Me gustan los malos. Y las malas. Los de pacotilla no. Esos me dan risa. Yo me refiero a esos que hacen que se te dilaten las pupilas, te tapes los ojos y pienses “ésto no puede acabar bien”. Acaba bien, siempre, o casi siempre. Pero esos malos malísimos te hacen dudar, te hacen creer que ellos vencerán. Y estaría bien que lo hicieran. No, no me miréis así. No estoy grillada (un poco, sólo). Entendedme, me gustan los finales felices y que se empachen a perdices pero también me gustan esos finales desgarradores, decisivos, reales, en los que los malos ganan. Hay malos porque los tiene que haber, son los antagonistas.
Necesitamos villanos. Necesitamos que las cosas se pongan chungas. No puedo evitar reírme cuando en muchos libros intentan justificar al malo a través de su pasado y todo lo que le ha llevado hasta ser como es, lo leo y siempre pienso lo mismo ¿No puede ser malo porque sí y punto? ¿Siempre tiene que haber un porqué? ¿Por qué? Quiero malos, quiero malos de verdad y no los quiero como complemento, los quiero como protagonistas. Quiero una protagonista que sea retorcida y mala hasta decir basta.
Quiero estar en el otro lado de la historia, quiero perder, quiero reírme de los buenos y de sus “no haremos trampas, somos mejores que ellos”, quiero acariciar a mi gato mientras río como nunca, quiero estar en el lado de los que nunca se recuerdan. No me vale un Dexter con un “sólo mato a malos”, no me vale Gru porque ese no es villano. Quiero, que digo quiero: NECESITO un malo de verdad, que haga daño a “buenos”, con el que sea imposible empatizar, que me de miedo hasta leerle por si le da por salir de las páginas e ir a por mí. No quiero malos atormentados, ni que cambien por amor, ni que duden de su condición de malos, quiero malos malísimos, que luchen porque crean en su parte de la historia, que no estén de acuerdo con el bien, que deseen, que envidien, que odien, que no sean perfectos, que sean reales. Quiero meterme en el otro lado de la historia. No me malinterpretéis: no quiero malos que no tienen ni medio cerebro. Quiero malos inteligentes, audaces, que crean en lo que hacen. No me valen malos de esos que sodomizan y le dan duro una y otra vez a la chica, que eso no es ser malo, eso es ser un pervertido. Yo quiero a mi malo con su plan perverso montado, con sus artimañas, con su escasez de sentimientos y con el típico tópico túpico esbirro tontín.
Que no, que no soy una psicópata, que los buenos son buenos porque leemos su parte de la historia, pero nos queda la o
Todo este tochazo sin sentido viene porque quiero cambiarme de bando, quiero leer a un malo y, o no hay muchos malos protagonistas, o Google me ha engañado. He encontrado los libros de Artemis Fowl y sí, el prota es villano. Un villano jovencito y que no creo que tenga mucha ironía y perversidad y seguramente acabe siendo bueno, pero algo es algo. Venga, iluminadme perdid@s:
¿Os gustan los malos? ¿Os quedáis con los buenos? ¿Alguna historia donde el/la protagonista sea malo, malísimo?
Maisha