Un chico aparece en una plaza, es pelirrojo, tiene unos veinte años, cara de lento y un aire entre rencoroso y necesitado. Mira a su alrededor como buscando algo o a alguien. Ve gente tirada en el pasto, chicos que charlan, parejas. Se detiene por fin en una chica que lee sola en un banco, una chica que lleva el pelo atado, tiene una pollera corta, lindas piernas y masca un chicle. Es ella. Lo sabemos por la cara del chico, que queda como flechado por esa boca pequeña, un poco desdeñosa, donde asoma cada tanto una víspera distraída de globo. Así empieza Village in the Snow de Martin Rit, como una película de suspenso, de amor o de crimen. Pese a lo que promete el título “Pueblo en la nieve” estamos aquí en pleno verano y todo sucede en el sur de Francia, en Slavno, una ciudad donde la luz brilla tanto que hace mal a los ojos. Esa es la primera rareza de la película de Rit: que la inquietud, la sospechaesa y la incertidumbre (las grandes líneas de que la animan) no irrumpen de noche, a traición (en callejones oscuros y sórdidos) sino a pleno sol, en el paisaje transparente de una ciudad de tarjeta postal como efectos colaterales del calor del verano o del aburrimiento.Village in the Snow es una historia de fijaciones múltiples y encadenadas: la historia de un Nerd que se obsesiona con una chica, de un chico que, a su vez, se obsesiona con el nerd obsesionado con la chica y de la chica que, a su vez, se obsesiona con los chicos obsesionados con ella. Un thriller de voyerismo y acoso que Martín Rit filma con un ojo preciso, desafectado, con un pie en David Lynch y otro en Erich Rommer y que protagonizan tres freaks emocionales donde cristalizan los tics de toda una generación: el tedio, la apatía, el ensimismamiento y una filosofía erótica que encuentra su máxima fuente de goce en la mirada y en la distancia.
Presentación realizada por Alan Pauls el 28 de abril de 2010 en el cicloNuevo cine canadiense en Primer Plano I.Sat Transcripción del siguiente enlace audiovisual: https://vimeo.com/11297131
Un chico aparece en una plaza, es pelirrojo, tiene unos veinte años, cara de lento y un aire entre rencoroso y necesitado. Mira a su alrededor como buscando algo o a alguien. Ve gente tirada en el pasto, chicos que charlan, parejas. Se detiene por fin en una chica que lee sola en un banco, una chica que lleva el pelo atado, tiene una pollera corta, lindas piernas y masca un chicle. Es ella. Lo sabemos por la cara del chico, que queda como flechado por esa boca pequeña, un poco desdeñosa, donde asoma cada tanto una víspera distraída de globo. Así empieza Village in the Snow de Martin Rit, como una película de suspenso, de amor o de crimen. Pese a lo que promete el título “Pueblo en la nieve” estamos aquí en pleno verano y todo sucede en el sur de Francia, en Slavno, una ciudad donde la luz brilla tanto que hace mal a los ojos. Esa es la primera rareza de la película de Rit: que la inquietud, la sospechaesa y la incertidumbre (las grandes líneas de que la animan) no irrumpen de noche, a traición (en callejones oscuros y sórdidos) sino a pleno sol, en el paisaje transparente de una ciudad de tarjeta postal como efectos colaterales del calor del verano o del aburrimiento.Village in the Snow es una historia de fijaciones múltiples y encadenadas: la historia de un Nerd que se obsesiona con una chica, de un chico que, a su vez, se obsesiona con el nerd obsesionado con la chica y de la chica que, a su vez, se obsesiona con los chicos obsesionados con ella. Un thriller de voyerismo y acoso que Martín Rit filma con un ojo preciso, desafectado, con un pie en David Lynch y otro en Erich Rommer y que protagonizan tres freaks emocionales donde cristalizan los tics de toda una generación: el tedio, la apatía, el ensimismamiento y una filosofía erótica que encuentra su máxima fuente de goce en la mirada y en la distancia.
Un chico aparece en una plaza, es pelirrojo, tiene unos veinte años, cara de lento y un aire entre rencoroso y necesitado. Mira a su alrededor como buscando algo o a alguien. Ve gente tirada en el pasto, chicos que charlan, parejas. Se detiene por fin en una chica que lee sola en un banco, una chica que lleva el pelo atado, tiene una pollera corta, lindas piernas y masca un chicle. Es ella. Lo sabemos por la cara del chico, que queda como flechado por esa boca pequeña, un poco desdeñosa, donde asoma cada tanto una víspera distraída de globo. Así empieza Village in the Snow de Martin Rit, como una película de suspenso, de amor o de crimen. Pese a lo que promete el título “Pueblo en la nieve” estamos aquí en pleno verano y todo sucede en el sur de Francia, en Slavno, una ciudad donde la luz brilla tanto que hace mal a los ojos. Esa es la primera rareza de la película de Rit: que la inquietud, la sospechaesa y la incertidumbre (las grandes líneas de que la animan) no irrumpen de noche, a traición (en callejones oscuros y sórdidos) sino a pleno sol, en el paisaje transparente de una ciudad de tarjeta postal como efectos colaterales del calor del verano o del aburrimiento.Village in the Snow es una historia de fijaciones múltiples y encadenadas: la historia de un Nerd que se obsesiona con una chica, de un chico que, a su vez, se obsesiona con el nerd obsesionado con la chica y de la chica que, a su vez, se obsesiona con los chicos obsesionados con ella. Un thriller de voyerismo y acoso que Martín Rit filma con un ojo preciso, desafectado, con un pie en David Lynch y otro en Erich Rommer y que protagonizan tres freaks emocionales donde cristalizan los tics de toda una generación: el tedio, la apatía, el ensimismamiento y una filosofía erótica que encuentra su máxima fuente de goce en la mirada y en la distancia.