Director: Wolf Rilla
Supongo que debería hacer un pequeño ejercicio de comparación cuando hable de estas películas. No comparé, por ejemplo, "The Thing from Another World" con "The Thing" (la de Carpenter). A lo mejor estoy esperando a ver la otra que hicieron para elaborar una mirada más completa. El caso es que "Village of the Damned" es una película inglesa del año 60 que, curiosamente, Carpenter también se encargó de rehacer décadas más tarde, específicamente el '95. Aquella película no me gustó mucho, aunque ciertamente es imposible negar los dotes para el suspenso de Carpenter, un verdadero genio y maestro en la materia. Lo que recuerdo es que las buenas, intrigantes y sugerentes escenas de suspenso se alternaban con pirotécnicas secuencias de acción que poco invitaban al entusiasmo, sin mencionar que Carpenter abría notoriamente un flanco que luego no abordaría como se esperaba en un inicio, y me refiero al carácter inhumano y puramente malvado de esos chicos rubios de ojos extraños, instalando la reflexión de si es posible enseñar la humanidad, la moral, qué sé yo. Al final el suspenso daba paso a la acción exagerada y a un entramado argumental que devenía en despropósito (recuerdo la sensación de pensar "¿qué demonios está pasando?"), forzado y abrupto y hasta inverosímil. En conclusión, vista la película de Wolf Rilla, no fue el de Carpenter un gran aporte: sólo agregó las escenas de acción que acá se ahorran (explicando de manera precisa el porqué) y, si mal no recuerdo, alguna rencilla interna entre los poderosos niños, porque lo demás, prácticamente todo, queda igual.Lo cierto es que una historia como esta tiene hartas posibilidades. Está, claro, el aspecto "catastrófico": el caer desmayado de la nada, el que nada "tenga vida" en determinado radio durante determinado lapso, las autoridades haciendo reuniones para descifrar qué ocurre y qué acciones tomar. A Shyamalan le encantaría. Está, también, el delicioso aspecto melodramático, el estudio de personajes, el retrato de un grupo de personas sometida a la sorpresa de lo extraordinario y lo inexplicable, cuyas relaciones se ven alteradas por sucesos que exceden la lógica. Está, desde luego, el aspecto que casi todo el mundo conoce: el de los muchachos malvados de ojos llamativos que pueden hacer cosas malas sólo con su mente. El estado de impotencia y futilidad de los adultos, que nada pueden hacer ante tanto poder concentrado en tan "inocentes" portadores, y su aún mayor estado de estupor ante la frialdad y violencia con que éstos actúan.La película de Wolf Rilla, aunque transite por varias tramas o posibilidades (no es ninguna sorpresa que los chicos raros recién aparecen poco después de la media hora de metraje), y aunque suene algo extraño decirlo, es una película que va directo al grano, que no se ramifica, que a lo más complementa, como acotación, una que otra observación moral y social, como la necesidad de enseñarles moral a los chicos o cómo reaccionan ciertos maridos (y las propias mujeres, claro) ante los repentinos embarazos de sus señoras (a las que seguramente no han tocado en meses los grises sujetos). Lo central, supongo, es el misterio y las múltiples formas en que se presenta. La paranoia. La extrañeza. El miedo. La indefensión. Todo muy bien logrado de inicio a fin. Lo mejor, desde luego, son las escenas de los chicos, con esas impasibles caras que ponen, y la música, y la escena del "muro mental" (tensión pura y dura), y los adultos sin poder hacer nada...
Si quieren ver una buena película de terror, bien hecha, con buenos personajes, buen suspenso y terror, buena historia (precisa, concisa), acá la tienen, y es superior al remake de Carpenter, hay que decirlo. Por lo demás, ¿cómo demonios no sentir, cuanto menos, escalofríos, con la presencia y el semblante severa y cruelmente aristocrático de estos chicos?