pueblo y le quitan parte del encanto que yo les veía cuando era una niña... o tal vez sea que ya me estoy haciendo mayor y me fijo en cosas menos importantes.
Esta zona está llena de olivares, los días que hace sol y tenemos la oportunidad de ir a comer al campo (una costumbre que espero se repita con la llegada del buen tiempo y no caiga en el olvido) es un remanso de paz y tranquilidad. Lo bonito de mi tierra es quedarse quieto, relajado, mirando al horizonte infinito... te llenas de una sensación de paz inmensa.
Una preciosa estampa de mi pueblo visto desde la sierra, como veis no es muy alta, pero es suficiente para escapar de la llanura manchega. Aquí aparece ese horizonte infinito del que os hablaba en la fotografía anterior. ¡Me encanta!
La parte más visitada de nuestra sierra, por esos caminos de tierra pasan incluso coches. Y nuestro querido repetidor de ondas, toda la vida con nosotros. Bajando por el camino opuesto al que se ve en la imagen se llega a la piscina municipal, hace unos años empezaron a hacer una piscina climatizada... pero habrá que esperar a que las aguas vuelvan a su cauce para poder terminarla.
Y el agua que esconde nuestra sierra para los que saben buscarla. ¡Que recuerdos me trae este lugar! He perdido la cuenta de las tardes que he pasado ahí con mis abuelos cuando era una niña. Ahora le toca a mi prima Julia hacernos el relevo a mi hermano y a mí. ¡Seguro que lo hará genial y lo disfrutará tanto como nosotros!
Si te has quedado con ganas de visitar más zonas azules... te dejo la lista de mis otros compis de viaje.
Un fuerte abrazo,
Celia ♥
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